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Enrique Ramos |
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(…) Desde hace varios años se ha ido imponiendo en todo el
mundo un nuevo proyecto económico llamado “Globalización”.
Nuestro país no ha estado exento a este fenómeno que afecta
directa y sistemáticamente todos los aspectos de la vida
nacional.
Por lo que respecta al campo laboral, que es lo que nos
interesa directamente, hemos ido descubriendo un panorama
cada día más difícil para cualquier organización sindical.
Esta situación se caracteriza por una campaña permanente
para desestabilizar y destruir a los sindicatos sin importar
su tamaño o su trayectoria, promoviendo campañas de
desprestigio a los cuadros dirigentes de estas
instituciones, minando las conquistas sociales que los
trabajadores han obtenido a base de lucha y sacrificio,
debilitando o liquidando sindicatos con el pretexto de que
los trabajadores son el principal obstáculo para el
crecimiento de las empresas y hasta creando, a través de los
medios masivos de comunicación, un clima de linchamiento
general en contra de los líderes sindicales comprometidos
con el bienestar de sus agremiados (…)
(…) Otra evidencia de la descomposición del sistema social
de México originada por la voracidad del capital financiero
internacional es el desmantelamiento de la planta productiva
del país, generando como consecuencia un desempleo masivo y
endémico.
En
efecto, este fenómeno se había estado dando desde hace buen
tiempo, pero con la llegada del gobierno del cambio hace
poco más de cuatro años, la situación ha cobrado dimensiones
insospechadas llevando a un elevado índice de la población a
niveles de pobreza extrema que ofende y lastima hasta a los
más insensibles.
Lejos de haberse creado nuevos empleos para satisfacer la
demanda nacional, se ha creado un impresionante ejército de
desempleados que buscan en la economía informal una
alternativa de subsistencia; los adultos mayores de cuarenta
años son rechazados sistemáticamente de las fuentes de
trabajo; a los jóvenes se les exigen requisitos imposibles
de cumplir; los egresados de las universidades caminan por
las calles dedicados a las ventas domiciliarias de libros o
productos chatarra y a los pocos afortunados de contar con
un empleo se les retribuye con un salario injusto muy por
debajo de los mínimos necesarios.
A
los trabajadores azucareros se nos quiere conducir hacia ese
mismo destino. Frecuentemente se nos amenaza con el cierre
de ingenios o con la reducción drástica de plazas. Pero ante
una embestida de estas magnitudes el Sindicato Azucarero se
ha mantenido firme en su propósito de defender tanto la
permanencia de las fuentes de trabajo como el derecho de los
agremiados a contar con un empleo digno y remunerativo.
Desde hace un buen tiempo que la clase privilegiada con la
expresa complicidad de algunos partidos políticos de extrema
derecha y enemigos implacables del proletariado mexicano se
han propuesto la aprobación de una nueva Ley Federal del
Trabajo destinada a la destrucción de las organizaciones
sindicales y con ello la imposición de reglas laborales que
garanticen una explotación de la fuerza del trabajo sin
límite alguno.
Al
darnos cuenta de este propósito, nos propusimos
desenmascarar tanto en el Congreso de la Unión como en los
foros donde hemos tenido la posibilidad de intervenir, las
intenciones criminales de la alta clase patronal y el grupo
de aduladores que se hacen llamar “intelectuales”.
Todos ustedes son testigos de una u otra manera, que en los
Consejos o Congresos que hemos llevado a cabo en los años
anteriores hemos rechazado las reformas a la Ley Federal del
Trabajo porque estamos convencidos que dañan seriamente las
conquistas y las justas demandas de los trabajadores (…)
Modelo Neoliberal en la
Industria |
El
Gobierno Federal, al privatizar la industria azucarera
nacional, entregó los ingenios a un grupo de industriales
totalmente inexpertos respecto a la agroindustria, aunque
convencidos defensores de los principios neoliberales. Con
ello abrió la puerta para que los ingenios del país
empezaran a vivir un cambio radical en su organización,
administración y funcionamiento.
A
partir de ese momento nos dimos cuenta lo que significa
vivir en carne propia la globalización, que antes la oíamos
sólo en los discursos.
En
la práctica hemos podido constatar que lo único que
pretenden es mayor rendimiento en la producción y en las
ganancias pero con el menor número posible de trabajadores
para lo cual se nos empezó a exigir la reducción drástica de
plantillas de personal condenando a miles de nuestros
compañeros al desempleo inclemente. Se nos ha querido
imponer como condición para que los compañeros conserven su
trabajo, que aceptemos sin reservas la reducción paulatina
de su salario hasta niveles de verdadera miseria.
Del mismo modo hemos podido comprender claramente los
alcances del neoliberalismo en nuestra agroindustria cuando
se empezó a organizar y conducir el proceso de producción
mediante la incorporación de la nueva tecnología desplazando
totalmente la fuerza de trabajo del hombre, su conocimiento,
su experiencia y lo que es más, su cariño por la industria a
la que ha entregado gran parte de su vida.
Todo esto nos fue orillando a una lucha desigual pero
verdaderamente encarnizada con la nueva clase industrial y
nos ha obligado a buscar nuevas herramientas que nos
permitan salir adelante defendiendo siempre los derechos
fundamentales de nuestros compañeros de base.
Situación de la
Industria Azucarera |
La
industria azucarera, sin incrementos espectaculares y más
bien con variaciones discretas en su nivel de producción se
ha mantenido a un nivel satisfactorio cercano a los cinco
millones de toneladas, los cuales sobrepasó en la última
zafra 2003-2004, en la que llegó a los cinco millones
veinticuatro mil toneladas, con un rendimiento en fábrica
superior a los once puntos porcentuales.
La
actual zafra, 2004-2005, nos indica al 30 de enero una
producción de un millón novecientas veinticinco mil
toneladas de azúcar y un rendimiento promedio de 10.57%, con
lo cual queda de manifiesto el compromiso que sentimos, que
tenemos y que cumplimos con la industria los trabajadores
azucareros del país.
Nosotros consideramos haber cumplido con la industria en
cuanto a esfuerzos aplicados en el proceso de elaboración de
azúcar y nos hace sentir insatisfechos el que a pesar de
ello la rama azucarera no salga del bache en que la han
recluido los diversos factores internos y externos que se
empeñan en afectarla.
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Integrantes del nuevo Comité Ejecutivo Nacional |
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Uno de esos factores es el Jarabe de Maíz de Alta Fructosa,
al cual me he venido refiriendo prácticamente en cada uno de
los informes que he rendido ante ustedes durante mi gestión
como Secretario General.
La
competencia desleal que significa su introducción y su
producción nacional a base de maíz importado de Estados
Unidos y subsidiado por su gobierno ha sido una de las más
serias dificultades con las que se ha encontrado la
industria azucarera nacional para su repunte.
Actualmente se cuenta con la aplicación del Impuesto
Especial sobre Producción y Servicios que aprobaron
diputados y senadores nacionalistas, interesados en proteger
a la industria.
Otro de los factores que ha venido a afectar a la industria
es el contrabando de azúcar proveniente de Centroamérica y
de Brasil, el cual se ha instalado ya como un parásito del
mercado nacional de azúcar.
Mientras las autoridades no se decidan a poner punto final
al comercio ilegal de azúcar en nuestro país, el futuro de
la industria penderá de un hilo porque agrava aún más la
crítica situación en que la colocó el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte al establecer en las llamadas
“Cartas Paralelas”, condiciones caprichosas y volátiles para
impedir que nuestro país pueda exportar excedentes
azucareros a Estados Unidos.
Nos preocupan estos dos enemigos de la industria azucarera y
hacemos las denuncias pertinentes ante los foros nacionales
e internacionales a nuestro alcance para exhibir ante el
mundo las condiciones adversas que se esconden tras los
flamantes acuerdos comerciales internacionales, los cuales
son vistos por nosotros como expresiones más de dominio que
de colaboración (…)
(…) Nuestro Sindicato consagra en los principios básicos de
sus Estatutos la conveniencia de establecer relaciones con
organismos de trabajadores de otros países, sobre todo
aquellos con los que nos identifica la misma problemática o
los mismos objetivos sociales.
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Gerardo Iglesias, Rel-UITA |
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Resalta entre estos organismos la Unión Internacional de
Trabajadores de la Alimentación y la Agricultura (UITA),
porque allí hemos encontrado desde hace mucho tiempo un
grupo de verdaderos amigos que comparten con nosotros su
experiencia, sus inquietudes y su amistad generosa.
De
tiempo en tiempo participamos en las asambleas o reuniones a
las que tienen a bien invitarnos. En esos foros
internacionales hemos levantado nuestra voz para denunciar
situaciones injustas que han amenazado la integridad de
nuestra Organización o de nuestras fuentes de trabajo. De
igual manera han servido para establecer vínculos de
colaboración con organizaciones sindicales relacionadas con
la industria azucarera en sus respectivos países y con
quienes hemos encontrado no sólo similitud en los problemas
sino también respaldo moral en la búsqueda de soluciones a
nuestros conflictos (…)
Estamos convencidos que la participación del Sindicato
Azucarero en este tipo de organizaciones ha sido benéfica y
constituye una magnífica oportunidad para nuestro desarrollo
institucional. Por eso reiteramos nuestro propósito de
mantener y fortalecer estas relaciones en la medida que lo
permitan las posibilidades de nuestro Sindicato (…)
Compañeras y compañeros Delegados:
En
un ejercicio de plena democracia sindical, la base azucarera
designó a cada uno de ustedes y los revistió de toda
autoridad, para asistir en su representación y para dar
validez al XXII Congreso Nacional Ordinario del Sindicato de
Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la
República Mexicana.
Pero este compromiso asumido libremente ante la Asamblea
Local, quedará no sólo inconcluso sino ineficaz si ustedes
no informan puntualmente a los compañeros de la base de cada
uno de los acontecimientos de este trascendental evento.
Por tal motivo considero de suma importancia aprovechar la
parte final de mi informe para proponer a la Soberanía de
este Congreso, y por su conducto a todos los compañeros de
nuestra gran Organización, un mensaje de aliento, de
esperanza, que nos permita aspirar siempre a ser uno de los
Sindicatos más importantes de México (…)
(…) Para todo el Comité Nacional siempre hubo un gran
objetivo que fue nuestra guía de acción y lo fue el
compromiso expreso de cuidar a toda costa el prestigio de la
organización y la integridad de nuestro Contrato Ley.
Y
es que ningún otro objetivo podía ubicarse por encima de
éste.
Así como a nivel mundial las fuerzas capitalistas en su
versión financiera y global siguen dominando y avasallando a
las naciones y a los conglomerados humanos más débiles, así
en el medio productivo nacional el sector capitalista
insiste en llevar a los trabajadores a un mínimo salarial de
subsistencia y de miseria.
Para ello se valen de todos los medios, incluso de
legisladores y dirigentes de partidos que, fieles a la
recomendación del neoliberalismo promueven, proponen y
defienden los cambios en las leyes laborales. Quieren
imponer una Ley Federal del Trabajo que desprecie los
derechos del trabajador y que defienda los del capital.
En
ese sentido nuestro Sindicato siempre reprobará leyes que
afecten al trabajador y luchará a toda su capacidad por
mantener vigente el Contrato Ley que rige sus relaciones de
trabajo. La defensa de este ordenamiento legal no será tan
solo una prioridad, sino la prioridad esencial de nuestra
lucha.
Los derechos de los obreros azucareros, al igual que el
patrimonio colectivo del Sindicato son conquistas que se
lograron a costa de grandes esfuerzos y ni los derechos ni
el patrimonio son negociables.
(…)
La unidad y la disciplina son virtudes
sociales que caracterizan a nuestro gremio y gracias a ella
somos reconocidos como una organización grande y
significativa dentro del movimiento obrero nacional. Sigamos
construyendo nuestro destino histórico sobre esos dos
pilares y fortalezcamos con ello un futuro mejor y
socialmente competente para las generaciones de azucareros
que vienen detrás de nosotros.
Tenemos una ideología revolucionaria edificada sobre los
principios de la solidaridad de clase y la convicción de
ser, como trabajadores, el motor que mueve la estructura
social en la que actuamos. Somos, pues, en cierta forma,
responsables de lo que suceda en nuestro entorno, y asumir
este compromiso requiere del fortalecimiento de nuestra
identidad y capacidad transformadoras.
Por último, a todos ustedes mi aprecio fraterno y solidario
que, cuando pude, siempre se los manifesté en lo personal y
en lo colectivo.
A
ustedes les pido que, en nombre de la unidad de clase y por
el bien de nuestro gremio, brinden total apoyo a todos y
cada uno de los miembros que integrarán el Comité Ejecutivo
Nacional que resulte electo en este Congreso (…)
© Rel-UITA
7 de marzo de 2005