El
antiguo establecimiento vitivinícola Los Cerros de San Juan,
cuyas instalaciones fueron declaradas Monumento Histórico y
Patrimonio de la Nación, parece detenido en el tiempo, pero
no sólo desde el punto de vista de su estructura
arquitectónica que data de 150 años, sino también por un
sistema de relaciones laborales que quedó anclado en el
feudalismo
En un reciente encuentro organizado por la Unión Nacional de
Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA)
-afiliada a la UITA-, trabajadores de la bodega Los
Cerros de San Juan denunciaron pésimas condiciones de
trabajo e increíbles situaciones de explotación que incluyen
jornadas de hasta 15 horas, descuento de la canasta de
alimentos, ínfimas condiciones de seguridad e higiene y, lo
más alarmante, la prohibición de salir y entrar del
establecimiento a partir de las 19 horas. La planta
industrial, las vides y el centro poblado en el que viven
unas 30 familias, dista unos 30 kilómetros de la portera
principal. A esto se le suma el despido de dos de los
principales impulsores del sindicato, Ernesto May y
Ana Peralta, y de otros dos trabajadores, Marta
Castro y Emanuel Quijano.
Los titulares de la empresa son los hermanos Álvaro y
Alfredo Terra Oyenard, quienes fueron citados por la
División de Negociación Colectiva de la DINATRA
(Dirección Nacional de Trabajo) para subsanar la situación
existente.
Sirel
conversó con Edison Sena, Alicia Dávila y
Carlos Sena, miembros del Sindicato Obrero de Viñas de
San Juan (SOVISANJ), y con el doctor Antonio
Ramauro, abogado de la UNATRA, quienes
confirmaron las denuncias efectuadas y manifestaron que el
pasado 30 de abril el sindicato presentó un recurso ante el
Ministerio de Trabajo sobre los temas anteriormente
mencionados y reclamando ser atendidos por la empresa para
exigirle la reincorporación de los compañeros despedidos, el
pago del ficto alimentación obligatorio por ley y el libre
ingreso y egreso a la finca.
Según el doctor Ramauro, la reunión en el Ministerio
“fue muy importante en términos sindicales, ya que a partir
de ese momento la empresa reconoció la existencia del
sindicato, lo que cambia radicalmente el tono de la
negociación. Además, cuando planteamos lo del ficto
alimentación -que representa el 30 por ciento del sueldo-
los empresarios afirmaron que no lo estaban pagando porque
les parecía que no debían hacerlo, que lo iban a estudiar y,
si de hecho tuvieran que pagar, se pondrían al día. También
es importante que reconocieran que no hay libertad para
entrar y salir, y dijeron que pretenden resolver ese
problema a través de un servicio de portería que funcionará
las 24 horas. Con referencia a los despidos, manifestaron
que no podía afirmarse que fuesen despidos antisindicales ya
que ignoraban la existencia del sindicato -lo cual ponemos
en duda pues las coincidencias son muchas- y dijeron estar
dispuestos a reconsiderarlos, lo que para nosotros no es
menor”, opinó Ramauro.
A partir de una denuncia verbal de la UNATRA ante la
inspectora general de Trabajo, María Narducci, el
pasado 25 de abril funcionarios de la Inspección General del
Trabajo visitaron la empresa y constataron 20 situaciones de
irregularidad en materia salarial y de seguridad e higiene.
“Estamos fumigando contra las hormigas sin ninguna
protección, sin guantes ni tapabocas; el olor al veneno es
tan intenso que enseguida nos empieza a doler la cabeza”,
comentó Alicia Dávila.
Para Carlos Sena la situación es aún más grave, ya que
perdió el sentido del olfato debido a un accidente ocurrido
en los predios de la empresa en 2004, y de tractorista pasó
a ser el empleado “ideal” para las tareas de fumigación con
agrotóxicos de los viñedos. “Las cosas cambiaron mucho desde
que sustituyeron al administrador; el nuevo supervisor,
Carlos Catáneo, entre otras medidas que
perjudican a los trabajadores, ha ordenado cerrar con
candado las porteras que dan acceso al camino vecinal que
permite llegar a la ruta. Además, trabajamos sin protección,
y de estar tanto tiempo en contacto con los agrotóxicos en
los últimos meses he tenido varias intoxicaciones”,
manifestó Sena, quien trabaja en la bodega desde
1998.
También se encontraron instalaciones eléctricas de riesgo en
distintas áreas y graves problemas en los dispositivos de
protección de algunas máquinas como el autoelevador,
tractores y la bomba de agua, así como pésimas condiciones
en los vestuarios. Los funcionarios de la Inspección General
del Trabajo intimaron a la empresa a implementar “cambios
urgentes” en las condiciones laborales de sus empleados en
un plazo no mayor a 15 días.
Poco después, la empresa presentó respuesta a los reclamos de
los trabajadores. Según Germán González, secretario
general de la UNATRA, “la misma fue positiva ya que
entre otros puntos se acordó que a partir de ahora la
empresa entregará mensualmente una canasta de alimentación
por valor de 600 pesos uruguayos (25 dólares
aproximadamente) reajustable conforme al laudo; se
reintegrarán a los trabajadores los importes pagos por
concepto de energía eléctrica generados en los últimos 6
meses, con un máximo de 1.000 pesos uruguayos mensuales (42
dólares aproximadamente) por vivienda; se instalará un
botiquín completo, incluyendo suero antiofídico, y se
proporcionarán botas adecuadas para los trabajadores
expuestos a picaduras de ofidios; las horas extras serán
abonadas conforme a la ley y la empresa contratará un
servicio de emergencia médica móvil. En relación con la
entrada y salida, la empresa se compromete a instrumentar,
en un plazo máximo de 30 días, un sistema de portería
permanente. Respecto a los trabajadores despedidos,
Ernesto May y Marta Castro suscribirán un
contrato de comodato con la empresa, que les permitirá hacer
uso de la vivienda que actualmente ocupan por el plazo de un
año, Emanuel Quijano recibirá una indemnización por
despido equivalente al doble de lo que le correspondería por
despido común, y en el caso de Ana Peralta, se
seguirá con el proceso judicial* promovido, que se espera
resolver de manera favorable a la trabajadora quien
seguramente será reincorporada, afirmó González.
Amalia Antúnez y Enildo
Iglesias
© Rel-UITA
15 de mayo de 2007 |
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* Ana Peralta
fue despedida por abandono del puesto de trabajo, cuando en
realidad estaba amparada por el fuero sindical.
Fotocomposición: Rel-UITA
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