Sindicatos de
25 países advierten de que el ‘dumping social’ chino es una
amenaza mundial |
“Reconocemos que la
negación de los derechos de los trabajadores en China es una
amenaza para los trabajadores de la totalidad de países.
Todos hemos de competir ahora con los bajísimos sueldos y
las pésimas condiciones laborales de tantos trabajadores
chinos”
La oportunidad empresarial de
invertir en China se ha convertido en una amenaza para los
trabajadores del resto del mundo. Esta es una de las
conclusiones del cónclave sindical sobre el automóvil
celebrado en Dearborn (Michigan) del 8 al 10 de junio, en
donde se buscaron respuestas a la externalización y a la
nueva situación creada por la industria china del automóvil
“Reconocemos que la negación de
los derechos de los trabajadores en China es una amenaza
para los trabajadores de la totalidad de países. Todos hemos
de competir ahora con los bajísimos sueldos y las pésimas
condiciones laborales de tantos trabajadores chinos”, afirmó
Ron Gettelfinger, el presidente de la Federación
Internacional de Trabajadores Metalúrgicos y del United Auto
Workers, la federación nacional estadounidense.
Este último sindicato recurrió a
la legislación comercial estadounidense para solicitar
sanciones contra China por la represión que sufren sus
trabajadores. “Si la petición hubiera tenido éxito habrían
aumentado los sueldos en China, lo que beneficiaría a los
trabajadores, a las familias, a las comunidades y a todos
nosotros. Imaginemos el poder adquisitivo potencial de 1.000
millones de chinos si tuvieran derecho a unirse a los
sindicatos y a negociar un mejor nivel de vida. Imaginemos
el estímulo que podría proporcionar este poder adquisitivo
adicional a la economía mundial”, afirmó Gettelfinger. La
Administración Bush rechazó la petición del sindicato.
Los datos manejados por la
Federación Internacional muestran la irresistible atracción
que el ‘dumping social’ chino representa ya para las
multinacionales. De cero a principios de los 80, la parte de
las empresas transnacionales en la producción industrial del
país fue del 12% en 1995 y pasó al 29% en 2002. Según el
Informe Mundial de la ONU, la mitad de las exportaciones
chinas de 2000 provenía de filiales de multinacionales.
Por lo que respecta a la
industria del automóvil, y en pleno proceso de
deslocalización industrial en Occidente, Goldman Sachs
estimó en agosto de 2003 que las grandes firmas invertirían
10.000 millones de dólares en fábricas chinas.
Hay tres grandes empresas en
aquel país: la Shangai Automotive Industry Corporation
(asociada con Volkswagen y General Motors), la First Auto
Works (Volkswagen y Toyota) y la Dongfen Motor Corporation (Nissan,
Honda, KIA y PSA). Cada una de ellas tiene una capacidad
anual superior al medio millón de unidades. En 2003, la
producción total de vehículos fue de 4,4 millones, el cuarto
lugar del ranking tras EEUU, Japón y Alemania. En ventas, el
mercado chino fue el tercero del mundo tras EEUU y Japón
(casi dos millones de unidades en 2003).
Cálculos del sector estiman en
7,7 millones de unidades la capacidad de ensamblaje de
vehículos que la industria china tendrá en 2007, lo que
podría representar un 50% más que la demanda nacional. Estos
tres millones de unidades inundarán otros mercados,
previsiblemente de países del área.
El efecto dominó será imparable.
De hecho, los planes de las multinacionales para reducir
costes de producción ha impulsado el consumo de componentes
locales, lo que ha empujado a las grandes suministradoras a
trasladarse a China y a la creación de empresas mixtas. En
esa situación se encuentran Denso, Delphi, Bosch o Valeo.
Los menores costes estimularán la deslocalización de los
puntos de fabricación tradicionales y el aumento de las
exportaciones desde China. El objetivo, según el
viceministro del Comercio es que China exporte en 2010
vehículos y componentes por valor de 100.000 millones de
dólares.
El proceso sólo puede ser
combatido, a juicio de los sindicalistas, tratando de
aumentar los derechos sociales de los trabajadores chinos.
“Los trabajadores deben tener el poder que se deriva del
ejercicio de la libertad sindical para constituir
sindicatos, del derecho de huelga en defensa de los
intereses colectivos y la protección efectiva de un convenio
colectivo”, sostiene la Federación Internacional de
Metalúrgicos. En ello les va el trabajo.
El Confidencial
dia@dia.net
COMFIA -
CCOO
22 de
junio de 2004
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