En los últimos dos
años la UITA ha efectuado varias campañas internacionales respaldando la
lucha de la seccional del SICO en Carepa, que representa a los trabajadores
y trabajadoras de Coca Cola en la región bananera de Urabá. Al principio de
este año se iniciaron las negociaciones del nuevo Convenio Colectivo. Un
proceso conflictivo que la unidad del sindicato y la solidaridad
internacional lograron destrabar conquistando inéditos beneficios. Luis
Alejandro Pedraza, presidente del SICO y de la Unión Agroalimentaria de
Colombia (UNAC), detalló a Sirel el proceso negociador y sus resultados.
-¿Qué tiempo insumieron las negociaciones?
-La legislación colombiana contempla tres etapas
para la negociación colectiva. La de arreglo directo, que consiste en 20
días calendario, prorrogable a otros 20 días si hay acuerdo entre las
partes. Luego está la etapa de prehuelga, de diez días, en la que se puede
seguir negociando, y luego viene la huelga que contempla 60 días, donde
también se puede negociar. En nuestro caso se consumieron los primeros 20
días y hubo un acuerdo de prórroga de otros 20. La firma del Convenio,
entonces, demandó 40 días de negociación.
-¿Cómo evalúas el proceso negociador?
-Fue un proceso muy interesante, donde estuvieron
en debate dos tesis opuestas. La tesis de la empresa Bebidas y Alimentos de
Urabá de promover la tercerización y la flexibilización de la Convención
Colectiva, que es la misma que esgrimen
FEMSA y
Coca Cola Company; y la
tesis de la UNAC, el SICO y la UITA, que pasa por consolidar la estabilidad
laboral de los trabajadores y trabajadoras a través de los Convenios
Colectivos, y por esa vía blindar la organización sindical.
En ese orden de ideas, el papel de la UITA frente
a Coca Cola fue
fundamental, porque ese sindicato, en condiciones aisladas, sin hacer parte
de una estructura internacional, ya habría desaparecido.
-¿Cuáles fueron los puntos más calientes
en la negociación?
-Los artículos referidos a la garantía sindical y
la estabilidad laboral. La empresa denunció esos artículos ante el
Ministerio de Trabajo, y en su contrapropuesta al pliego presentado por el
sindicato demandó eliminar esos artículos de la Convención con la finalidad
de fortalecer la política de tercerización. Por eso mismo, la mayor parte de
la negociación giró en torno a esos temas. Cuando la empresa desistió de su
pretensión de eliminar esas garantías fundamentales para la acción sindical,
la negociación se facilitó.
-Coca Cola Urabá ha hecho hincapié en esas
modificaciones desde la pasada negociación, y la gerencia ha sostenido una
actitud de confrontación constante con el Sindicato por esos artículos.
-Es que la empresa está influenciada por la
posición que implementa Coca Cola en nuestro país y en buena parte de la
región, por eso maneja el mismo lenguaje y tiene esa actitud que tú señalas.
-Además del mantenimiento de esas
cláusulas, la negociación resultó muy exitosa en el aspecto económico.
-Sin dudas. Logramos romper la barrera impuesta
al mercado laboral donde la política es tener en cuenta el IPC –que en
Colombia se sitúa entre un 4 y 7%– y sobre eso otorgan uno o dos puntos en
porcentaje. El común de las negociaciones colectivas en el sector bebidas
produjo un incremento salarial que ronda el 6,5 o 7% como máximo. Nosotros
logramos un aumento de 12%. En el aspecto social hubo un avance importante.
En Urabá hay una situación caótica en materia de asistencia médica. Es así
que muchas cirugías y el tratamiento de algunas enfermedades debe realizarse
en Medellín, que queda a 14 horas de automóvil. Se estableció que en esos
casos que afecten a trabajadores o familiares, la empresa asume los costos
de traslado aéreo y aporta un viático para un acompañante durante ocho días.
Esto soluciona un grave problema para los trabajadores.
Otro aspecto importante que se destaca en el
Convenio es que si se decide vender la empresa, los trabajadores preservarán
el Convenio Colectivo y la prevalencia de la organización sindical. Esa
fórmula hace parte del Convenio que la UITA suscribió con
Chiquita Brands, lo que en
Colombia permitió el mantener unos 2.600 puestos de trabajo e igual número
de afiliados a SINTRAINAGRO cuando la transnacional se retiró de la zona de
Urabá. En nuestro caso, si la empresa es adquirida por ejemplo por
FEMSA, esta compañía deberá
respetar al Sindicato y la Convención Colectiva.
-En un país donde los convenios colectivos
están en vías de extinción, ¿cómo es que el SICO logra tales conquistas?
-La gran preocupación que existe en la UITA y en
los sindicatos es la problemática que instalan los procesos de tercerización,
y en eso estamos trabajando. La empresa arremetió contra la estabilidad
laboral y la autonomía sindical, y al ser derrotada en esos aspectos llegó
en condiciones frágiles al terreno económico.
No obstante, esto es el resultado de un trabajo
que iniciamos hace unos cuatro años mediante el cual fuimos consolidando la
organización. El pasado año, en el marco del proyecto que la UITA tiene con
la Lo-Tco de Suecia, realizamos varios Círculos de Estudio y un seminario
sobre negociación colectiva, para que la Junta Directiva estuviera en
condiciones de asumir el proceso de negociación. A través de estas
actividades, también logramos concientizar al grueso de los trabajadores y
trabajadoras, para que apoyaran la lucha en defensa del Convenio. Desde esos
espacios la Junta Directiva y la base estuvieron conscientes de lo que
estaba en juego, máxime cuando por la vía unilateral la empresa había
impuesto la tercerización violando la Convención. Al verse amenazados por la
tercerización, y con el ejemplo que tuvieron de dos dirigentes del Sindicato
cuyos contratos fueron cancelados, pero que luego logramos que fueran
readmitidos, los trabajadores estaban alerta y dispuestos a unirse en torno
a la defensa del Convenio.
-Otro elemento coadyuvante fue la
solidaridad del Sindicato de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO).
-La presencia de SINTRAINAGRO jugó desde el punto
de vista geopolítico. Los trabajadores bananeros representan el 70% del
consumo de bebidas en la zona, y en cada una de las fincas hay un centro de
distribución de refrescos. Una alianza estratégica entre el SICO y
SINTRAINAGRO para bloquear el consumo sería un golpe muy fuerte a las
finanzas de Coca Cola.
-Corrobora lo que dices que, en el marco
de la negociación de su Convenio Colectivo, después de los 15 días huelga de
trabajadores bananeros en 2005, Coca Cola necesitó cuatro meses para
restablecer su promedio de ventas.
-Cuando firmamos nuestra Convención se daba
inicio al proceso de negociación entre SINTRAINAGRO y el gremio bananero, y
la gerencia de la empresa auguró un buen desenlace a ese proceso, porque
como tú señalas, en la pasada huelga las ventas disminuyeron en un 70 por
ciento.
-¿Cómo evalúas el respaldo de la UITA?
-¡Fue determinante! La negociación contó con un
respaldo que provino con mucha anticipación. Porque en el marco de las
reuniones con Coca Cola Company
con miras a suscribir un convenio con la UITA, la problemática del SICO en
Urabá estuvo presente en todas las agendas. La Secretarías General y
Regional de la UITA siempre manifestaron su preocupación y decisión
inquebrantable de apoyar a su afiliada. Esta actitud blindó el proceso de
negociación y fue decisiva. Y reitero, sin ese respaldo el Sindicato habría
desaparecido hace tiempo.
-Por último, a la luz de todos estos
beneficios arrancados a la empresa, ¿se seguirá insistiendo en que el SICO
en Carepa, Urabá, es un club de amigos vendidos a Coca Cola?
-Este ha sido un triunfo de la UITA en su
conjunto. Y el nuevo Convenio es una respuesta política a aquellos que
manifiestan que la dinámica sindical de nuestra Internacional es equivocada.
No sé qué debate se va a despertar con este
Convenio, no sé qué podrán decir quienes han señalado al SICO como un
sindicato proclive a los intereses patronales. Conquistamos este Convenio
porque siempre hemos asumido una actitud clara y determinada en defensa de
los intereses de los trabajadores y trabajadoras, y porque nuestra lucha
cuenta con una amplia solidaridad en Colombia y en el mundo a través de la
UITA.
En
Bogotá, Gerardo Iglesias
© Rel-UITA
5 de abril
de 2006
Volver
a Portada