Excelentísimo señor Presidente, compañeras y
compañeros sindicalistas de diferentes
partes del mundo que hoy se han reunido en
nuestro país, personas que nos honran con su
presencia en el marco de la Conferencia
Internacional Contra la Impunidad en
Guatemala, una tierra llena de contrastes,
en medio de una gran belleza cultural,
natural, pero bañada por la sangre de muchas
guatemaltecas y guatemaltecos caídos en
largos años de conflictos que hoy se
manifiestan en violaciones a los derechos
humanos, en especial de los derechos de
hombres y mujeres dirigentes del movimiento
social y sindical.
Hoy les saludo en nombre de todas las
mujeres trabajadoras guatemaltecas y
centroamericanas, pero en especial de las
que hoy ya no pueden alzar su voz, de
nuestras compañeras campesinas, obreras,
indígenas, trabajadoras de la economía
informal, amas de casa que han caído por la
violencia generalizada e institucionalizada
que vive nuestro país y ante la grave
impunidad de que gozan los autores de estos
crímenes, situación de todas y todos ustedes
conocida.
En Guatemala la violencia afecta tanto a
hombres como a mujeres; sin embargo, las
cifras indican que cada vez son más las
mujeres las mayores víctimas de la
violencia, ya que la sufren en todos los
espacios, pero también de manera particular
en las relaciones familiares,
al extremo de que la muerte de mujeres nos
coloca como uno de los países en América
Latina, con el mayor índice de este tipo de
asesinatos o feminicidio.
Esta situación, ha llevado al movimiento
sindical de esta región, apoyado
técnicamente por nuestro Instituto Sindical
para América Central y el Caribe (ISACC), a
que en nuestra condición de defensores de
los derechos humanos de todos y todas, nos
posicionemos frente a la creciente ola de
asesinatos de mujeres ocurridos desde 2001
en Guatemala.
En 2007 fueron asesinadas 561 mujeres, sin
que a la fecha se hayan resuelto la mayoría
de estos crímenes.
Es así como hemos incluido en nuestra agenda
permanente la lucha contra el feminicidio,
con el lanzamiento en octubre pasado, de la
campaña “Sindicatos por la Vida de las
Mujeres: Alto al Feminicidio”, cuyo
mayor énfasis está en Guatemala, pero la
estamos extiendo a todos los países de la
subregión, donde este flagelo está creciendo
día a día.
Con esta campaña, impulsada por todas las
organizaciones sindicales y orientada
políticamente por la Comisión Subregional de
Mujeres Sindicalistas que coordina nuestra
compañera Idalmi Cárcamo, hemos asumido los
siguientes ejes de acción:
- Posicionar el FEMINICIDIO como la más alta
violación a los derechos humanos de las
mujeres.
- Denunciar permanentemente los asesinatos
contra mujeres.
- Exigir la inclusión del FEMINICIDIO como
un delito autónomo dentro de la legislación
penal.
- Exigir al estado la investigación y
resolución de estos crímenes.
- Luchar por la identificación y condena
para todos los que han cometido crímenes
contra mujeres.
- Luchar por la erradicación de todo tipo de
violencia contra las mujeres en todos los
espacios en los cuales nos desenvolvemos:
desde nuestra casa, hasta los lugares de
trabajo.
- Visibilizar la violencia contra las
mujeres como un problema de orden público en
el cual todos y todas somos responsables en
la normalización de esta conducta.
En cada uno de nuestros países estamos
desarrollando acciones de profundización de
la campaña pero sobre todo en las acciones
de incidencia, que es uno de nuestros
principales propósitos, para lograr cambios
importantes en los estados, pero también en
las organizaciones sociales e
institucionales, para luchar por modificar
las prácticas que generan e incentivan esta
violación a los derechos humanos.
En nombre de las mujeres de mi país y de
todas las mujeres de América Central y el
Caribe, les invito a asumir y ser parte de
esta campaña por la
Vida de las
Mujeres, que no es otra cosa que la lucha
por los derechos humanos, por el primer y
principal derecho humano, el derecho a la
vida de miles de mujeres de nuestros países.
Saludo este encuentro y felicito a las y los
organizadores por su realización,
instándoles a mantenernos firmes y
solidarios en la defensa de la vida, por el
pleno respeto a todos los derechos humanos
en Guatemala, por exigir la justicia y el
esclarecimiento de los crímenes y por
detener este proceso de violencia
institucional y sobre todo de impunidad en
que vive nuestro país.
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