Guatemala

Trabajadores de Pepsi Cola

Un combate por la dignidad

Hace más de un año un grupo de trabajadores de Pepsi Cola de Guatemala están instalados con un toldo en la Plaza de la Constitución, frente a la sede del gobierno, exigiendo su reinstalación en la empresa, de la que fueron despedidos el 5 de noviembre de 2002.

 

 

A pesar de que la justicia laboral falló dos veces a favor de los trabajadores y ordenó su reinstalación, la empresa ha desconocido las resoluciones y se niega a cumplir la decisión judicial.

 

Aislados, ignorados por la prensa y por los partidos políticos, sostenidos por su decisión de lucha y el respaldo de la Federación Sindical de Traba-jadores de la Alimentación, Agroindustrias y Similares (FESTRAS), dicen que “esta batalla es por la dignidad y por el derecho a tener sindicato”.

 

Dos de ellos, Héctor Hugo García y Víctor Sáenz Vázquez, hablaron de la difícil situación por la que atraviesan desde el 23 de enero de 2003, fecha a partir de la cual viven y duermen bajo un precario toldo.

 

“Estamos aquí desde hace 15 meses y solamente una vez un diario, La Hora, nos hizo una nota. La televisión y el resto de los medios no se han enterado. Es que la Pepsi Cola tiene contratos publicitarios con todos los medios y ha ordenado que no se hable de nosotros”, dijo García. 

 

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bajo un toldo

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Mariángeles Paredes

 

El sindicalista denunció la dimensión del hostigamiento al que se ven sometidos: “la empresa ha mandado lo que se llama carta negra a todos lados para que nosotros no podamos trabajar para mantenernos. Pero ahora también incluyen a nuestras esposas y a nuestros hijos”.

 

“La verdad es que pasamos penurias”, explicó a su vez Sáenz. “Hay compañeros que ya tienen muchas deudas y les quieren embargar sus casas. A algunos ya se las han sacado. No podemos mandar a estudiar a nuestros hijos. Hemos pasado momentos muy difíciles, uno duerme aquí, uno amanece y no hay nada para comer, una tortillita tal vez. Y si nosotros estamos así, cómo estarán las familias. Se han acercado personas de buen corazón y nos han ayudado”.

 

García narró la persecución permanente que sufrían dentro de Pepsi Cola, “situación que se mantiene con los compañeros que no hacen lo que la empresa quiere”. El militante sindical brindó un ejemplo: “Un compañero del área de ventas, que es chofer y que manejaba un camión, perdió una pierna. El IGSS (Instituto Guatemalteco de Seguridad Social) le dijo que él podía trabajar, mientras la empresa dice que es un riesgo mandarlo trabajar. Lo tuvieron aislado tres o cuatro meses sin hacer nada, sentado en una silla. Es un método de la empresa para desesperarlo y que se vaya. Sin embargo, el compañero, pese a su aislamiento, se aguantó. Finalmente, cuando nos despiden, lo despiden a él también, y ahora está aquí con nosotros”.

 

Sáenz señaló que la empresa ha logrado el desmantelamiento parcial del sindicato y el alineamiento con sus intereses de parte de la dirección gremial. “La actual dirección sindical también tuvo una mala actitud. Decidieron abandonarnos y presentaron ante el Ministerio de Trabajo un desestimiento a todas las reivindicaciones para lograr que se extendiera por tres años el pacto colectivo anterior. Eso era lo que quería la empresa. Incluso, el secretario general del sindicato, Humberto Herrera, firmó una carta que enviaron a PepsiCo en Estados Unidos haciendo saber que la empresa está en armonía con los trabajadores. Ese documento lo hizo la empresa y el dirigente sindical sólo lo firmó”.

 

 

Mariángeles Paredes

© Rel-UITA

27 de abril de 2004

 

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