La empresa Frutícola Libertad SA está
ubicada a unos 50 kilómetros de la capital,
Montevideo, y produce manzanas, mandarinas y
caquis, que son mayoritariamente exportadas
a la Unión Europea. En diálogo con Sirel,
los trabajadores, representados por la Unión
de Trabajadores Rurales del Sur del País (UTRASURPA),
afiliada a la UITA, denunciaron malos tratos
y persecución sindical por parte de mandos
medios de la empresa y condiciones laborales
que no respetan los estándares de seguridad
e higiene.
Desde hace algunos meses los trabajadores de
la frutícola vienen siendo hostigados, no
sólo verbalmente sino también mediante la
reducción de sus salarios, debido a las
medidas administrativas del gerente de la
empresa, Moshe Poria, un personaje ya
muy conocido en la zona por sus acciones
antisindicales y arbitrarias en
Migranja SA.
“La mayoría de los afiliados al sindicato
trabaja a destajo, eso significa que nuestro
jornal tiene relación directa con la
productividad, y una de las cosas que nos
perjudica es la arbitrariedad con que se
maneja la gerencia en ese sentido. Si alguno
de los trabajadores alcanza una
productividad superior, por su rapidez y
eficiencia en el trabajo, el gerente lo pasa
a otra tarea o busca cualquier pretexto para
que el salario no sobrepase los 340 pesos
promedio por día (aproximadamente 15
dólares), cuando anteriormente alcanzábamos
un promedio mayor a los 500 pesos (unos 25
dólares)”, manifestó Marcelo Nantes
En relación con las condiciones de salud y
seguridad, los trabajadores denunciaron la
precariedad de los vestuarios cuya
superficie, además, no contempla la cantidad
de gente en época de zafra, la ausencia de
una adecuada indumentaria de trabajo y la
necesidad imperiosa de más baños
(actualmente existe sólo uno).
Por otra parte, esta empresa no respetaba
categorizaciones ni aumentos estipulados por
el Poder Legislativo. “Esta situación fue
denunciada por el sindicato ante el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS),
y con esto se logró que la Frutícola
Libertad pagara a los trabajadores los
aumentos con retroactividad y, además, que
respetara las categorías dentro del sistema
operativo de la empresa”, indicó Emilio
Olivera, uno de los trabajadores con más
antigüedad en la empresa.
Hasta la última audiencia en el MTSS,
la empresa no reconocía al sindicato y por
consiguiente no respetaba el fuero sindical
que es un derecho de los trabajadores,
amparado por la legislación uruguaya.
Desde que los trabajadores se organizaron y
realizaron las denuncias ante los organismos
competentes, han cesado los agravios, pero
la persecución sindical se manifiesta todos
los días, en mayor o menor grado, siempre
por parte de los mandos medios. “Creemos que
los propietarios de la empresa desconocen el
comportamiento de estas personas, por lo que
insistiremos en concretar una reunión con
alguno de ellos para plantear esta situación
y tratar de subsanarla”, señaló Christian
Espinosa.
“Para empezar, en la última audiencia en el
Ministerio, con el apoyo y asesoramiento de
Germán González y Enildo Iglesias
de la Rel-UITA, presentamos un
convenio colectivo que fue entregado a los
representantes de la empresa para que lo
estudien, y de esta forma comenzar a
negociar mejores condiciones de trabajo”,
señaló Gabriel Colman.
Las principales reivindicaciones que
presentaron los trabajadores en el Convenio
Colectivo son: un piso salarial de 5.000
pesos (225 dólares), una prima por
presentismo, que se implemente la prima por
antigüedad y el aguinaldo especial que
significa medio salario más por año, además
de un aumento de 5 por ciento anual,
independiente a los estipulados por decreto.
Y lo principal, que se les comunique a los
trabajadores cuando ingresen a trabajar si
la paga será a destajo o por incentivo,*
pues ello no debe depender del humor con que
se levante el gerente.
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