Guatemala
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Con David
Morales,
secretario general de FESTRAS
Maquila
se escribe con M
de Muerte |
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De las 230 maquilas textiles
que hay en Guatemala, sólo en tres existe sindicato, lo que
significa que de 116 mil trabajadores y trabajadoras, sólo
300 están protegidos por organizaciones sindicales. La
represión contra los sindicatos es casi siempre impune. La
situación actual en la maquila NB Guatemala SA es una
muestra de ello, y de la lucha heroica de los/as
sindicalistas.
-¿Cuántos sindicatos de maquilas tiene afiliados la
FESTRAS?
-Tenemos afiliados los únicos tres sindicatos que existen en
las maquilas de Guatemala. El último lo hemos formado el 16
de octubre de 2003, pero la situación en éste es muy
difícil. Empezamos el trabajo de organización seis meses
antes de la fundación, y desde entonces ese sindicato no ha
cesado de ser agredido, perseguido y amenazado.
-¿De qué manera?
-La empresa NB Guatemala SA, representada por su gerente
general, Yong Ha Kim, desató inmediatamente una campaña
antisindical. Trabaja en el rubro de la confección de
vestimenta para las marcas “Target”,
“Merona”,
“Edan”,
“GAP”
y otras. Nosotros anticipamos que existiría una oposición de
la patronal, pero no esta actitud salvaje que no veíamos
desde hace por lo menos 15 años.
-¿En qué consistió esa campaña?
-Lo primero fue enviar a varias personas a las casas de
algunas afiliadas diciendo que venían de parte del gobierno
y de la empresa con un mandato para erradicar los sindicatos
de las maquiladoras, ya que esto perjudica la llegada de las
inversiones extranjeras. Las amenazaron con que si no se
retiraban del sindicato podrían amanecer con un balazo en la
espalda ya que ellos conocían los procedimientos para
hacerlo sin que la Policía pudiera llegar a los culpables.
-¿Y cuál sería ese procedimiento?
-Justamente, les dijeron que era muy sencillo utilizar los
grupos organizados de jóvenes delincuentes que aquí se
llaman “Maras” y que se dedican al robo, el tráfico de
drogas y otras actividades ilegales como los asesinatos por
encargo. Las compañeras fueron amenazadas, y también se les
ofreció dinero y un terreno proveniente de FOGUHABI, que es
una institución gubernamental, para que se retiraran del
sindicato. Les dejaron un lugar y una fecha para una próxima
reunión. Pero a ese encuentro acudimos los representantes de
FESTRAS. Ellos nos dijeron que pertenecían a una ONG llamada
Acción por Guatemala, y que no tenían vínculos con la
empresa o con el gobierno.
-¿Cómo se explica eso?
-Eso es lo que les preguntamos: ¿a qué responde el trabajo
que realizan? Pero nada nos respondieron. Hemos denunciado
esta situación a la Procuraduría de los Derechos Humanos de
Guatemala, pero hasta ahora no se ha investigado nada y no
tenemos más información de estas personas.
-¿Qué ocurrió después?
-El señor Kim inició otra campaña más violenta, contratando
grupos de choque dentro de la propia planta pero que también
presionan fuera de la maquila. Estos grupos se han dedicado
a golpear a las compañeras. Se produjeron varias agresiones
que fueron denunciadas al Ministerio Público. Ha Kim se
reunía personalmente con este grupo y lo instruyó para que
cuando fueran indagados contestaran que se había tratado de
un problema personal. El objetivo es desgastarlas,
desesperarlas, y diseñar una estrategia para desarticular el
sindicato. Aunque nos ha costado mucho, creemos que poco a
poco hemos logrado que toda esta campaña quede al
descubierto. Ha Kim también ha utilizado a este grupo de
trabajadores antisindicales para demandar a los dirigentes
por “amenazas”. Yo mismo y Francisco Mendoza, ambos de
FESTRAS, hemos recibido esas denuncias judiciales que en
realidad son tácticas para distraer la atención e intimidar.
Pero tenemos un testimonio de una compañera, Susana Morales,
que abandonó ese grupo propatronal y aportó mucha
información.
-¿Qué ha dicho esta compañera?
-Ha informado sobre donde se reúnen, cuál es la estrategia
que empieza con amenazas de muerte, después agresiones,
luego persecución a las dirigentes sindicales y describe los
procedimientos que piensan utilizar. Como consecuencia de su
denuncia, esta compañera ha sido amenazada de muerte por dos
desconocidos junto a la secretaria general del sindicato,
Bidalia García, y a Rosita López. La compañera Susana está
en este momento en la clandestinidad para proteger su vida.
Nosotros hemos hecho ya la denuncia ante la OIT.
-¿Cuál es la reacción del Ministerio de Trabajo?
-Hasta ahora no ha tocado el fondo sino la forma, y ha sido
confundido por la patronal con sus maniobras y falsedades.
Le hemos manifestado al Ministerio que contamos con pruebas
sobre nuestras denuncias, pero aún no hemos avanzado
demasiado por ese lado. Últimamente se presentó un grupo de
62 trabajadores con permiso de la empresa (siendo que nunca
dan permiso a nadie para salir por ninguna razón), quienes
supuestamente fueron a denunciar al sindicato. Muchos ni
siquiera sabían a qué iban, pero fueron acarreados por los
patoteros de la patronal. Lo más sorprendente es que el
Ministerio, conociendo cuál es la situación general en las
maquilas y la particular en ésta, recibió sin más la
denuncia que intenta sustituir al actual ejecutivo del
sindicato por otro que le sea adicto a la empresa. Le hemos
dicho a la Dirección de Trabajo que ella no debe tener
ingerencia en los asuntos internos sindicales, y que se debe
atender al fondo de la cosa que es la violación a los
derechos sindicales y humanos en la empresa.
-¿Por qué la FESTRAS, que pertenece al sector
alimentación, afilia sindicatos de la industria textil?
-No podemos cerrar los ojos ante las violaciones a los
derechos sindicales en nuestro país, y hemos visto que este
sector, donde hay muchos puestos de trabajo, es uno de los
peores en ese sentido. Creemos que el sistema que imponen a
sangre y fuego en las maquilas es el mismo que las
patronales de la alimentación, y de otros sectores
productivos del país, quieren implantar en sus empresas. En
la industria textil el salario mínimo nacional es el máximo
que ellos pagan, lo que equivale a 4,8 dólares por jornada
de 8 horas de trabajo. Por eso, para poder tener un ingreso
que les permita sobrevivir, la mayor parte de la gente hace
muchas horas extras, casi siempre mal pagadas. Entonces,
nosotros hemos decidido enfrentar a este sistema laboral en
todas sus manifestaciones, y el sector textil es el peor de
todos.
Carlos Amorín
© Rel-UITA
12
de noviembre de 2004
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