El
departamento de Paysandú, separado de Argentina por el río
Uruguay, es uno de los que mayor nivel de industrialización
había alcanzado en Uruguay. Su mejor época la conoció a
fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando se instalaron en
la zona numerosas agroindustrias. Se fue así generando una
considerable clase obrera que llegó a tener un alto grado de
organización.
La
aplicación del modelo neoliberal, en especial a partir de
los años setenta, condujo a un proceso gradual de
desindus-trialización en todo el país, que en Paysandú fue
particularmente dramático. Muchas de las fábricas aquí
instaladas cerraron sus puertas, y las que sobre-vivieron
achicaron y tercerizaron a su personal. Sin embargo, los
trabajadores mantuvieron sus sindicatos y crearon nuevos.
Este es el caso de PILI, una antigua empresa que abastece el
mercado local y exporta productos derivados de la leche.
-¿Cuándo y cómo se forma el gremio de PILI?
-Hubo un
primer intento de sindicalización en octubre de 2004, a
partir de los compañeros de una sola de las secciones de la
fábrica. Luego, y durante los meses que van de este año, se
fueron involucrando las demás secciones. Así nació la
Asociación de Empleados y Obreros de PILI (AEOP), que
integra la central de trabajadores uruguayos y seguramente
se incorporará a UITA, al igual que otros sindicatos lácteos
del país.
-¿Cuántos trabajadores tiene la empresa y cuántos de ellos se afiliaron a
la AEOP?
-Los
trabajadores actuales rondan los 200 y los afiliados al
nuevo sindicato por ahora llegan al 40 por ciento. Hay
además un par de empresas privadas que venden servicios a
PILI, y a cuyos trabajadores también intentaremos agremiar.
-Puntualmente, ¿qué fue lo que llevó a la aceleración del proceso de
sindicalización?
-Las
condiciones de trabajo, que no son las mejores, y sobre todo
el desconocimiento por parte de la patronal de categorías y
beneficios para los trabajadores. Por ejemplo, no se pagan
horas nocturnas y no se cumplen los acuerdos entre la
Federación Láctea y la Cámara Láctea.
Antes el
dueño y fundador de PILI trataba de solucionar los problemas
con los trabajadores de forma directa y personal,
“paternalista”, pero en general con buenos resultados. Su
hijo, que lo sucedió al frente de la empresa, modificó esa
postura: toma decisiones unilateralmente y suprimió derechos
de los trabajadores.
-¿Con qué inconvenientes se han encontrado para conformar el sindicato?
- Cuando se
iniciaron los intentos organizativos hubo un poco de temor
entre los trabajadores, pero poco a poco se fueron
venciendo.
Los
escollos principales provinieron de la actitud del patrón,
que ha dicho que no quiere ningún sindicato ni mantener
relación alguna con la central sindical. De todas maneras,
los trabajadores de PILI y la filial Paysandú del PIT-CNT
decidieron seguir adelante con el proceso de agremiación y
presentar públicamente a sus directivos. Por ahora funciona
una comisión directiva transitoria.
Algunas
actitudes más recientes de la patronal indican que el
triunfo electoral de la izquierda en las elecciones
nacionales del 31 de octubre pasado la han llevado a
flexibilizar en algo sus posiciones respecto a la formación
del sindicato. PILI se inscribiría así en un movimiento más
generalizado entre los empresarios del país, que buscan
adaptarse a la nueva situación. Nosotros hemos planteado que
el Ministerio de Trabajo comience a intervenir para que se
cumpla la Constitución en el sentido de garantizar el
derecho a la libre asociación de los trabajadores uruguayos.
Carlos
Caillabet
© Rel-UITA
13 de
abril de 2005
* Plenario
Intersindical de Trabajadores-Convención Nacional de
Trabajadores.