Perú

Histórico logro sindical en Perú

 

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SINATREL obtiene el reconocimiento del derecho al trabajo y la Corporación JR Lindley SA dispone retorno de 31 trabajadores a sus puestos

 

 

Después de 29 meses de lucha sostenida, los integrantes del Sindicato Nacional de Trabajadores de Embotelladora Latinoamericana (SINATREL), lograron la reincorporación de sus compañeros afectados con el cese colectivo dispuesto por la Corporación JR Lindley SA en mayo del 2004.

 

Unidad y convicción en la justicia de su reclamo son las principales características de este importante logro no sólo para SINATREL, sino para todo el movimiento sindical peruano, tan golpeado por las políticas neoliberales que florecieron durante el gobierno de Alberto Fujimori, continuaron en el régimen de Alejandro Toledo y gozan de buena salud en el actual de Alan García.

 

Luego de haber liderado la resistencia y la defensa legal por la reposición, Julio Falla Juárez - secretario general de SINATREL- no oculta su satisfacción, pues él mismo es uno de los 31 trabajadores que el pasado 3 de enero regresaron a sus puestos de trabajo tras 29 meses de espera, en los que no estuvieron ausentes las tensiones y angustias, conviviendo con la certeza de alcanzar sus objetivos.

 

El diseño de la defensa fue clave para el éxito de la lucha. Actuaron en diversos frentes, a nivel administrativo, judicial y del Tribunal de Garantías Constitucionales (TGC). Precisamente la sentencia de esta máxima instancia a finales del año pasado, a la que recurrieron tras haber sido denegado su derecho en el Poder Judicial, permitió su reposición. El TGC determinó que el derecho al trabajo de Julio Falla había sido vulnerado y debía ser inmediatamente repuesto.

 

Poco después, el 22 de diciembre, la empresa envió cartas notariales a los 22 trabajadores de Lima y 9 de Arequipa, al sur de la capital, indicándoles que debían reincorporarse el 3 de enero a las 7 de la mañana.

 

Oriundo del norte costeño del Perú, Julio Falla Juárez, 42 años y padre de dos niñas, tuvo que sortear en estos casi dos años y medio, no sólo intimidaciones de extraños, sino la incertidumbre e inseguridad en torno al futuro familiar. Ahora está nuevamente en su puesto de promotor de ventas de un agua de mesa, uno de los productos de la corporación, mirando con serenidad el panorama. El seguimiento a los procesos legales pendientes así como el próximo reclamo de sus devengados, se presentan como las principales acciones en el camino.

 

En diálogo con Sirel, Julio Falla analizó el logro de su sindicato y la actual situación de los trabajadores

 

-¿Cómo evalúa este logro de SINATREL?

-Estos dos años de lucha nos dejan una realidad certera: el movimiento laboral, la clase trabajadora del Perú, no tiene suficiente claridad de que sus derechos pueden defenderse. Y es porque a veces no se encuentran las vías adecuadas. Con este logro se tiene un camino para hacerlo, sienta precedente, crea jurisprudencia pues tiene carácter vinculante.

 

-¿Cuál considera la principal lección de este proceso?

-La primera es que debemos mantenernos unidos. Hoy en SINATREL lo estamos más que nunca y así seguiremos. Somos un gremio joven, nacimos en marzo del 2002 y dentro de dos meses alcanzaremos nuestro primer quinquenio. A pesar del poco tiempo que tiene es un sindicato muy luchador. Somos base de la Confederación General de Trabajadores del Perú, pertenecemos a la sectorial de Alimentos y Bebidas a la que queremos fortalecer agrupando a todos los gremios del sector.

 

Por otra parte, es muy importante tomar esta reposición con sencillez, no es para sentirnos triunfadores o ganadores. Siempre hemos sido solidarios, tras el cierre por ejemplo los trabajadores dimos a nivel nacional una cuota extraordinaria para apoyar a los 63 compañeros cesados. Y en ese tiempo hemos contado con el apoyo de instituciones amigas como UITA a nivel internacional y de la CGTP y PLADES en Perú.

 

-¿Qué retos tienen por delante?

-Hay procesos pendientes a los cuales debemos seguir haciendo seguimiento, tal como seguramente lo está haciendo la empresa. Estamos a la espera de dos sentencias del Tribunal de Garantías Constitucionales y una del Poder Judicial. Confiamos en que estos fallos ratifiquen nuestro derecho al trabajo. En ese contexto, debemos actuar de manera ordenada y organizada.

 

-¿Cuál es la relación del sindicato con la corporación, ¿se ha modificado en estos últimos 29 meses?

-Del 2004 a la fecha hemos dado un giro de 360 grados. En ese año vinieron con una actitud radical, déspota y arrogante. Todo era no a nuestras propuestas, exigían que hiciéramos lo que ellos decían. Hoy en día han entendido el valor de nuestra gente. Estamos por la vía de un diálogo fructífero y consideramos que así debe ser. El concepto de que el trabajador es la fuerza bruta va quedando de lado, en este mundo globalizado estamos en condiciones de responder a los retos tecnológicos, no estamos frente al trabajador de los 80. Ahora nos juntaremos con la empresa para unirnos en el objetivo de engrandecer la corporación, pero ellos saben -y nosotros fundamentalmente- que al menor intento de querer desconocer nuestros derechos, actuaremos inmediatamente para defenderlos.

 

-¿Cómo se concretó la reposición en sí? ¿Cómo se sintió usted?

-Tuvimos dos reuniones con la parte jurídica de la empresa. Iba a ser lamentable que no procedieran como lo han hecho. Teníamos una huelga aprobada para  concretarse si no se cumplía con la reposición. Pero nos enviaron las cartas notariales para estar en nuestros puestos desde el 3 de enero a las siete de la mañana, nos indicaron inclusive el nombre del jefe ante el cual presentarnos. De los 31 reincorporados, la gran mayoría ha regresado a sus puestos originales de trabajo. Los que manejaban carro están de montacarguistas. Los vendedores han retornado a sus funciones de antes. Cinco de ventas han ido a producción. No ha sido necesario firmar un acta de reposición. En mi caso, me reubiqué en el área de ventas, había mucha alegría y emoción en los compañeros, preocupación en otros. Algunos inclusive pensaban que éramos fantasmas (sonrisas).

 

-¿Cómo ve el crecimiento del sindicato y en general a las nuevas generaciones de afiliados?

-Mire, la corporación tiene 2,116 trabajadores en todas sus áreas. Al sindicato están afiliados 554 a nivel nacional. Por las actuales leyes laborales, para un trabajador es muy difícil ingresar a un sindicato. Muchos que son jovencitos con contrato fijo se me acercan y me preguntan cómo hacerlo. Yo les respondo con la verdad, que si se afilian, al término de su contrato los van a echar. El precio por su sindicalización es la pérdida del empleo, y nosotros no queremos que se perjudiquen. Pero estamos analizando esta situación para ver cómo actuar y garantizar la vigencia de este derecho. Ojalá que la nueva Ley General de Trabajo que está en debate nos favorezca y nuestros dirigentes actúen para sumar y no para restar.

En Lima, Mariela Jara

© Rel-UITA

9 de enero de 2007

 

 

 

  

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