Vagner Freitas es el actual secretario de Administración y
Finanzas de la Central Única de Trabajadores (CUT), y ya se
sabe que será su próximo presidente en el Congreso Nacional
que se realizará este año. Vagner participó en el Seminario
Internacional de Trabajadores del Sector Avícola realizado
recientemente en Serafina Corrêa, donde habló acerca de las
luces y sombras de las administraciones del PT, de lo
realizado a favor de la clase trabajadora y de lo que aún
falta.
-¿Cómo evalúas la labor de la CONTAC?
-La CONTAC es una de las confederaciones más activas
de la CUT y trabaja en un sector muy complicado como
es el agroalimentario.
Hay varias empresas agroalimentarias brasileñas
que son líderes en el mundo, pero además de su tamaño se
caracterizan por su postura extremamente antisindical ya que
no están abiertas a procesos de negociación, e inclusive son
denunciadas por trabajo esclavo como sucede en el sector
pecuario o sucroalcoholero.
Son empresas que buscan achicar cada vez más el salario y
degradar las condiciones de trabajo para lograr mayores
ganancias. Por ello en este sector las enfermedades
profesionales son un problema serio, como en los
frigoríficos, donde la jornada y la intensidad del trabajo
afectan la salud de las trabajadoras y trabajadores. En este
plano, la CONTAC está realizando un excelente
trabajo.
-Nosotros estamos afiliados al concepto de que en Brasil la
democracia no llega a las unidades de producción…
-Eso lo dije en vuestro seminario. ¡Es así! Brasil
vive un buen momento económico, y somos participantes y
constructores de ese buen momento. En la CUT,
y en todos los movimientos sociales en general, sabemos lo
importante que ha sido para Brasil haber elegido a
Lula y ahora a Dilma como Presidentes.
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En Brasil, en el medio rural, los dirigentes
sindicales son asesinados por defender la
reforma agraria, por defender a los indígenas y
a las florestas. Hay listas negras y se asesina
por defender al desarrollo sustentable, por
impulsar un debate contra el agronegocio o por
respaldar a la agricultura familiar. Eso pasa
aquí, y hay que decirlo. |
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Este es un país conservador, un país con una elite
prejuiciosa, y nosotros logramos que representantes del
mundo del trabajo estén ocupando la Presidencia de la República,
pero también hay que decirlo: en Brasil no hay libertad
sindical.
En este país se persigue a los trabajadores y trabajadoras
que se asocian a un Sindicato y por eso son despedidos. En
Brasil hay trabajo esclavo, hay persecución contra
los dirigentes sindicales, una persecución al quehacer
sindical.
En Brasil, en el medio rural, los dirigentes
sindicales son asesinados por defender la reforma agraria,
por defender a los indígenas y a las florestas. Hay listas
negras y se asesina por defender al desarrollo sustentable,
por impulsar un debate contra el agronegocio o por respaldar
a la agricultura familiar. Eso pasa aquí, y hay que decirlo.
Pero también tenemos trabajo esclavo en la ciudad de São
Paulo,
donde hay ciudadanos bolivianos que trabajan en el centro de
la ciudad apenas por la comida y el alojamiento.
Por lo tanto, si bien haber elegido al presidente Lula
y a la presidenta Dilma fue importantísimo, y que más
de 30 millones de personas hayan salido de la línea de
pobreza es algo fantástico, tal vez el mayor logro haya sido
consolidar la autoestima del trabajador brasileño,
porque ahora sabe que nosotros tenemos para Brasil
una alternativa mucho mejor de la que tiene la burguesía.
Pero es solo un paso, pues estamos aún lejos de solucionar
todos nuestros problemas, y para eso debemos profundizar las
medidas contra la desigualdad social y buscar soluciones a
la
problemática sindical.
Lo que tenemos hoy es un país que va a pasar a ser la quinta
economía del mundo, pero está ubicado en la posición 70 en
términos de distribución.
-Volviendo a la problemática sindical, podemos decir que las
centrales sindicales logran ingresar a la Casa de Gobierno,
pero no a locales de trabajo…
-Eso es un problema grave. Y como decía antes: ¡Aquí no hay
libertad sindical!