Convocados apenas asumido el nuevo gobierno en
Uruguay, los Consejos de Salarios están culminando su labor.
Roque Apecetche y José Oxley, presidente y secretario
general del Sindicato de Obreros de Norteña (SOEN)
respectivamente, evalúan a continuación el funcionamiento de
estos espacios de negociación tripartitos.
-¿Qué dificultad tuvo la negociación en el sector bebidas,
especialmente para los trabajadores de malterías?
-Como durante años los Consejos no fueron convocados, en
este sector, como en otros, se habían dado negociaciones
exclusivamente por empresas, sin que la Federación se
hiciera presente. Eso significó que hubiera salarios
distintos y condiciones de trabajo distintas.
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Roque Apecetche |
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Al convocarse los Consejos de Salarios había sectores con
niveles de organización muy bajos, muy desestructurados.
Particularmente entre los bodegueros y los licoreros.
-De parte de las empresas también hubo cambios en estos
años...
-Se dio una situación muy particular, ya que la
transnacional AmBev
tiene el monopolio en prácticamente toda la bebida,
excluyendo sólo a
Coca Cola.
En nuestro caso nos tocó un grupo con los compañeros de MUSA
(Maltería Uruguaya Sociedad Anónima) y de Maltería Oriental
de la ciudad de La Paz, en el departamento de Canelones, una
empresa de capitales chilenos. Hay que tener en cuenta que
venimos de una experiencia muy traumática como fue el cierre
de la planta cervecera en la ciudad de Paysandú, y que
habíamos luchado muchísimo para mantener esa planta abierta:
nos implicó hacer convenios en los que acordamos reducciones
horarias, pasando a 36 horas semanales, habíamos renunciado
a parte de nuestro salario por la vía indirecta de la
reducción horaria y también por la vía directa de firmar
convenios por debajo de la inflación pasada, siempre con el
objetivo de mantener las fuentes de trabajo y la fábrica
cervecera abierta.
Poco después de comprar la firma Norteña, tradicional en el
Uruguay, AmBev decidió cerrar la cervecería y eso nos llevó a un
largo conflicto. No logramos mantener la fábrica abierta,
pero sí que las familias que dependían directamente del
sindicato de Norteña, vieran solucionado, mediante distintas
alternativas, el tema del trabajo. En esas condiciones
llegamos a la negociación. Con diferencias salariales
notorias.
-¿Qué resultados se obtuvieron?
-Logramos regularizar categorías. Teníamos unos cuantos
compañeros con categorías definidas en la época en que
trabajábamos para la cervecería, por lo que hubo que reducir
la pirámide. Conseguimos reubicar a los compañeros en las
categorías que corresponde y también equiparar los niveles
salariales según los mejores salarios del sector. Se obtuvo
igualmente el pago de la cuota de emergencia móvil para el
núcleo familiar, con hijos hasta 18 años.
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José Oxley |
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Alrededor de 30 compañeros van a tener un aumento por la
redefinición de categorías. En la pauta salarial general,
punto en que las empresas estaban muy duras porque venían
dando únicamente el 100 por ciento de la inflación, se logró
un acuerdo con un punto de recuperación inmediato y otro a
partir de enero.
-¿Cuál es la valoración general que ustedes hacen de toda
esta negociación?
-Fortalecimos los lazos con los compañeros de las otras
plantas, acordando políticas generales para el sector y
demandas a presentar en forma conjunta. Haciendo una lectura
general del proceso, que no puede ser solamente política ni
solamente económica, ha sido muy interesante.
Para nosotros lo más importante de esta etapa de negociación
es el avance político, en términos de crecimiento de la
organización, por el incremento del número de compañeros
organizados y por la recuperación de organizaciones en
sectores en los que no las había o estaban muy debilitadas.
Nos queda por delante un trabajo duro de ajuste de las
tareas de los compañeros a las nuevas categorías, pero en
definitiva ha habido un avance.
Para el SOEN ha sido un esfuerzo muy grande: debimos al
mismo tiempo discutir un convenio con la empresa que diera
garantías de preservar los puestos de trabajo y mejorar las
remuneraciones, y por el otro seguir las negociaciones en el
Consejo de Salarios. En cierto momento hubo compañeros que
plantearon dejar alguna de las cosas de lado y abocarnos a
una de ellas con todas las fuerzas del sindicato, pero la
directiva decidió hacer el mayor esfuerzo para asumir ambos
compromisos. Se demostró que esa postura rindió sus frutos:
la equiparación con las otras empresas significa mejoras
importantes para el 30 por ciento de los trabajadores de
Paysandú.
Ariel Celiberti
© Rel-UITA
12 de setiembre de 2005