El pasado
viernes 21, sin previo aviso, la transnacional cerró su planta en Montevideo.
Inmediatamente el Sindicato Autónomo Tabacalero (SAT) ocupó la fábrica. Sirel
dialogó sobre estos hechos con Mario De Castro, vicepresidente del Sindicato.
-El cierre de Philip
Morris tomó por sorpresa a todos…
-A todos, es verdad: a
los trabajadores, al gobierno, a la
Asociación de Fabricantes e Importadores de Tabacos y Cigarrillos
(AFITyC) y al propio Sindicato.
Este cierre repentino
de Philip Morris cayó como un balde de agua fría. Gerardo Pereira,
Alvaro Lesci y Juan Giovanetti, respectivamente secretario
general, secretario de Organización y de Prensa y Propaganda del SAT, que
trabajan en Philip Morris, no sospecharon nada hasta que se produjo el
cierre.
De esta forma Philip
Morris violó el Convenio Colectivo y desconoció el ámbito de negociación
entre el Sindicato y la AFITyC, que tiene más de 50 años de historia.
-Un proceder al que Philip
Morris ya nos tiene acostumbrados…
-Sí, en varios países
ha actuado de igual forma, cerrando fábricas de la noche a la mañana y dejando a
cientos de trabajadores en la calle.
-Así que el Sindicato
se enteró del cierre a través de la prensa…
-Así es. Y no lo
podíamos creer. La planta fue ocupada inmediatamente y al otro día llegaron los
trabajadores de la empresa de limpieza, y claro está, tampoco sabían nada. El
viernes y el sábado llegaron camiones con insumos de Brasil. Se enteraron
por nosotros que la planta había sido cerrada y tuvieron que regresar con su
carga… ¡Una desprolijidad absoluta!
-Philip Morris ha
publicado que se va, pero no es verdad.
-Es cierto. Hay que
dejar en claro una cosa: Philip Morris cerró la fábrica, deja sin empleo
a 46 trabajadores de planta afiliados al Sindicato y a varios administrativos,
pero sus cigarrillos los seguirán vendiendo en Uruguay.
-¿Qué acciones llevará
adelante el SAT en los próximos días?
-El SAT va a
defender su dignidad. Philip Morris actuó como si el Sindicato no tuviese
experiencia y eso le va a costar caro, carísimo.
La empresa
subestimó nuestra capacidad de lucha, y eso es un gran error.
Tenemos confianza en
que, junto a los sindicatos que conforman la Confederación de
Federaciones y Sindicatos de la Alimentación (COFESA) y a la UITA,
vamos a dar una digna lucha. La comunidad internacional sabrá que a pesar de
ser chicos, somos combativos y sabemos muy bien qué hay que hacer.
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