Según el
gobierno,
Coca Cola,
Cintas Corp,
y
ConAgra Foods,
entre otras empresas, disuaden a sus trabajadores para
debilitar los sindicatos. Durante ocho años, Matt Perovic
organizó a los trabajadores para crear un sindicato de
conductores de camión en Chicago y negoció los primeros
contratos de sus miembros. Hoy usa esa experiencia para
trabajar en el lado opuestpo: asesora a compañías para
defenderse de los sindicatos. Perovic dice que cambió de
bando porque fue testigo de corrupción en su propio
sindicato y pensó que hacía regularmente promesas a los
trabajadores que no podía cumplir.
Perovic, quien fundó Quantum Consulting Inc. en 1992, es uno
de cerca de 2.000 asesores laborales en Estados Unidos.
Estos incluyen abogados y consultores independientes, y
también antiguos miembros de sindicatos, que pueden ser
contratados en cualquier momento para ayudar a resolver
disputas laborales, negociar contratos o evitar que los
sindicatos intenten organizar a los trabajadores. Durante
las campañas de organización laboral, las compañías les
pagan para redactar literatura antisindical, entrenar a los
supervisores para saber qué decir y qué no decir y enseñarle
a la gerencia cómo estancar una votación sindical hasta que
el fervor se apacigüe.
"No hay casi nadie que no tenga a algún profesional
dirigiendo una campaña antisindical", dice Kate
Bronfenbrenner, directora de investigación de educación
laboral de la Universidad Cornell. En 1999, Bronfenbrenner
condujo un estudio con 407 empleadores del sector privado y
halló que el 75 por ciento de esas compañías contrataron a
un consultor externo durante una campaña de organización
sindical.
Entre las
compañías que han usado consultores en los últimos dos años
cuando los sindicatos han tratado de organizar a los
empleados se encuentran el fabricante de uniformes
Cintas Corp.,
Coca Cola Co.
y
ConAgra Foods Inc.
Ello se desprende de documentos enviados al Departamento del
Trabajo de E.U., el cual requiere que se informe de estas
actividades.
Kari Bjorhus, portavoz de
Coca Cola
dice que su compañía ha contratado consultores laborales
para ayudarle a los ejecutivos a tratar con varios asuntos
en el lugar de trabajo, como la formación de sindicatos o la
seguridad laboral. "Respetamos el derecho de nuestros
empleados de unirse o no unirse a sindicatos, y nos
aseguramos de que esos derechos sean ejercidos sin miedo o
repercusiones", dice.
Scott Carmichael, vicepresidente de la firma de
consultoría Labor Relations Institute
Inc., trabaja con 12 empleadores y asegura que
suele asesorar a unas 100 compañías al año,
ganando nueve de cada 10 campañas en contra de
los sindicatos.
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En
Cintas,
donde los sindicatos aún no han logrando organizarse pese a
numerosos esfuerzos, una portavoz declinó discutir el uso de
consultores laborales por parte de la compañía.
Según los
documentos en el Departamento de Trabajo, la fabricante de
alimentos
ConAgra,
pagó a un consultor 193.803 dólares en febrero de 2004 por
"entrenamiento de supervisión, entrenamiento en relaciones
entre empleados y servicios de traducción". Ello se originó
en el contexto de un esfuerzo de organización sindical en
una de sus instalaciones en Omaha, Nebraska, donde muchos
trabajadores son inmigrantes que no hablan inglés. En ese
caso los trabajadores votaron 107 a 90 a favor de ser
representados por el sindicato United Food and Comercial
Workers, según la National Labor Relations Board, una
agencia del gobierno estadounidense que se encarga de
aplicar las leyes sindicales vigentes en E.U. Un vocero de
ConAgra
declinó discutir el uso de consultores laborales por parte
de la compañía.
Stewart Acuff, director de organización nacional de la AFL-CIO,
llamó a los consultores "una amenaza horrible", y dice que
estos son "un problema para los sindicatos que están
tratando de ayudar a los trabajadores a alcanzar la meta de
negociación colectiva".
Scott Carmichael, vicepresidente de la firma de consultoría
Labor Relations Institute Inc. ve las cosas de otra manera.
"Hay más oportunidad para vender nuestros servicios", dice.
En este momento trabaja con 12 empleadores y asegura que
suele asesorar a unas 100 compañías al año, ganando nueve de
cada 10 campañas en contra de los sindicatos. Carmichael,
como muchos consultores, típicamente se queda en segundo
plano durante las campañas de organización de sindicatos,
trabajando con la gerencia y los supervisores para discutir
la estrategia. Para los encuentros cara a cara con los
trabajadores reclutan a antiguos miembros de sindicatos u
otros consultores independientes, como Perovic, a los que se
les llama "persuasores". Ellos lideran reuniones
obligatorias de empleados o caminan por las fábricas para
iniciar conversaciones con empleados.
Grupos de defensa de los trabajadores, como American Rights
at Work, dicen que algunos de los consultores de relaciones
laborales fomentan tácticas ilegales, tales como amenazar
con despidos o cierres de plantas si los trabajadores se
unen a un sindicato. David Bonior, presidente del grupo,
cita el estudio de la Universidad de Cornell, que mostró que
en la mitad de las campañas estudiadas en 1999, los
empleadores amenazaron con trasladar sus operaciones si se
formaba un sindicato, y que en un 25 por ciento de las
campañas al menos un activista sindical fue despedido.
"Algunas veces usan medios ilegales", dice Bonior. "Este es
un gran problema y es una de las razones desconocidas detrás
de la reducción de los sindicatos".
K. Maher
Comfia (CCOO)
Publicado originalmente en The Wall Street
Journal
19 de
agosto de 2005