El 24 de octubre -tres días
después que los despedidos por Philip Morris (PM) en Uruguay
recordaran un año del cierre de la fábrica con una ruidosa manifestación frente
a las oficinas de la transnacional en Montevideo- Tabacalera Centroamericana
S.A. (Tacasa), la filial de PM en Guatemala, anunciaba el
cierre de su fábrica en este país.
PM
adquirió la empresa en 1965 y su
cierre deja sin trabajo a unas 200 personas.
El director general de Tacasa,
Alex Torres, en declaraciones a la prensa manifestó que proseguirá su
presencia en el país “comercializando productos importados de otras fábricas de
Latinoamérica”.
Por su parte, Ayleen Rodríguez,
gerente de asuntos corporativos, reveló que “de lo que se producía en
Guatemala se exportaba el 60 por ciento a Centroamérica. Sin embargo,
solo en Panamá se sabe que el 60 por ciento de los productos que se
consumen son de contrabando”. También alegó que en los últimos años se
incrementaron las regulaciones para exportar a los países del istmo.
Ambas declaraciones suenan
extrañas. ¿Resulta más económico importar los cigarrillos desde otros países de
Latinoamérica que producirlos en Guatemala? Si PM justifica el cierre con
las dificultades para exportar, ¿no existen las mismas dificultades para
importar?
Cualquier malpensado creerá
encontrar la respuesta a estas preguntas en los comentarios de la directora
ejecutiva de la Cámara de Comercio Guatemalteca Americana, Carolina
Castellanos. Refiriéndose al contrabando, doña Carolina estimó que
“además de marcas de cigarrillos no certificadas por las autoridades, también
ingresan al país de manera ilegal embarques de cigarrillos de la marca
Marlboro”, la principal de Tacasa.
Un paquete de Marlboro
tiene un costo en Guatemala de alrededor de 15 quetzales (1,9 dólares),
mientras que uno de contrabando se vende en unos cinco quetzales (63 centavos de
dólar). Todo indica que sea cual sea el canal de venta -legal o de contrabando-
PM, en alguna parte, no deja de ganar.
La transnacional está
llevando adelante un plan de reducción de costos en América Latina, con
el cual pretende ahorrar 20 millones de dólares al año con la racionalización de
sus fábricas en algunos de sus principales mercados de la región. En ese marco,
acaba de anunciar el cierre de una de sus dos plantas en México.
En un
proceso que culminará en el primer trimestre del año próximo, cancelará las
operaciones de la planta ubicada en el Distrito Federal para
concentrar la producción en la planta de Guadalajara. Ante consultas de
la prensa, PM se negó a indicar el número de trabajadores que se verán
afectados con el cierre.
En México, PM tiene
aproximadamente 2.600 empleados distribuidos entre las dos plantas de
elaboración, el cuerpo de directores y los 19 centros de distribución en todo el
país.
Según datos de la industria, el
mercado de cigarros en México representa unos 45.000 millones de pesos al
año (3.442 millones de dólares) de los cuales PM capta 32.500 millones de
pesos (2.486 millones de dólares); es decir, el 72 por ciento.
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