Estoy escribiendo la historia de la federación de panaderos
de Argentina y entre mis planes inmediatos estaba ir a
visitarlo para pedirle su asesoramiento y consejo.
Anticipaba el disfrute del encuentro luego de algunos años
sin vernos. El acostumbrado abrazo, la pipa eternamente
apagada, la melena revuelta y su único y añejo chiste que
entre risas narraba a sus amigos.
La muerte se me adelantó, el pasado 21 de mayo falleció
Julio Godio, amigo, compañero y maestro.
Julio
nació en 1939 en la ciudad de La Plata donde, según
cuenta en la introducción de su libro El Movimiento
Obrero Argentino (1870-1910), se reunía en una tertulia
en el café “El Parlamento” donde participaban viejos
anarquistas y socialistas. “Éramos entonces muy jóvenes
–escribe- y por lo tanto proclives a idealizar aquellos
hechos del pasado que mecánicamente asociábamos con nuestros
deseos de una sociedad sin explotados ni explotadores”.
Corría el año 1956 y aquellos jóvenes pretendían construir
ese futuro en una sociedad destrozada como consecuencia de
la mal llamada Revolución Libertadora.
Formado en sociología, nunca dejó de mirar el pasado en
busca de enseñanzas, ni de imaginar el futuro en cuya
construcción pretendía, porfiadamente, ser protagonista. Esa
convicción lo llevó a estar siempre junto a la clase
trabajadora, a la que admiraba, respetaba y sirvió a lo
largo de su vida.
Presidió, siendo estudiante, la Federación Universitaria de
La Plata, fue consultor de la OIT; investigador del
Centro de Estudios de Latinoamérica de la Universidad de
Ámsterdam; profesor en universidades de Argentina
(Buenos Aires, La Plata y el Comahue) y de Venezuela
(Central y Zulia) cuando tuvo que exilarse amenazado por la
Triple A. Además de innumerables ensayos y artículos, es
autor de varios libros, entre otros: El movimiento Obrero
Latinoamericano (tres volúmenes),
La Semana Trágica de enero de 1919,
Partidos y sindicatos en América Latina,
El movimiento obrero venezolano y La caída de
Perón.
Uno de sus aportes más importantes para el movimiento
sindical latinoamericano fue la teoría del sindicalismo
sociopolítico, que Luis Anderson desde la entonces
ORIT, se encargó de llevar adelante. Era la época en que
recién habían caído las dictaduras que asolaron a nuestro
continente en la segunda mitad del siglo pasado y la siembra
resultó fecunda, entre otros frutos de aquel sindicalismo
sociopolítico contabilizamos a
Lula
da Silva.
Colaboró, cuantas veces lo convocamos, con la Rel-UITA
y sus últimos aportes al movimiento obrero -ahora contra el
neoliberalismo y la globalización- fueron a través de
Instituto del Mundo del Trabajo que él fundara.
Durante años puntero derecho de tu querido club de fútbol
Estudiantes de La Plata, esta vez no pudiste driblear a
la muerte. Te despedimos con un ¡hasta siempre compañero!
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