En diálogo
con Sirel, Luis Santos, secretario general
del Sindicato de Trabajadores del Instituto
Nacional Agrario (SITRAINA), explicó que
atacando al Sindicato y al Instituto, el
gobierno pretende vaciar de contenido la Ley
de Reforma Agraria.
-¿Cuál es el problema que están enfrentando
en este momento?
-El gobierno presidido por José Manuel Zelaya Rosales
no tiene voluntad política de dotar con
recursos económicos suficientes al Instituto
Nacional Agrario (INA), por lo que
nosotros tememos que se trate de una
estrategia de liquidación de la institución.
Desde agosto pasado el presupuesto del
INA está colapsado, y no hay dinero
suficiente para hacer frente al pago de los
sueldos de los funcionarios, mucho menos
para realizar el trabajo concreto de
asesoramiento a los campesinos. Lo que es
peor, en lugar de procurar los fondos
necesarios para mantener a flote esta
estructura imprescindible para el país, el
gobierno propone despedir a 300 funcionarios
y ahorrarse sus salarios, cuando en realidad
eso equivaldría al desmantelamiento del
INA.
-¿Por qué el gobierno tiene esa intención?
-Porque la política agrícola está siendo digitada por los
organismos financieros internacionales y los
grandes terratenientes que no están
interesados en el desarrollo de la reforma
agraria. La desaparición del INA
implica que los campesinos perderán una
herramienta esencial en la ejecución de lo
estipulado por la Ley de Reforma Agraria.*
Esto conviene a los intereses de los grandes
terratenientes y de los inversores
extranjeros ávidos de tierra.
-¿Cuál es el cometido del INA?
-Según su mandato, debe ser la institución encargada de
realizar el proceso de cambio que señala el
artículo primero de la Ley de Reforma
Agraria. Es el organismo ejecutor de la
política agraria nacional y el que brinda
asistencia técnica a los campesinos de
Honduras, ya sea que estén organizados
en grupos, cooperativas y también a
productores individuales.
-¿Qué acciones han emprendido?
-Estamos esperando el resultado de una gestión que hemos
hecho ante el Ministerio de Finanzas
solicitando que se destinen fondos para
restablecer la normalidad en el INA.
Si no obtenemos satisfacción, entonces
estamos dispuestos a iniciar otro tipo de
acciones junto a los campesinos, quienes se
verán muy perjudicados si el Instituto
desaparece o queda reducido a una
representación meramente formal. Por eso
estamos lanzando un alerta llamando a la
solidaridad internacional, porque es mucho
lo que se está jugando en esta oportunidad,
tanto para los trabajadores del INA
como para el campesinado hondureño.
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