Argentina - Parmalat

El Grito Obrero de Gándara
Una Fábrica Láctea que aún Vive

Una de las primeras inquietudes de Ponce como conductor de la ATILRA Nacional fue advertirle al Ministerio de Trabajo que no confiaba en las promesas del grupo empresarial Taselli que había comprado Parmalat (ex Gándara). Tasselli decía que de la noche a la mañana iba a trabajar 500 mil litros de leche diarios, cuando no era posible. Todo terminó en lo que la ATILRA y su Seccional Chascomús avisaban: en una política de vaciamiento. Pero el gremio no cedió y consiguió que los trabajadores vayan cobrando lo que se les debe, unido a la posibilidad de que Gándara reviva. Un trabajo de investigación del portal de noticias de la Regional Latinoamérica de la UITA revela detalles de esta situación.

HÉCTOR PONCE
ATILRA NACIONAL

 

La lucha de los trabajadores de Parmalat (ex Gándara) por el pago de cuatro meses de sueldos atrasados y aguinaldo 2005, que denuncia además que la empresa mantiene paralizadas las actividades también en las plantas de Pilar, Trenque Lauquen y en las distribuidoras de Mar del Plata y Rosario, poniendo en riesgo la fuente de trabajo de 850 operarios, fue abordada por el periodista uruguayo Carlos Amorín, del portal de noticias de la Secretaría Regional Latinoamericana de la UITA, que lidera Gerardo Iglesias. El trabajo fue hecho no solo puertas adentro de la fábrica abandonada (que los trabajadores y su gremio buscan recuperar), sino desde el interior de las familias involucradas. Estas familias en 10 años vieron perder su sustento diario, sufriendo el alejamiento de sus hijos que crecieron en Gándara y se fueron de este pueblo que “ya fue”. Hoy, Gándara es un pueblo casi fantasma, “casi todos se mudaron a Chascomús, donde quizás haya algún empleo”, cuenta Amorín en ese primer informe especial titulado “El poder creador del trabajo. ¡Parmalat ha muerto! ¡Gándara revive!”.


Pero como la fábrica está, y mientras esté, la esperanza de ser reactivada renace día a día, desde el gremio local de ATILRA, su secretario general, Ricardo Pecotche, deja en claro, en el tercer informe de Amorín, que pese a todo, “el ánimo está más alto que nunca”.


Pecotche habla del reconocimiento hacia el gremio que en el orden nacional conduce Héctor Ponce, que piloteó esta situación terminal, devolviéndole a los trabajadores de la Gándara que revive, no sólo el dinero que se le adeuda, sino la esperanza de que puedan volver a la fábrica.

ZUBELDÍA Y SU ESPOSA ESTELIA MARÍS, DE FONDO LA FÁBRICA “GÁNDARA”

“Hace 109 años, una familia de inmigrantes vascos se instaló en las proximidades de Chascomús, entonces un pequeño pueblo pujante, y allí construyó un tambo. Bautizaron al caserío con el nombre de Gándara. Andando el tiempo el tambo se fue convirtiendo en fábrica, primero familiar y, finalmente, en una verdadera planta de productos lácteos”, cita en su primer documento Carlos Amorín. Luego vendrían los Rodríguez, seguidamente la planta sería adquirida por la corporación Parmalat, para finalmente caer en manos del inversor argentino Sergio Taselli, que es el último responsable de este descontrol.


“He pasado toda mi vida acá, trabajando en esto. Durante 30 años estuve en el sector Recibo. (...) Un poco antes de que llegara Parmalat (con los hijos de Rodríguez cuando éste fallece) la cosa empezó a complicarse, dejamos de cobrar en fecha, bajaron la calidad del producto y entonces las marcas empezaron a venderse menos”, revela Oscar Zubeldía, un trabajador de Gándara de toda la vida, en compañía de su esposa Estelia Marís Grabano. “Sólo nos queda esperar”, titula ese segundo informe Amorín.


Por su parte, Estelia Marís traduce la situación desde lo que siente. “Nuestros tres hijos se criaron acá. De uno ver tantos camiones entrando cada día, el movimiento permanente, la sensación de trabajo constante, a esta calma que parece un cementerio, es horrible”, enfatiza.
De la Gándara que ellos conocieron nada queda. “...era muy lindo, pero no queda nada. Sólo la planta, esperando. Como nosotros”, concluye ese informe el periodista de la UITA latinoamericana.

 

ATILRA CHASCOMUS

 

PECOTCHE Y CARLOS AMORIN (DE PIE PRIMERO A LA DERECHA) FRENTE A LA SEDE DE LA ATILRA CHASCOMÚS EN COMPAÑÍA DE DIRIGENTES Y COLABORADORES GREMIALES

Con casi 20 años en la empresa láctea y cuatro años de secretario general de la Seccional Chascomús de ATILRA, Pecotche se refirió a cómo está la situación hoy, luego del corte de la ruta 2 de fines de enero y la conciliación obligatoria impuesta por el Ministerio. Pecotche indicó que “la empresa ha empezado a pagar salarios caídos y propuso un plan de pagos. Ante las intimaciones del Ministerio, está pidiendo la reposición de los servicios de luz, energía, gas y todo lo que sea necesario para que la planta pueda reactivarse. Lo que queremos en definitiva es que este señor se vaya, que venda o que permita que alguien pueda hacerse cargo de las dos plantas”.


Pecotche explicó que ellos, “como trabajadores, el gremio a nivel nacional encabezado por Héctor Luis Ponce y gente de un grupo de asesores, terminamos de armar un proyecto de una cooperativa de trabajadores, pero también somos conscientes, como dice Ponce, de que para ese proyecto la mano de obra está, las maquinarias están, el saber está, y tenemos una marca líder como Gándara; falta el capital”.

 

 

Julio Fredes

Crónica Sindical

16 de marzo de 2006

 

 

  

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