Ayer, miércoles 16, en la subsecretaría
de Trabajo se realizó una nueva reunión
entre la Federación Argentina Unión
Personal de Panaderías y Afines (FAUPPA)
y el sector empresarial representado por
la Federación Argentina de la Industria
del Pan y Afines. Abel Frutos,
secretario general de la FAUPPA, hace un
balance sobre el proceso de negociación
y el momento de la Federación.
-¿Cómo evalúas esta última reunión?
-Una de las cosas a resaltar fue la
movilización de la gente. Hace mucho
tiempo venimos procurando volver a
nuestra fuente. Panaderos se caracterizó
por ser una organización combativa que,
lamentablemente, en la década del 90 se
adormeció por diferentes razones ajenas
a nuestra Federación.
Ahora el panorama es otro, fruto de la
prédica constante que desarrollamos con
todos nuestros afiliados. Por ello la
convocatoria de ayer no es algo casual,
venimos trabajando para que Panaderos
recobre una mística que nunca debió
perder.
-¿Y con respecto a la reunión en sí?
-La considero positiva. Aspiramos a
tener una industria fuerte y para ello
hay que rescatar el oficio. Para los
jóvenes no hay expectativas en nuestro
sector, porque lamentablemente el
trabajo se ha precarizado mucho.
Por ello nosotros estamos batallando en
dos sentidos: por un lado, como se dijo
ayer en nuestras consignas, queremos un
TRABAJO y SALARIOS DIGNOS, y para
conquistarlos venimos fortaleciendo la
organización, capacitando sindicalmente
a nuestros jóvenes. Por otro lado, está
el rescate del oficio, de la “cultura
panadera” que se ha perdido. En este
sentido, estamos cerca de inaugurar una
Escuela de Capacitación Profesional.
-¿Cómo continúa la negociación?
-Mañana tendremos otra reunión, fuera
del ámbito ministerial, donde alentamos
cifradas expectativas de que vamos a
avanzar. El próximo martes 22 volveremos
a la sede ministerial.
Si no hay un acuerdo previo, lógicamente
haremos una movilización más importante.
Pero somos optimistas.
-Ayer vimos mucha juventud…
-Muchos jóvenes participaron en el
debate que se dio en la sede
Ministerial. Y eso es importante, porque
nadie se lo cuenta, ellos están
participando en esta experiencia.
Yo tengo una gran expectativa con los
jóvenes, sobre todo con aquellos que
están pasando por nuestra Escuela de
Capacitación, y en este aspecto tenemos
que agradecer el apoyo de la UITA.
Y vuelvo al principio: en los 90 nos
fuimos de la UITA y de CASIA.
Una dirección sin principios nos aisló
del mundo, pero hoy estamos
reposicionándonos en la seriedad de un
trabajo positivo y solidario.
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