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Las maquilas |
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Entre un 60% y un 90%
de las mujeres, trabajan en condiciones infrahumanas en el
mundo. Las ONGs exigen que las marcas de
ropa respeten los
derechos laborales en los países pobres.
La
ropa, incluso la olímpica, no huele a limpio. Las ONG
Intermón Oxfam y Setem; CC.OO. y UGT denunciaron ayer en el
Fórum la explotación que ocultan las grandes marcas, que
obligan a empresas subcontratadas en los países pobres a
ritmos de entrega vertiginosos y desprecian las condiciones
de los trabajadores, mujeres entre un 60% y un 90%.
El diálogo ¿Qué se esconde detrás de tu ropa? exigió a
la Organización Mundial de Comercio (OMC) y a la UE que
hagan respetar los derechos humanos, y pidió a las empresas
aplicar códigos de conducta. "Una compañera, como ni nos
permiten ir al médico, se metió en el lavabo y salió con un
atadijo. Sólo lo enseñó a dos amigas: era un feto". Lo contó
tragándose las lágrimas la guatemalteca Gloria Córdova, que
pidió a los sindicatos españoles defender su organización
laboral en la empresa Cimatextiles, de propiedad coreana.
"Nuestro sindicato agoniza", dijo. "Los propietarios
convencieron a los trabajadores de que un sindicato acarrea
el cierre de la maquila [fábrica subcontratada], y fuimos
agredidas. No pudimos explicarnos: no somos personas
colegiadas, no tenemos el estudio suficiente. La vida en las
maquilas es indigna".
Por todo el planeta sucede. Otra guatemalteca,
Lucrecia Bautista, de la Comisión de Verificación de Códigos
de Conducta, organización civil que hace auditorias
sociales, expuso que mujeres, e incluso niños, trabajan 12
horas, sufren acoso sexual y no tienen permiso ni para ir al
baño; el embarazo, y por supuesto crear un sindicato,
significan despido. El marroquí Bubker el Jamlichi habló en
nombre de la Asociación de Mujeres Obreras Attawasul, de
Tánger: "Una obrera no puede tener permiso para venir a
hablar aquí, y la despedirían". Jamlichi señaló que las
empresas españolas con maquilas en Tánger contratan a un 75%
de mujeres "porque proceden del éxodo rural y están
indefensas".
"Hemos lanzado la campaña Juega limpio en las
Olimpiadas, apoyada por deportistas como Miguel Indurain y
Gemma Mengual, porque las grandes marcas de ropa y calzado
deportivos, que facturan 60.000 millones de euros,
traicionan el espíritu olímpico", dijo Ignasi Carreras,
director general de Intermón Oxfam. "Estamos en
conversaciones con ocho marcas, pero Kappa y Fila no nos
hacen ni caso". "No vale con que las empresas adopten un
código de conducta como cosmética", manifestó Antoni Codina,
director de Setem. "Aquí hay marcas, como Zara, la cuarta
del mundo, o Mango, que tienen poder para cambiar las
cosas".
Los sindicatos pidieron "solidaridad activa", en
palabras de Mercè Campabadal, de CC.OO., "porque el
cumplimiento de los derechos debe globalizarse. Hay 800.000
maquilas en el mundo, pero esa riqueza no se reinvierte en
sus países: los dueños, si quieren, trasladan la fábrica".
Josep María Álvarez, de UGT, brindó "cooperación
sindical para crear sindicatos en esos países", y afirmó que
la UE puede presionar a la OMC para que establezca como
requisito el respeto de los convenios internacionales de
derechos humanos y laborales. UGT pidió que la ropa lleve un
"etiquetaje transparente", que oriente al comprador sobre
cómo se fabricó. "Lo que se vende a un euro es imposible que
proceda del respeto a los trabajadores". Joan Canals, del
Fomento del Trabajo Nacional y empresario textil, apoyó el
etiquetaje, e indicó: "Las empresas deben dedicar un
porcentaje a formación de los trabajadores de las maquilas
para garantizar su futuro, y los consumidores ser
conscientes de lo que compran".
La modelo Judit Mascó habló como consumidora: "Si en
una tienda las dependientas estuvieran machacadas, y hubiera
niños malnutridos cargando fardos, lo denunciaríamos. Pues
eso es lo que ocurre bajo cuerda. Si diez clientes entran en
una tienda preguntando por cómo se han fabricado esos
vestidos, arriba se enterarán".
"Las empresas son las primeras interesadas en que esto
no siga así", dijo Josep Maria Rañé, consejero de Trabajo e
Industria de la Generalitat. "Hay que respetar los acuerdos
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y hacer
que la OMC se centre en esto. No puede ser que la
globalización contraponga el derecho al trabajo con el
derecho a tener derechos en el trabajo. La globalización,
para gran parte de la humanidad, significa: Vino el progreso
y nos arrolló".
Intermón Oxfam anunció que presentará al Congreso de
los Diputados las propuestas de 8.000 estudiantes, que han
debatido estos temas en colegios y en un foro virtual en el
programa Conectando mundos.
Vía COMFIA - CC.OO
22 de junio de 2004
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