Uruguay

Con el sindicalista Néstor Gómez

Calagua, otra empresa emblemática en crisis

La ciudad de Bella Unión, cercana a la frontera de Uruguay con Brasil, está hoy tristemente de moda. Mientras su población padece la pobreza más extrema del país, sus empresas emblemáticas, otrora locomotoras del desarrollo del área, se debaten entre el rescate y la desaparición.

Aun así, los sindicatos y las organizaciones sociales movilizadas mantienen viva la llama de la esperanza de un cambio. Gómez,

del Sindicato de Obreros de Greefrozen (SOG), explica la

situación por la que atraviesan.

 

 

-¿Por qué están movilizados?

 

-La empresa Greefrozen, cuya marca comercial con la que llega a todo el país es Calagua, mandó en febrero a la gran mayoría de los trabajadores al seguro de paro. Muy pocos permanecieron trabajando. El motivo fue que no había producción, que no había zafra y no tenían dinero. La empresa está desfinanciada, con tremendos problemas económicos. Por lo general los trabajadores en esa época salían de licencia, pero este año no fue así. Fueron al seguro de paro el 1 de febrero y se reintegraron el 1 de agosto. En el intervalo la empresa habló con el Ministerio de Ganadería para ver si podía tener algún tipo de incidencia en el tema y el ministerio cree que sería necesario presentar un proyecto o un plan de negocios al fondo de reconversión azucarero. En el proyecto que preparó y presentó la empresa los trabajadores no fuimos consultados pero sí se tenía en cuenta a la plantilla de trabajadores. El Fondo de Reconversión se aprobó por 480 mil dólares. Después, por problemas legales en la mesa del Fondo de Reconversión se aprobó por 300 mil dólares.

 

-¿Cuál era la finalidad de ese fondo?

 

-En principio, los 480 mil dólares abarcaban un proyecto de productividad hasta 2007, calculado por la empresa, con planes de ventas, con gerentes comerciales para mejorar las ventas en el país y también para exportar. Pero con la reducción a 300 mil dólares se ve a las claras que no va a ser lo mismo. El proyecto acaba de firmarlo el presidente de la República y ahora está en el Ministerio de Economía.

 

Nuestra presencia en Montevideo fue para sensibilizar a las autoridades y apurar el trámite. Mantuvimos reuniones con la Comisión de Industrias de Diputados para tratar de sacarlo lo antes posible, ya que la zafra de brócoli y coliflor en la que estamos ahora peligra, así como las próximas plantaciones de chauchas y maíz, que van desde setiembre a diciembre y enero. La empresa no puede absorber los costos. Los trabajadores que entraron el 1 de julio no se sabe si van a cobrar en agosto y los que estábamos trabajando desde antes hemos cobrado la mitad del sueldo de junio. La pregunta es: si no han podido pagar el sueldo de 20 trabajadores, ¿cómo van a pagar los de 120?. La empresa nos ha manifestado que para poder cumplirdepende exclusivamente de ese fondo de reconversión.

 

-¿Cómo puede impactar esto en la ya cascoteada ciudad de Bella Unión?

 

-Greenfrozen utiliza mucha mano de obra femenina. El 70 por ciento de los trabajadores, tanto de la industria como del campo, son mujeres y socialmente aportan mucho, porque en los baches que deja el cultivo de la caña de azúcar la mano de obra es absorbida por este tipo de plantaciones.

 

-¿El SOG integra la Intersindical?

 

-Integramos la Intersindical, y la Intersectorial en algunos casos. Hemos planteado allí que las industrias hortícola y azucarera estaban pasando gravísimos problemas y que creíamos que no estábamos siendo tenidos en cuenta por los directores de la empresa. La industria hortícola es muy importante para Bella Unión: genera mucho menos que los 30 y pico de millones de dólares que genera al año la azucarera CALNU, pero socialmente tiene la misma importancia para la ciudad.

 

-¿Cuándo se formó el sindicato?

 

-Hace ocho años, y lo integran en estos momentos 30 personas, que son de las estables de la empresa, y unas 110 zafrales. Hoy el sindicato está sin presidente, ya que el anterior renunció hace un año. Contamos con un secretariado, que integramos Martín Dalto, Néstor Gómez y Bruno Calfi. Se está trabajando para contar nuevamente con un presidente.

 

-¿Tienen convenio colectivo con la empresa?

 

-Sí, hay un convenio colectivo vigente que se renovó hace poco tiempo. Hemos arreglado el tema de los ajustes salariales, ya que cuando aumentábamos por el índice de precios al consumidor más las variaciones del dólar, el dólar se disparó. La empresa pensó que no iba a poder asumir los compromisos que tenían con nosotros, y creo que muy sensatamente acordamos un nuevo convenio colectivo que contemplara a ambas partes.

 

-Del polo de desarrollo que fue Bella Unión unas décadas atrás hoy ya casi no queda nada. ¿Cómo ven el futuro?

 

-Bella Unión está pasando por un momento muy complicado. No sólo en zonas marginales como Las Láminas: los que viven en la ciudad también están mal. Cuando teníamos muchos puestos de trabajo esto no sucedía. Por eso debemos sensibilizar a toda la gente del Uruguay y a los gobernantes, los de turno y los que van a venir, para que en un país tan chiquito con tan pocos habitantes no pasen este tipo de cosas.

 

Los trabajadores nos sentimos un poco avergonzados al ver las noticias que salen en la prensa nacional sobre lo que aquí sucede. El SOG, el SOCA y otros sindicatos hemos salido muchas veces a denunciar que si se destruían las industrias iban a pasar estas cosas, y lamentablemente están pasando. Nos hemos comprometido a través de una Intersindical, por nosotros y por la gente de Bella Unión, para salir de esta situación, porque es algo aberrante que se nos mueran niños delante de los ojos ante la pasividad de mucha gente.

 

-¿Con qué capitales se creó Greenfrozen?

 

-Greenfrozen se creó para reconvertir la zona. El 99 por ciento de las acciones son de CALNU y el 1 por siento es de Calagua, la cooperativa para riego. Pero debido a toda la situación y problemas económicos que tiene CALNU, ésta no puede asistir más a Greenfrozen. Y de buenas a primeras a Greenfrozen se la ha dejado sola.

 

-¿Cuáles son los rubros en horticultura que la empresa abarca?

 

-En julio y agosto es brócoli y coliflor, en setiembre se planta un poco de zanahoria para abastecer el mercado interno. Octubre es a su vez un mes en el que por lo general se hace papa. No se planta en Bella Unión porque los terrenos no son adecuados, pero sí se lleva del sur. En noviembre se procesa chaucha, en diciembre y enero maíz, en febrero y marzo es donde la cosa baja. En abril y mayo algo de espinaca, algo más de chaucha y de papa y algo de apio.

 

Se va programando con una temporada de anticipación, de acuerdo a la demanda interna y lo que se va a exportar y en base a eso se calcula qué y cuánto es lo que se va a plantar. Ahora se piensa plantar 40 hectáreas de chaucha, habitualmente se plantaban 15 hectáreas y cien de maíz.

 

-¿Todo es producido por productores independientes?

 

-Todos son productores independientes. En este momento con el brócoli y el coliflor trabajan unas 150 personas en el campo, no constantes.

 

-Con el momento que atraviesa CALNU, ¿qué intuyen que pueda pasar con Greenfrozen?

 

-Lo que pueda pasar con CALNU nos puede arrastrar a nosotros. Hoy día la empresa viene caminando sola y necesitamos el apoyo del gobierno. El gobierno cree que hay que vender a Greenfrozen o conseguirle un socio. Tenemos temor, porque la vitivinícola Calvinor pasó por ese tema y hoy está vendida. Pese a ello está pasando por un mal momento y siempre pagan los trabajadores, los cuales ni siquiera cuentan con un sindicato para defenderse y denunciar toda esa situación. Nosotros mantenemos un buen nivel de diálogo con la dirección y no tenemos conflicto.

 

-¿Cómo funciona la distribución de los productos Calagua?

 

-La empresa desmanteló hace un tiempo la distribución de sus productos. Ahora se compra telefónicamente y se centraliza toda en Montevideo. A raíz de esta decisión las ventas bajaron sustancialmente. El aparato de ventas está en la capital, y la mayor parte del consumo se concentra entre Montevideo y la Costa de Oro.

 

 

 

Rubén Yizmeyián

© Rel-UITA

12 de agosto de 2004

 

 

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