Unos 18.000 trabajadores del sector azucarero se han
levantado en huelga en el departamento del Valle del Cauca,
Colombia, para exigir mejoras salariales, terminar con la
precarización de las condiciones de trabajo y el cese de las
seudo cooperativas de trabajo asociado.
En el Valle del Cauca hay 198.000 hectáreas cultivadas con
caña de azúcar que ocupan prácticamente el 50 por ciento del
área total sembrada en la región. En 2007 se molieron 21,1
millones de toneladas de caña, produciéndose 275 millones de
litros de etanol y 2,28 millones de toneladas métricas de
azúcar, de las cuales el 31 por ciento fue exportado.
El
90 por ciento de los 18.000 corteros que existen en la
región está vinculado por medio de 23 cooperativas de
trabajo asociado.
Estas seudo
cooperativas se han fomentado
bajo el paraguas de
las
políticas gubernamentales de “protección empresarial”, que
constituyen un sistema de relaciones laborales paralelas a
las establecidas en la ley. Desde esos ámbitos se impone un
régimen contractual informal para la mayoría de trabajadores
y trabajadoras que se desempeñan en las tareas más exigentes
del proceso agroindustrial del azúcar.
Estas
“cooperativas de trabajo asociado” tienen su antecedente en
Brasil, donde también en el sector sucroalcoholero se
diluye la responsabilidad del empleador por medio de la
tercerización y de los subcontratistas denominados “gatos”.
A través de este mecanismo se impone un régimen
semiesclavista en las relaciones de producción y de trabajo.
Allí, como lo denunciara nuestra afiliada la Federación de
Empleados Rurales y Asalariados del Estado de São Paulo (FERAESP),
“el objetivo de estas seudo cooperativas no es crear nuevos
empleos; su finalidad es degradar al máximo las condiciones
de labor de los trabajadores, recortando derechos y
disminuyendo la fuerza de los sindicatos, en razón de que
los obreros se transforman en ‘socios’ ante la empresa”.
Por su
parte, la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y
Estibadores (UATRE), desde hace más de diez años
viene luchando contra este tipo de cooperativas denominadas
“truchas” o falsas cooperativas. Según Gerónimo Venegas,
secretario general de UATRE, “Nosotros venimos
advirtiendo a los trabajadores, al sector empresario, al
gobierno y a la comunidad en general sobre la existencia de
seudo cooperativas que impiden a los trabajadores y
trabajadoras el pleno goce de los derechos laborales, y
desnaturalizan el origen solidario de ese tipo de
asociaciones. Estas entidades se utilizan en forma habitual
para evadir los compromisos con la Seguridad Social,
perjudicando a los trabajadores en forma directa al
impedirles el pleno goce de los derechos labores: salario
familiar, obra social, sistema de pensiones y jubilaciones,
prestaciones por desempleo, etc.”
La molienda
humana
En Colombia, los efectos prácticos de las cooperativas de trabajo
asociado se traducen en jornadas que alcanzan las 70 horas
semanales y generan un salario promedio de apenas unos 230
dólares. Asimismo, por el sistema seudo cooperativo, el
cortero es responsable de sus aportes a la seguridad social
y la seguridad industrial, ya que son a la vez trabajadores
y sus propios patronos.
Ante la ausencia de efectivos servicios de salud y programas
de riesgos profesionales en salud ocupacional, proliferan
los casos de parálisis totales y parciales, lesiones en
extremidades, brotes infecciosos por aguas contaminadas y
agrotóxicos. También abundan graves dolencias en la columna
vertebral, artrosis, hernia discal, Lesiones por Esfuerzos
Repetitivos (LER) que al no recibir atención médica
oportuna, no son clasificadas como enfermedades
profesionales. Los trabajadores y trabajadoras que son
afectados por graves lesiones en la columna vertebral no
reciben ninguna atención por parte del empleador, quien
alega no tener ningún vínculo jurídico con los trabajadores
y trabajadoras. Lo mismo ocurre con el derecho a la pensión
de jubilación, que en la práctica no existe, y es común que
las personas de edad muy avanzada se vean obligadas a
trabajar para no morirse de hambre.
TLC, etanol
y pobreza
El
cóctel de la “energía alternativa”
Según la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) de
Colombia,
“la producción de etanol en la región, tal como se
desarrolla en la actualidad, corresponde a una imposición de
los países del Norte que necesitan resolver su déficit
energético, y poco les importa si es a través de los
oligopolios locales que lucran con el incremento del
monocultivo de la caña, en claro detrimento para los
trabajadores, comunidades indígenas, agricultores y
consumidores, el ambiente y la soberanía alimentaria”.
La producción de etanol en Colombia se realiza con el
beneficio de importantes subsidios. “El etanol -informa la
CUT- está exento del impuesto de IVA (16 por
ciento), la sobretasa a la gasolina (25 por ciento) y el
impuesto global,
todo lo cual
equivale aproximadamente a 153 millones de dólares anuales
que no entran a las arcas del Estado y que se están
ahorrando los ingenios. Además, el gobierno definió como
Zonas Francas Especiales los territorios de las plantas de
agrocombustibles, por lo cual sólo pagan el 15 por ciento de
Impuesto a la Renta.”
Como sucede en Brasil con los cortadores de caña de
azúcar, en Colombia los beneficios extraordinarios
que registra el sector sucroalcoholero no llegan ni por
asomo a las manos de los trabajadores ni de los campesinos.
“Antes bien, la vida y las condiciones laborales de los
corteros son cada vez peores, lo que nos obliga a luchar por
reivindicaciones que se asemejan a las de los tiempos
coloniales, bajo condiciones de esclavitud. A los
cañicultores agremiados en PROCAÑA, dueños de las
fincas que proveen a los ingenios, también les ha ido muy
mal. Hoy reciben un 30 por ciento menos de participación por
la materia prima que se destina al etanol”, señala la CUT.
Todos somos
corteros del Valle del Cauca
La huelga de los trabajadores del azúcar del Valle del Cauca
requiere del acompañamiento y la solidaridad nacional e
internacional. Ante esta situación, Artur Bueno de
Camargo, presidente de la Federación Latinoamericana
de Trabajadores Azucareros de la UITA, señaló: “Con esta
situación queda claro una vez más que los Tratados de Libre
Comercio con Estados Unidos, están al servicio
exclusivo de las oligarquías nacionales. El etanol, la nueva
vedette de los combustibles alternativos, no se traducirá en
beneficios para los trabajadores y campesinos si no se
cambia la matriz de producción, ya que es un verdadero
disparate en términos sociales, económicos y ambientales”.
“Hacer nuestra la lucha de los trabajadores del Valle del
Cauca, apoyar con todas nuestras fuerzas sus justos
reclamos, será fundamental para profundizar la lucha global
por una sociedad justa y solidaria donde, entre otras cosas,
las demandas del parque automotriz de Estados Unidos
y de Europa no estén por encima de la calidad de vida
y la soberanía alimentaria de millones de personas”,
enfatizó Camargo.
|