Con más de
50 años de existencia en Argentina, Arcor es hoy el primer productor
mundial de caramelos y el principal exportador de golosinas de
Argentina, Brasil y Chile. A través de Bagley Latinoamérica (fusión
con Danone), es el mayor productor de galletas de América del Sur.
Actualmente también exporta a Estados Unidos y su desarrollo parece
no tener límites. El Grupo oficialmente dice que con esta expansión
“promueve fundamentalmente el progreso de su gente, su capital más
valioso”, slogan que no está en consonancia con los hechos. La
semana pasada se suscitó en una de sus principales plantas, en
Caroya, Córdoba, un conflicto que movilizó a sus casi 800
trabajadores y logró torcerle el brazo a la empresa que pretendía
implantar el régimen del cuarto turno en todas las líneas de
producción. Sobre este valioso triunfo Sirel conversó con el
Secretario Adjunto de la Federación de Trabajadores de la Industria
de la Alimentación (FTIA).
-¿Cuántos trabajadores
tiene Arcor en Argentina?
-Con la incorporación de
Danone suma 17.500 trabajadores en todo el país y posee
27 plantas industriales en Argentina, que junto a las de Brasil, Chile y
Perú totaliza 35 en el continente. En la planta de
Arcor Caroya, en la
Provincia de Córdoba, una de las principales y más modernas, se produce
chocolate y la plantilla es de casi 800 trabajadores.
-¿Por qué se generó este
conflicto?
-El conflicto tiene su origen en el tema del cuarto turno y
viene de mucho tiempo atrás. El gremio siempre se opuso a la imposición del
cuarto turno pero en la época de crisis económica más grave (1999-2001),
como sindicato negociamos un adicional extra para los compañeros que en ese
momento compensaba parte de las horas extras que dejaban de percibir por el
trabajo de los sábados y los domingos.
Esto funcionó y quedó un acuerdo, desde aquel entonces hasta
ahora para una sola línea de producción, la del chocolate Bon o Bon. Ahora,
años después, la empresa pretendía incorporar desde el 20 de febrero el
cuarto turno en todas las líneas de producción, su propósito era extenderlo
a toda la planta.
Ante esto realizamos varias asambleas. La postura del gremio
siempre fue resistir esa imposición, pero si no quedaba otra alternativa,
los compañeros estaban decididos a negociar un adicional que compensara la
cantidad de horas extras que se dejaban de percibir.
El adicional que la empresa ofrecía era de 330 pesos (108
dólares), muy lejos de los 770 pesos (252 dólares) que los compañeros
pretendían, equivalentes a 48 horas extras pagadas al 130%, que variaba de
acuerdo a la categoría de cada trabajador.
-¿En qué consistía
específicamente la implantación del cuarto turno?
-Es
un sistema que pretendían imponerlo en todas las plantas que producen
chocolate y consiste en que cada compañero debe trabajar en régimen
cíclico de 7-2, 7-2 y 7-3, esto es: 7 días seguidos de trabajo y 2 de
descanso, nuevamente 7 por 2 y finalmente 7 días seguidos y 3 de descanso,
repitiéndose la secuencia. Con este sistema el trabajador llega a tener un
fin de semana libre al mes y debe trabajar hasta los feriados.
Para la empresa las ventajas son que la línea no para de
producir a lo largo de las 24 horas del día, con lo cual obtiene un volumen
de producción y de ganancias mucho mayor. Ellos pretendían que la gente
sacrificara su descanso de sábado y domingo, aumentar la producción,
aumentar la ganancia y pagarle un pequeño adicional por el cuarto turno que
no compensa las horas extras. Si la empresa tuviera que pagar las horas
extras por trabajar sábado y domingo el monto sería muy superior a lo que
ofrece por el cuarto turno.
-¿Qué acciones se
implementaron?
-Cuando la empresa anunció hace 15 días que comenzaría con el
cuarto turno en todas las líneas, empezamos una fuerte movida de discusión
en asambleas con los compañeros y compañeras dentro de la planta hasta que
se decidió el inicio de medidas de fuerza a partir del miércoles 15 de
febrero. Fueron paros y asambleas de una hora por turno, en los 3 turnos de
producción. Trabajamos con un cuerpo de 14 delegados y realizamos asambleas
permanentes con ellos, y estos a su vez con los compañeros en fábrica
explicándoles las pérdidas para los trabajadores.
Los paros se hicieron de 13 a 15 horas, aprovechando la
última hora de salida del turno matutino y la primera hora de entrada del
turno siguiente, de esa forma teníamos parada la planta por dos horas y
significaba dos o tres horas más para poner en funcionamiento toda la
maquinaria de la planta. Así los compañeros afectaban solamente 1 hora de su
trabajo pero a la empresa le significó, en algunas líneas, cinco horas
más en su puesta a punto para producir.
Cuando comenzamos con los paros el miércoles 15, la empresa
ejerció presión con todos sus jefes en las líneas y en las puntas de líneas
de producción intentando que los compañeros no pararan. Paralelamente,
nosotros fuimos moviendo la asamblea por todas las líneas donde quedaban
compañeros y quebramos esa resistencia empresarial logrando paralizar la
planta totalmente. El jueves 16 por la tardecita luego del último paro, la
empresa nos llamó y oficialmente nos comunicó que levantaba todos los
cuartos turnos. Fue una pelea dura, la empresa presionó todo lo que pudo,
amenazó con despidos y suspensión pero eso no cuajó.
Ante esa presión los compañeros querían parar 8 horas.
Nosotros fuimos regulando el conflicto y afortunadamente el plan de la
empresa quedó sin efecto rápidamente. Eso no significa que no lo vuelvan a
intentar, por lo que estaremos atentos.
-¿Cómo se tomó esta
victoria por parte de los compañeros?
-El viernes realizamos una asamblea con los compañeros del
turno de la mañana y otra con los de la tarde, cerca de 600 trabajadores y
trabajadoras, donde pudimos evaluar que están muy contentos. Ellos lo
tomaron como un punto de inflexión, ya que en toda la época de crisis la
empresa había logrado imponer estos sistemas de trabajo por la necesidad de
la gente. Hoy los trabajadores y trabajadoras verdaderamente están muy
contentos y esto para nosotros como sindicato significa una fuerte
consolidación ante Arcor.
Rubén Yizmeyián
© Rel-UITA
20 de febrero de 2006
*
Secretario General del Sindicato Trabajadores de la Industria de la
Alimentación, (STIA-Córdoba), Secretario Adjunto de la Federación
Trabajadores de la Industria de la Alimentación (FTIA) y Secretario Adjunto
de la Confederación Argentina de Sindicatos de la Industria de la
Alimentación (CASIA).