República Dominicana

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 Zonas Francas dominicanas:


Cuando el espejismo

se desvanece

 

El concepto de zonas francas, que hasta hace poco dinamizara la economía dominicana, comienza a decaer. Tras haber sufrido la pérdida de miles de puestos de trabajo, el sector de la confección procura encontrar una salida de emergencia. Entre tanto, en las fábricas se ven cada vez más despidos, horas extraordinarias y hostilidad antisindical, a veces violenta.

Las puertas de Rainbow Fashion International siguen cerradas con candado. Cuando cerró la empresa de confección textil sindicalizada ubicada en la zona franca de San Pedro de Macorís fueron despedidos casi 240 trabajadores y trabajadoras. A ninguno de ellos se le indemnizó, lo que constituye una violación de la legislación laboral dominicana.

Bajo un sol aplastante, frente a la fachada de Rainbow Fashion, que fabricaba pantalones con destino a Estados Unidos, unos veinte obreros sin trabajo esperan todos los días para reclamar a la gerencia lo que se les debe. "El empresario se comprometió a pagarnos pero no da la cara", se desespera Antonio Jiménez. "No podemos buscar otro trabajo porque tenemos que volver acá todos los días para tratar primero de conseguir que nos paguen lo que nos deben." Judelka, que está en el sexto mes de embarazo, se indigna. "En el hospital no me querían atender", dice la futura madre de 29 años. "Me dijeron que la empresa no había pagado el seguro. ¿Adónde fue a parar el dinero?" Judelka pagó la consulta médica de su bolsillo pero no tiene suficiente dinero para hacerse los análisis.

Temor y desconfianza

Desde que se formó el sindicato en Rainbow Fashion, hace cuatro meses, la empresa inició una dura campaña de represión. Grupos de militares amenazaban a los trabajadores sindicalizados dentro de la fábrica y se sobornaba a los líderes sindicales para que abandonaran la lucha.

En muchas zonas francas de este país caribeño tienen lugar prácticas antisindicales ilegales similares o iguales a éstas, aunque van en contra tanto del código laboral dominicano como de los convenios de la Organización internacional del Trabajo (OIT), ratificados por el Estado dominicano. "En las zonas francas, la lucha por la libertad sindical no acaba nunca", suspira Soto Sánchez, uno de los coordinadores de la Federación Nacional de Trabajadores de Zonas Francas (FENATRAZONAS).

"Si un empleador se da cuenta o sospecha que los trabajadores quieren formar un sindicato, inmediatamente los despide." Según una investigación llevada a cabo por el International Labor Rights Fund (ILRF) en 2003, el 80 por ciento de los 600 trabajadores dominicanos de zonas francas entrevistados declararon que no estaban afiliados a ninguna organización sindical y sólo el 9 por ciento recurriría a un sindicato en caso de conflicto laboral. Estos datos reflejan el temor y la desconfianza resultantes de la sistemática represión antisindical que reina en las naves de los parques industriales.

La zona franca de San Pedro de Macorís, como casi todas las regiones de la República Dominicana, se vio gravemente afectada por la finalización del Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV), a la que se sumó la mayor competencia de productores asiáticos. Según el Departamento de Estado estadounidense, "la resistencia de los empleadores a la sindicalización, especialmente en las zonas francas, fue aumentando a medida que crecía la presión de la competencia por parte de empresas en América Central y China." Diariamente se publican en la prensa avisos de empresas que van a la quiebra, reducen sustancialmente sus operaciones o suspenden hasta el 80 por ciento de su personal.

Entre 8517 y 30.000 empleos perdidos

¿Cuántos de los 180.000 puestos de trabajo existentes se perdieron en las zonas francas desde el inicio del año 2005? Aunque la mayoría de los actores involucrados coinciden en reconocer que la pérdida de puestos de trabajo ha sido enorme, resulta difícil cuantificar con exactitud la dimensión en que se ha visto afectada la industria de confección textil. De una fuente informativa a otra las estimaciones de los empleos perdidos varían, yendo desde 8.517, según el Banco Central, hasta los 30.000, según la Asociación Dominicana de Zonas Francas (ADOZONA). Según la revista The Economist de mayo del 2005: "Desde diciembre se despidió a uno de cada diez obreros de zonas francas (…)." Por otra parte, el Consejo Nacional de Unidad Sindical (CNUS) considera que los patrones exageran el número de despedidos "para presionar al gobierno a que devalúe la moneda". Pese a los reclamos de las organizaciones sindicales, los representantes empresariales se negaron a otorgar el aumento del salario mínimo que se había estipulado en el acuerdo tripartito. Esta negativa de la patronal tiene una repercusión tanto más negativa cuanto que se produce en un país donde más del 36 por ciento de la población carece de ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, según el estudio "Estimaciones de pobreza", publicado en junio de 2005.

A pesar de haber disfrutado de condiciones excepcionales de acceso a los Estados Unidos, las exportaciones de prendas de vestir confeccionadas en la República Dominicana están perdiendo progresivamente partes de ese mercado, al que está destinado el 80 por ciento de las exportaciones de este país caribeño. Entre septiembre de 2004 y septiembre de 2005, se registró una caída del 6,7% (o sea de 1.510,76 millones de dólares a 1.408,94), según los datos de la Office of Textiles and Apparel (OTEXA) de la Secretaría de Comercio de Estados Unidos. Por su parte, las estadísticas del Consejo Nacional de Zonas Francas (CNZF) indican que en los últimos diez años, la confección representaba el 70 por ciento de la producción de las 610 fábricas de las zonas francas de la Republica Dominicana pero sólo el 20 por ciento de las nuevas empresas que se instalaron durante el primer semestre del 2005 se dedican a este sector de actividad industrial.

Sin embargo, a pesar de este lento proceso de diversificación de las actividades productivas de las empresas de zonas francas, en 2004 el sector de la confección seguía siendo la actividad industrial que comprendía mayor número de empresas (281, o sea el 49,4 por ciento del total) y que había generado mayor número de empleos (131.978, o sea el 70 por ciento del total). Mientras que el valor total de las exportaciones de las zonas francas aumenta progresivamente, habiendo pasado de 2.907 millones de dólares en el año 1995 a 4.497 millones en el año 2004, cada año se reduce más el valor de los artículos de confección (2.076 millones), según las estadísticas del Banco Central.

Un modelo vulnerable, insostenible e ineficiente

A pesar de la considerable contribución en materia de empleo, divisas e incorporación de las mujeres al mercado laboral que hicieron las zonas francas desde comienzos de los años ochenta, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recomienda que se reestructuren las zonas francas dominicanas. Las empresas dominicanas de zonas francas han preferido procurar obtener condiciones más favorables de acceso al mercado estadounidense en detrimento de una producción con mayor valor agregado, una integración vertical y una diversificación de las fuentes de aprovisionamiento.

En su informe nacional de 2005, el PNUD critica esta opción por considerarla "vulnerable", insostenible e ineficiente". Según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), las zonas francas dominicanas "enfrentaron por cuarto año consecutivo dificultades para recuperar el elevado dinamismo que las caracterizaba durante la segunda mitad de los años noventa". Pese a este triste panorama, llegaron nuevas empresas y crearon nuevos puestos, aunque sin compensar totalmente la pérdida que se produjo en el sector textil. Dos empresas norteamericanas de prendas de vestir -Sara Lee y Guindan Activewear- anunciaron que piensan iniciar operaciones en varias zonas francas dominicanas, las cuales podrían generar más de 9000 empleos a partir de enero de 2006.

¿Cómo se pueden mitigar los efectos negativos causados por la supresión de los contingentes de los textiles y el vestido? En vez de hacer frente a los problemas estructurales de competitividad de la industria dominicana de la confección (electricidad, institucionalidad, estructuras de mercado monopolistas, excesiva concentración en EE.UU.), la mayoría de los empresarios se abocan a promover el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, América Central y la República Dominicana y Centroamérica CAFTA-RD), ratificado y promulgado por las autoridades dominicanas en septiembre de 2005. Según ADOZONA, la entrada en vigencia del TLC a comienzos de 2006 debería contribuir a reactivar el sector de zonas francas, lo que al mismo tiempo ayudaría a este país caribeño a ampliar sus vínculos comerciales y atraer numerosos inversores ansiosos de aprovechar las condiciones de acceso preferencial al mercado estadounidense.

Poca importancia al aspecto laboral

A través de este tratado de libre comercio, se otorgaría a los países centroamericanos y a República Dominicana un acceso preferencial al mercado estadounidense similar al que tenía México hace unos diez años. Lo que se busca es que se otorgue a la industria dominicana una "regla de origen" que le permita fabricar ropa con tela o hilaza proveniente de China o de México -y no sólo con materia prima hecha en EE.UU.- sin que pierda su privilegio de exportar a los Estados Unidos exenta de aranceles. Es un argumento importante en un país que importa casi el 99 por ciento de la tela que utiliza en la confección textil.

Sin embargo, otros especialistas tienen más reservas al respecto y destacan que el TLC no brindará muchos beneficios adicionales dado que la mayoría de las prendas de vestir dominicanas ya se venden en el mercado de los Estados Unidos sin que se las grave con impuesto alguno. Por otro lado, es preocupante la poca atención que se prestó a las disposiciones laborales dentro de las negociaciones del tratado ratificado. En realidad, el acuerdo no es más vinculante para las partes que las legislaciones actuales en vigencia. Según la ONG estadounidense Human Rights Watch (HRW), el TLC tampoco tiene ninguna cláusula sobre la discriminación sexista ni brinda protección a las trabajadoras, que conforman el 52%de la mano de obra de las zonas francas dominicanas. La única disposición relativa a los derechos laborales exige que los países realmente respeten la legislación laboral vigente sin estipular por ello ningún mecanismo de coacción o sanción.

Es muy probable entonces que en los lugares de trabajo siga siendo problemática la implementación correcta de las leyes. Según testimonios de diversas trabajadoras, cualquier mujer que solicita empleo en una zona franca del consorcio Grupo M debe previamente someterse a una prueba de embarazo. "Es obligatorio, recuerda Criseydy, que fabrica pantalones en una zona franca de Santiago. Me mandaron al laboratorio de la empresa." ¿Y si la prueba hubiera salido positiva? "No me habrían dado el trabajo."

Hacia un esquema de producción binacional

Otra de las opciones que los industriales dominicanos ansían hacer realidad para atenuar la repercusión del fin del ATV consiste en cruzar la frontera que separa la República Dominicana de Haití. Muchos empresarios dominicanos, obligados a disminuir los costos de producción, sueñan con la posibilidad de deslocalizar partes de las operaciones con mayor intensidad de mano de obra al país vecino, el más barato de todo el hemisferio americano. Si después de las elecciones previstas en Haití se llega en ese país a una mayor estabilidad política, se podrían poner en práctica nuevos proyectos de zonas francas siguiendo este modelo de producción compartida.

Paralelamente, en la esfera sindical han nacido iniciativas solidarias entre ambas naciones caribeñas. En los últimos meses, el sindicato dominicano SITRAFMIN -con sede en Santiago- y la organización sindical haitiana SOKOWA - de Ouanaminthe- han entablado una colaboración para dar una respuesta común al mismo empresario, el Grupo M.

"Ahora los haitianos conocen nuestra lucha aquí y están organizados allá", comenta Aurelia Cruz, Secretaria de la Mujer de la Federación Dominicana de Trabajadores de Zonas Francas (FEDOTRAZONAS). "Que los haitianos tengan este sindicato fuerte respaldado por los trabajadores y trabajadoras nos favorece, ya que las empresas sistemáticamente recurren a fábricas que no están sindicalizadas."

«Aquí, libertad sindical no quiere decir nada»
Ignacio Hernández H. (FEDOTRAZONAS - Republica Dominicana):

... "Aquí, "libertad sindical" no quiere decir nada. Es algo que estipula la ley y la Constitución de la República pero que no se aplica. Al que se mueve mucho y reclama, inmediatamente se lo despide con algún pretexto. Todas las empresas, desde las menos antisindicales hasta las más antisindicales, aprovechan la crisis del sector en lo referente a reducción del personal para desarticular los sindicatos y despedir a todos los trabajadores afiliados a ellos. Debido a ello los sindicatos dominicanos tienen ahora una posición sumamente débil. Debido a ello los sindicatos dominicanos tienen ahora una posición sumamente débil "... ... "Por si todo esto no fuera suficiente, la empresa castiga a los trabajadores sindicalizados disminuyéndoles los salarios e incentivos. Muchos trabajadores no quieren afiliarse a un sindicato porque eso los puede perjudicar. Esta situación incide mucho en las posibilidades de que los trabajadores consigan llevar a cabo negociaciones colectivas" ...

... "La especulación que hace el sector comercial, la indiferencia del gobierno que no establece ningún tipo de control y la disminución salarial que provocaron los empresarios del sector hicieron que, de pobres, los trabajadores pasaran a ser indigentes. Con el salario que gana, un trabajador no puede ni siquiera comer tres veces por día"...

... "El sindicato SOKOWA nació en la empresa del Grupo M de Haití, el sindicato SITRAFMIN nació en la empresa del Grupo M de la República Dominicana y a partir de ese momento se entabló una comunicación permanente sobre las condiciones laborales. Los trabajadores haitianos se dieron cuenta de la gran diferencia que había entre sus salarios y los nuestros, las metas de producción y las horas de trabajo, que son mucho menos pesadas aquí. Suponían que aquí se pagaba más pero no lo sabían con certeza. Trabajadores de ambas empresas se reunieron para intercambiar información sobre el sistema de producción y sobre las condiciones laborales. Pero seguimos efectuando una coordinación y ejerciendo presión de manera conjunta..."

 

Laurent Duvilier

Convenio La Insignia / Rel-UITA

20 de diciembre de 2005

 

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