República Dominicana 

 

Dirigentes de la UITA 

Cuestionan expansión de monocultivos en AL y el Caribe

 

Dos dirigentes de la Unión Internacional de los Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (Rel-UITA) que participaron en la XIII reunión de la esa institución para América Latina y el Caribe, celebrada en el país del 5 al 8 de octubre, cuestionaron el uso intensivo de millones de tareas en monocultivos.

 

Precisaron que esta acción está convirtiendo millones de tareas que debieron usarse para la producción de alimentos, en áreas desérticas.

 

El uruguayo Gerardo Iglesias, secretario regional de UITA y el brasileño Sebastián Pinheiro, asesor de la entidad internacional, señalaron que uno de los monocultivos que más daño está causando en AL y el Caribe es la palma aceitera, conocida también como palma africana.

 

Indicaron que las plantaciones de palma aceitera se están implantando principalmente en las regiones tropicales, donde en 1997 ocupaban 6.5 millones de hectáreas, en las que se produjeron 17.5 millones de toneladas de aceite de palma y 2.1 millones de toneladas de aceite de palmiste.

 

Destacaron que en el 2005 el área plantada era de 12 millones de hectáreas, llegando la producción a 30 millones de toneladas de aceite. Es decir, que en menos de 10 años casi se ha duplicado tanto el área plantada como la producción de aceite. Significaron que en Asia se destacan Malasia e Indonesia como los mayores productores de aceite de palma africana, que cultivaron 9.3 millones de hectáreas, aproximadamente un 85% de la producción mundial.

 

En la República Dominicana el cultivo de palma africana se remonta a finales de la década de los ´70 cuando algunas empresas fomentaron su cultivo, especialmente La Manicera, que auspició la creación de Induspalma.

 

Explicaron que la expansión de ese cultivo en los países tropicales ha sido tomado como una supuesta salida para la producción de biodiesel, con miras   a la reducción del impacto negativo de los altos precios del petróleo, argumento que también se ha adoptado para el cultivo de la caña de azúcar para la producción de etanol, con el objetivo de mezclarlo con la gasolina y así reducir los costos en los combustibles.

Manifestaron que en Brasil se están cultivando ahora mismo 5 millones de tareas para la producción de etanol, pero que se tiene programado sembrar 5 millones más de tareas, cosa esta que contribuirá más a la desertificación.

 

Indicaron que lo correcto sería destinar más tierra al cultivo de productos agrícolas debido a lo que está en juego en estos tiempos es la seguridad alimentaria de la población humana. Puntualizaron que la entidad a la que pertenecen  es una red internacional de grupos de ciudadanos del Sur y del Norte involucrados en esfuerzos por defender los bosques del mundo

 

Indicaron que la organización trabaja para asegurar la tenencia de la tierra y los medios de supervivencia de los pueblos que habitan los bosques y apoya sus esfuerzos para defenderlos de la tala comercial, las represas, la minería, la explotación de petróleo, las plantaciones, las granjas camaroneras, la colonización y otros proyectos que los ponen en peligro.

 

Recordaron que 1998 esa entidad inició una campaña en contra de los monocultivos de árboles a gran escala-incluyendo la palma aceitera que en forma creciente se están implementando en muchos países, especialmente en Sur.

 

Significaron que dichas plantaciones ya han demostrado tener impactos negativos a nivel regional, tanto sobre las comunidades como su ambiente, destacando que el objetivo de dicha campaña es generar conciencia y organizar la oposición a este tipo de monocultivos..

 

Dijeron Iglesias y Pinheiro que el principio rector de la UITA es la solidaridad internacional de los trabajadores, precisando que con la finalidad de fortalecer a las organizaciones afiliadas, la Regional fomenta la ayuda recíproca entre ellas, mientras que su compromiso fundamental de la organización es la defensa de los derechos sindicales y los derechos humanos en general, así como el derecho de los trabajadores y trabajadoras a controlar las decisiones que afectan su vida laboral y social, rechazando cualquier forma de explotación y opresión.

 

Gilberto Hernandez

El Nuevo Diario

9 de octubre de 2006

 

17 de octubre de 2006

 

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