El caso de Toralla S.A.
Todavía no se acallaron las protestas porque aún no se ha
llegado a una solución satisfactoria en el caso Calvo
de El Salvador, cuando otra empresa española,
Toralla S.A., también con sede en Galicia,
pasa a ser noticia en Chile por sus acciones
antisindicales claramente ilegales.
Una demanda por prácticas antisindicales fue interpuesta el
pasado 8 de agosto por la Inspección Provincial del Trabajo
contra la empresa Cultivos Toralla S.A. en el Juzgado
Letrado de la ciudad de Castro (Chiloé) en el sur de
Chile. Según el abogado de la Inspección,
Jaime
Calderón,
la figura legal que utilizó para demandar a la empresa está
relacionada con un derecho fundamental de los trabajadores
como lo es la libertad sindical, resaltando que además
existió hostigamiento por parte de los empresarios hacia los
dirigentes sindicales. La demanda ampara a tres dirigentes
sindicales y el inspector de trabajo actuante confía que con
esta acción judicial, la empresa enmiende su error y les
abone las horas impagas a esos trabajadores que desde hace
cuatro meses vienen sufriendo descuentos en su sueldo por
cumplir sus labores sindicales. La acción se originó en una
denuncia presentada el pasado mayo por la Federación de
Sindicatos de salmones y mitílidos de Chiloé, afiliada a
la Confederación Nacional de Trabajadores de
la Industria del Salmón y Mitílidos de Chile (CONATRASAL).
Resultan interesantes las declaraciones de Calderón
sobre este caso. “Una de las maniobras más concretas
-sostiene- se tradujo en que se le comenzaron a hacer
descuentos al dirigente Nicolás Nilo por los permisos
sindicales que le correspondían”. Agregando que, “con una
serie de actos de hostigamiento se obligó a los trabajadores
y a dirigentes sindicales a firmar pactos de horas extras de
manera unilateral, amenazándolos con dos alternativas: el
finiquito (despido) o las horas extras, y de hecho
finiquitaron a algunos trabajadores por esta situación”. El
funcionario también se refirió a otras denuncias que pesan
sobre la empresa: manifestando que “no es la primera vez que
incurre en actos como los que estamos denunciando en el
tribunal. Tiene otra demanda iniciada en 2006 por prácticas
antisindicales, no la misma empresa pues se trata de
Toralla S.A., pero los dueños son los mismos de
Cultivos Toralla”. Señaló además que en el Juzgado
letrado de Castro existen por lo menos 10 causas
debido a multas aplicadas por la Inspección. “Es una empresa
que no tiene una conducta moral digamos, que sea
ejemplificadora para otras empresas y en ese sentido no
solamente constituye un atentado contra los derechos de los
trabajadores, sino también en el contexto de la
globalización es una empresa que está ejerciendo una
competencia desleal con respecto a otras que sí cumplen con
las leyes”.
Entre los antecedentes a que se refiere Calderón, se
destacan dos.
El 4 de febrero de 2006, inmediatamente después de
constituido el sindicato, Toralla comenzó una serie
de prácticas antisindicales, entre otras hacer extensivos
los beneficios del contrato colectivo a un grupo de no
sindicalizados sin efectuar el descuento del 75 por ciento
que marca la ley. El segundo, según la declaración jurada de
uno de los trabajadores afectados, es que una vez finalizada
la negociación colectiva, Fernando Leiro, dueño de la
empresa, citó a un determinado número de trabajadores
ofreciéndoles que si renunciaban al sindicato obtendrían
contratos de trabajo indefinidos y bonos de producción más
altos. El descaro del Sr. Leiro es tal que,
consultado sobre estas denuncias, dijo desconocerlas dado
que recién había regresado de España.
Toralla S.A. y la comunidad
Pero no solamente la empresa española explota a sus
trabajadores y trabajadoras, también perjudica seriamente a
la comunidad donde se encuentra instalada. Recientemente,
sin ningún permiso sanitario, Toralla instaló en la
zona de Quitripullo en medio del bosque nativo, a un
kilómetro del mar y a tres de su planta industrial, un
basural de desperdicios acuícolas. Para ello abrió caminos y
excavó gigantescas zanjas donde deposita los restos de los
mejillones que procesa así como bandejas plásticas y
recipientes usados. Tal comportamiento no impide que en su
sitio Web la empresa asegure que “ha asumido las nuevas
exigencias en materia de ecología y medio ambiente. Es por
ello que el signo distintivo de calidad tiene como punto de
partida el respeto y el cumplimiento de la legislación
medioambiental”.
¿Qué es Cultivos Toralla
S.A.?
El grupo familiar Leiro explota el mejillón desde
hace aproximadamente 50 años en sus instalaciones de
Portonovo, localidad situada en la Ría de Pontevedra (Galicia,
España) la empresa opera con el nombre comercial de
Leiro e Hijos SL. En los años 90 la demanda superaba su
capacidad de producción, de manera que cuando en una feria
internacional oyeron hablar de que en Chile existía
abundante materia prima se interesaron y terminaron por
instalarse en ese país en el año 2000. Estos
emprendimientos son Cultivos Toralla S.A. y
Toralla S.A., que tienen sede en Chonchi (Chiloé),
y se han constituido como líderes del sector.
Cultivos Toralla
gestiona más de 250 hectáreas de mar, donde cultiva los
mitílidos, conocidos como “mejillones”, “mussels” o “choritos”.
Actualmente, más del 80 por ciento de la oferta mundial de
este molusco, estimada en algo más de 1,5 millones de
toneladas, proviene de la acuicultura. En los años 60 del
siglo pasado se agotaron los bancos naturales de mejillones
en Chile y comenzaron a establecerse los centros de
cultivo, especialmente en el sur del país. Tradicionalmente
son
cuatro
los métodos de cultivo utilizados: balsas o
bateas, sistema de bandeja (fondo), estacas y long-line
(línea larga) que es el más utilizado, pudiendo ser las
líneas simples, dobles e incluso triples. Cultivos
Toralla tiene una capacidad de producción de 12 mil
toneladas de mejillón al año.
Por
su parte, Toralla S.A. cuenta en la localidad de
Chonchi con una planta de procesamiento de 4.000 metros
cuadrados, equipada con maquinaria moderna y con capacidad
para elaborar entre 100 y 300 toneladas de mejillón bruto al
día. Trabajan allí unas 350 personas, la mayoría de ellas
mujeres y el salario apenas supera el mínimo. Las
condiciones de trabajo son duras, con mucho vapor y humedad
en el ambiente y el suelo permanentemente mojado.
Frecuentemente los trabajadores y las trabajadoras se quejan
por el mal estado en que se encuentran su ropa y utensilios
de trabajo.
Los productos que elabora Toralla son pulpa de
mejillón, mejillón media concha y mejillón entero al vacío.
En 2006 la empresa exportó por 13,3 millones de dólares,
siendo los principales destinos Argentina,
Australia, España, Estados Unidos,
Francia, Inglaterra e Italia.
Rel-UITA
enviará
un mensaje a Sergio Leiro, gerente general de
Toralla S.A., solicitándole una drástica
modificación en su política de relaciones laborales.
En
Montevideo,
Enildo Iglesias
© Rel-UITA
13 de agosto de 2007 |
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