La Campaña Regional contra la Flexibilidad
Laboral,
a la que participan más de setenta
organizaciones centroamericanas, entre ellas
la Confederación Sindical de
Trabajadores “José Benito Escobar” (CST-JBE),
de la que forma parte la
Federación
Unitaria de Trabajadores de la
Alimentación, las Bebidas
y el Turismo de
Nicaragua (FUTATSCON),
afiliada a la UITA, desarrolló en
los días pasados un taller regional en el
que se trazaron las líneas estratégicas para
impulsar de manera conjunta un plan de
acción para contrarrestar las diferentes
formas de flexibilidad laboral.
Según Armando Zepeda López,
coordinador del capítulo Nicaragua de
la Campaña, “en Centroamérica estamos
viviendo una verdadera ofensiva contra los
derechos laborales, sindicales y contra el
derecho a la negociación colectiva, así como
una descomposición de las legislaciones
nacionales con respecto a las formas
irregulares de contratación de la fuerza de
trabajo.
El objetivo de este taller –continuó
Zepeda– ha sido analizar la situación y
preparar un plan común a nivel regional para
contrarrestar la que el empleador
sigue llamando ‘flexibilidad laboral’,
tratando de presentarla como si fuera una
solución al desempleo”.
En el comunicado de prensa dado a conocer
por la Campaña se explica claramente que “las
políticas neoliberales han incidido en estos
últimos años en la transformación de las
condiciones laborales en los países
centroamericanos, favoreciendo la protección
de las empresas en detrimento de los y las
trabajadoras”.
Tres son las estrategias usadas para lograr
este objetivo: las prácticas de las
patronales de todos los sectores
(flexibilidad de hecho), las reformas de ley
para eliminar o disminuir los derechos que
han protegido al sector trabajador
(flexibilidad legal), y los dictámenes de
jueces y tribunales que cada vez se
pronuncian en contra de las personas
trabajadoras y en beneficio de la patronal
(flexibilidad jurisprudencial).
Por este motivo, en el mes de noviembre 2009
las organizaciones que conforman la Campaña
presentaron
ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH)
el informe “Situación de los Derechos
Laborales en Centroamérica”, elaborado por
la CST-JBE,
para que conociera de la situación que se
está viviendo.
Datos
alarmantes
En ese informe se revela que
las personas
centroamericanas
asalariadas
solo
llegan
al
39.3 por ciento y
el 32 por ciento de esta población trabaja
con jornadas de 49 horas o más a la semana.
Asimismo, en Centroamérica todavía
persisten precarias condiciones salariales.
En promedio el 22 por ciento de la población
ocupada sufre un desempleo invisible
–salario por debajo del mínimo legal–, con
situaciones muy graves en Honduras y
Nicaragua donde este porcentaje
alcanza el 31.4 y 29 por ciento
respectivamente.
Con respecto al tema de genero, en 2007 la
tasa
de
participación
masculina
en Centroamérica era de
1.8
veces
mayor
que
la
femenina,
mientras
que
en
América
Latina
era
de
1.4.
Entre
los
países,
Honduras
presenta
las
menores
tasas
de
participación
femenina
con
un
36 por
ciento, seguida
de
Nicaragua
con un
38,5
por ciento.
Además existe una
evidente discriminación en cuanto a los
salarios y prestaciones sociales. En El
Salvador, por ejemplo, en 2006
el
promedio
del
salario
femenino
(230.30 dólares)
no
sólo
fue
menor
que
el
promedio
salarial
a
nivel
nacional
(247.40 dólares),
sino
que
su
diferencia
respecto al
promedio
masculino
fue
considerable,
ya
que
los
hombres
recibieron en
promedio
el 13 por ciento más (260.20 dólares).
Con respecto al pago de
prestaciones,
solo
el
29
por ciento de
las
personas
ocupadas
de
la
región
goza
de
este
derecho.
“En Nicaragua el incumplimiento del
derecho al pago de prestaciones afecta al 66
por ciento de los asalariados –dijo
Armando Zepeda López a Sirel–.
De manera particular, en el sector
agropecuario de 678,191 empleados los que
gozan de estabilidad relativa son apenas
125,914, es decir el 18 por ciento. El
remanente 82 por ciento es temporal, con
contratación irregular e ilegal. De este
sector con estabilidad relativa, sólo el 14
por ciento son mujeres.
Según nuestros cálculos –continuó Zepeda–
los empleadores se apropian de 426.3
millones de córdobas anuales (20.5 millones
de dólares) en término de prestaciones no
pagadas.
Se trata de una exorbitante nueva forma de
acumulación de capital, es decir, la
subcontratación sirve para aumentar el
enriquecimiento de los empleadores y deja a
los trabajadores y trabajadoras al desamparo
de todo tipo de protección”, aseveró el
dirigente sindical.
Otro tema muy preocupante tiene que ver con
la persecución sindical. Según los registros
de la Campaña Regional contra la
Flexibilidad Laboral, dieciséis dirigentes
sindicales han sido asesinados entre el 2007
y lo que va del 2009: 11 en Guatemala,
3 en Panamá y 2 en Honduras
durante el periodo del gobierno de facto
impuesto después del golpe de Estado.
Nueva legislación para contrarrestar
y reglamentar ese fenómeno
Para contrarrestar el fenómeno de la
flexibilidad laboral, la Campaña ha avanzado
en la propuesta de reglamentar la materia.
“Las propuestas son diferentes en cada país
y van dirigidas principalmente a los
espacios legislativos para la aprobación de
leyes. En algunos países se propone impulsar
la aprobación de leyes que ya están en
procesos legislativos, en otros habrá que
crear nuevos proyectos de ley, y en otros
casos, la estrategia se orienta a revertir
algunas leyes que han eliminado el derecho
de la estabilidad laboral de las personas
trabajadoras, como por ejemplo en Panamá
y Costa Rica”, cita el informe
presentado a la CIDH.
En el caso de Nicaragua, la CST-JBE
y FUTATSCON, con el asesoramiento de
varias organizaciones y universidades, están
impulsando una iniciativa de ley que
actualmente está en la etapa de consulta con
los diferentes sectores de la sociedad.
El principal objetivo de la “Ley de
Regulación y Ordenamiento de la
Tercerización, Subcontratación e
Intermediación en el Empleo” es establecer
“un conjunto de principios generales
aplicables a estas formas de trabajo,
definiendo y estableciendo una diferencia
conceptual y técnica entre tercerización,
subcontratación e intermediación del empleo
para evitar confusiones legales.
Además –explicó Zepeda– se busca que
cualquier empleador que use estas formas sea
solidariamente responsable en cubrir las
prestaciones y todos los derechos y
reivindicaciones de ley, garantizando al
trabajador independientemente de la forma de
contratación”, concluyó.
Es por eso que la iniciativa de ley, que
coincide en buena parte con otra iniciativa
presentada por el gobierno de Nicaragua
y a la que se opone la empresa privada,
prevé un conjunto de sanciones para las violaciones a la ley,
graduadas según la gravedad de las mismas.
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