El pasado 26
de julio asumió como secretaria general del
Sindicato
de Trabajadores de la Industria de
la Alimentación de Marau. Erenilde forma
parte de la nueva promoción del Programa de
Educación de la UITA en Brasil. Una joven
compañera con una vasta experiencia
sindical.
-¿Contenta?
-Sí, y con mucha energía para emprender este nuevo desafío.
-Eres una “veterana de guerra” en Perdigão…
-Una sobreviviente. El 1° de junio pasado cumplí 17 años en
la planta de Marau.
-¿Y en el Sindicato?
-Nueve años de activa militancia, y este es el cargo de mayor
responsabilidad.
-Pero ahora puedes dedicarte de lleno al
sindicato.
-Sí, pues fui licenciada en la empresa que continúa pagando
mi salario, pero me dedico exclusivamente a
la organización sindical.
-¿En qué secciones del frigorífico
trabajaste?
-En la línea de producción, en la sección de “deshuese” y
embutidos. Además, en embalaje y limpieza.
Donde más duré fue en la sección de
embutidos, ocho años estuve allí, pesando
condimentos hasta que sufrí el rompimiento
de tendones…
-¿Un trabajo repetitivo?
-Repetitivo y de manejo de mucho peso. Pero era un trabajo
que me gustaba realizar, pues estaba fuera
de las secciones de bajas temperaturas y
elevada humedad.
-¿Estuviste fuera del trabajo por mucho
tiempo?
-Seis meses. Cuando volví a la planta no podía realizar las
mismas tareas y entonces me trasladaron al
sector donde se acopian y distribuyen los
equipamientos de protección individual y
también realicé actividades como auxiliar
administrativa. Debido a mi problema en el
hombro, no tenía otro lugar de trabajo en la
planta.
-¿Cuánto hace de tu lesión?
-Un año y medio.
-¿Y cómo te sientes?
-Estoy en permanente tratamiento por mi tendinitis y la
bursitis (inflamación) en el hombro.
-¿Qué desafíos te planteas desde el
sindicato?
-Los trabajadores y las trabajadoras precisan tomar
conciencia de que ellos y ellas son el
sindicato, y que nada cae del cielo. Toda
conquista es fruto de la organización y de
la lucha.
En este plano hemos encontrado dificultades para acercar a
los trabajadores al sindicato.
-¿Apatía, indiferencia?
-Es probable. Pero también incide el propio sistema de
trabajo. La empresa no solo succiona la
salud de la gente, succiona su tiempo.
Generalmente solo se tiene el domingo para
descansar.
Desde el sindicato debemos tender puentes para llegar a los
trabajadores. En esa construcción hay que
dinamizar el accionar de la organización y
con seguridad habrá que ir a la búsqueda de
esos trabajadores, llegar hasta su propia
casa.
-¿Las dificultades en su salud no los
acercan?
-Por lo general llegan cuando ya no saben más qué hacer,
cuando no pueden soportar más el dolor, en
medio de una gran desesperación. No
obstante, tengo mis dudas sobre la
sostenibilidad de este sistema de
explotación sin límites. En junio pasado 205
personas abandonaron la planta, de las
cuales la mayoría se alejó por su propia
voluntad. Ingresaron 137 personas nada más,
pero la producción siguió igual. Imagínate
la presión que se padece en esa planta.
El problema es que la empresa ya no encuentra en la ciudad
quién quiera trabajar en estas condiciones.
Pues aquí nadie quiere ser masacrado. Quien
trabajó allí, hace lo posible para que
ningún familiar ni allegado se acerque a ese
infierno. Antes la gente sentía orgullo y
comentaba que trabajaba en el frigorífico,
hoy es un castigo.
-¿Y entonces?
-Están buscando gente a decenas de kilómetros de donde está
el frigorífico, en lugares donde todavía no
se conoce este Calvario.
Erenilde
Tessaro, Clovis Spenassato (Ex presidente do
Sindicato) e Alcemir
Pradegam (Costela), presidente del STIA -
Marau |