Mabel
Rodríguez, Cristina Sorrondegui y Susana Calache, despedidas de Philip Morris en
2011, vivieron ayer miércoles un momento de gran emoción al ser acompañadas por
sus ex compañeros de labor hasta la puerta de su nuevo empleo, la Compañía
Industrial de Tabacos Monte Paz SA. Sirel dialogó con Mario de Castro,
vicepresidente del Sindicato Autónomo Tabacalero (SAT), quien informó al
respecto.
-Se
concretaron las primeras reubicaciones de tres trabajadoras despedidas de Philip
Morris…
-Ayer, a las
5:30 hs de la mañana, ingresaron Susana y Cristina para cumplir su
primera jornada de trabajo en la Compañía Industrial de Tabacos Monte Paz SA.
En la tarde lo hizo Mabel, completando así la primera parte del acuerdo
al que se llegó con la empresa Monte Paz en las negociaciones realizadas
por el Sindicato durante la ocupación de la planta de Philip Morris el
pasado año, cuando de la noche a la mañana, violando el convenio y una tradición
de buenas prácticas en la industria decidió irse del Uruguay cerrando su
fábrica.
Es importante
señalar que desde los primeros días de la ocupación de Philip Morris, la
Compañía Industrial se manifestó dispuesta a reubicar a los trabajadores
despedidos, y estas gestiones las hizo el propio presidente del Directorio,
Jorge Luis Mailhos, marcando así una clara diferencia de actitud entre
una transnacional y una empresa de capitales nacionales.
-¿Cómo fue el
ingreso de estas compañeras?
-Fue muy
emotivo, ya que en la Asamblea de los ex trabajadores de Philip Morris
celebrada el martes 31, se resolvió acompañarlas en el momento de la entrada a
su nuevo local de trabajo. Y allí estuvieron todos, más la dirección del
Sindicato y los compañeros de la Rel-UITA.
Pienso que
Susana, Mabel y Cristina nunca olvidarán aquel mediodía del
viernes 21 de octubre de 2010 cuando el gerente de Philip Morris, Nicolás
Echevarría, anunció que la fábrica estaba cerrada. Tampoco olvidarán el día
de ayer, cuando se dirigieron a su nueva labor, los aplausos de los
trabajadores, la emoción contenida, el abrazo apretado y solidario de todos los
que nos encontrábamos en la puerta de ingreso de Compañía Industrial.
¡Fue muy
fuerte!
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