Nicaragua

Comunicado de FUTATSCON

La inversión extranjera, los derechos de los trabajadores y la libertad sindical

 

 

FEDERACIÓN UNITARIA TRABAJADORES DE LA ALIMENTACION, LA AGROINDUSTRIA, EL TURISMO, EL SERVICIO/COMERCIO Y CONEXOS DE NICARAGUA

Afiliada a la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA)

 

Posición de FUTATSCON ante las empresas transnacionales y el gobierno de Nicaragua, respecto a la inversión extranjera, los derechos de los trabajadores y la libertad sindical

 

Desde hace muchos años las empresas transnacionales tienen presencia en Nicaragua y han operado sus negocios sin ningún control por parte de los gobiernos, y su único obstáculo (si así le podemos llamar) ha sido la presencia de algunos sindicatos.

 

Desde la “llegada de la democracia” en 1990 hasta hoy, la presencia de empresas transnacionales se ha incrementado enormemente y, con ello, su enriquecimiento constante al igual que en todas partes del mundo. Simultáneamente, los trabajadores comenzamos a desmejorar nuestras condiciones laborales, en nuestros salarios, a perder derechos conquistados durante la revolución, violentaron nuestros derechos humanos, sufrimos represión sindical, se impusieron el trabajo precario, la flexibilización laboral, la tercerización y el solidarismo. Todo esto con la complicidad desembozada de los gobiernos de turno.

 

Con el cambio de gobierno en las elecciones del pasado 5 de noviembre, las empresas privadas y las transnacionales han mostrado su preocupación y han planteado en diversas reuniones con el nuevo Presidente, Daniel Ortega, que necesitan garantías y condiciones adecuadas para su inversión. El gobierno ha respondido que se requiere el concurso de todas las fuerzas sociales, políticas y económicas para sacar al país de su actual crisis, y ha planteado la necesidad de que todas las fuerzas se sumen al esfuerzo de erradicar el hambre, la pobreza y el desempleo que hoy agobian a la mayoría de la población.

 

Ante estos planteos empresariales, nuestra Federación Unitaria de los Trabajadores de la Alimentación ha definido que no se opondrá a la inversión extranjera y nacional, siempre y cuando respeten los derechos de los trabajadores, el Estado de derecho, las normas fundamentales de la OIT y los derechos sindicales. Es decir, los trabajadores también pedimos las garantías imprescindibles para que se nos trate como a seres humanos.

 

Si bien es cierto que el país necesita inversión para generar empleo y ayudar a combatir la pobreza heredada por la mala gestión los tres gobiernos anteriores, esto no debe significar un cheque en blanco para los inversores en relación con el trato a los trabajadores nicaragüenses. Cargill, por ejemplo, que es propietaria de “Tip Top Industrial”, se ha reunido con el presidente Ortega para asegurarse de que sus inversiones estarán a salvo.

 

Pero, ¿quién es Cargill? Esta corporación opera en muchos países, y en América Latina tiene una práctica sistemáticamente antisindical, como es el caso en Brasil y Argentina donde ha tenido serios conflictos con los trabajadores a lo largo de 2006, cuando se han desarrollado sendas huelgas por el incumplimiento del convenio colectivo y la falta de voluntad de negociar con los trabajadores.

Por otro lado, gran parte de su producción de alimentos para consumo humano está elaborada a partir de cultivos transgénicos  sobre los que pesan fundadas sospechas de ser nocivos para la salud humana. En consecuencia, Cargill no es la transnacional que viene a contribuir para sacar al país de la pobreza como lo pide el presidente Ortega, sino que, como toda empresa de su tipo, su único interés es el lucro y la explotación de los trabajadores. Para cumplir lo que le prometió al Presidente, Worren Stanley, representante de Cargill en Nicaragua, deberá empezar por permitir la creación de sindicatos en sus plantas procesadoras y sus restaurantes, donde actualmente lo que existe son prácticas solidaristas, utilizadas como un instrumento para impedir la formación de un sindicato.

 

Otras empresas transnacionales del sector alimentos y el turismo que operan en Nicaragua no son muy diferentes. Están Coca Cola FEMSA, Parmalat, Pepsico, Hotel Crowne Plaza, Barceló Montelimar, entre otras, que tienen el mismo sistema de explotación, son igualmente antisindicales, no respetan el Estado de derecho y se han caracterizado por la represión y las violaciones de los derechos de los trabajadores. La pregunta obligada es: ¿en qué contribuye ese comportamiento al objetivo de sacar a Nicaragua de la pobreza? No lo han hecho ni lo van hacer.

 

Para que se piense en creerles es necesario que admitan la libre sindicalización, que no maltraten ni humillen a los trabajadores, que tengan voluntad de negociar y cumplir los convenios colectivos y que mantengan la estabilidad laboral.

 

Una forma real de que estas corporaciones transnacionales contribuyan a bajar los índices de pobreza será mejorando las condiciones de trabajo, mejorando los salarios, respetando las leyes del país en materia fiscal, laboral, de libre competencia, mejorando el medio ambiente en las plantas, en el entorno, en la comunidad, y abstenerse de sobornos a los funcionarios públicos, sin corrupción y con transparencia en sus estados financieros. Si cumplieran esto, entonces sí estaríamos diciendo que vale la pena la inversión extranjera, de lo contrario son sólo palabras y promesas, nada más.

 

 

En Managua - 26 de enero de 2007

 

 

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