El Grito da
Terra es la máxima expresión organizativa que cada año realiza la Confederación
Nacional de Trabajadores en la Agricultura (CONTAG). En esta oportunidad se
trasladaron hasta Brasilia unos 7.500 trabajadores y trabajadoras. Algunas
delegaciones, como la del estado de Rondonia, viajaron 48 horas en ómnibus para
llegar a la capital. Un 70 por ciento de los alimentos que se consumen en Brasil
viene de la agricultura familiar, pero la clase política y la administración
pública instalada en Brasilia se muestra muy distante de esa realidad. ¿Será que
comen productos importados?
Un río de gente recorrió la
explanada de los Ministerios y se concentró frente al Parlamento y la Casa de
Gobierno reivindicando una amplia reforma agraria, trabajo decente en el campo,
una producción de alimentos sin agrotóxicos, justicia y fin de la violencia en
el campo, y un desarrollo rural sustentable y con inclusión social.
Durante el acto central de la
movilización se dio a conocer que la población rural brasileña asciende a 29
millones de personas, de las cuales el 52 por ciento son hombres, 47,9 por
ciento mujeres y un 53 por ciento tiene menos de 30 años.
De los 16 millones de personas que
viven en estado de miseria en Brasil, 9 millones están en el medio rural y de
éstos, 5 millones se encuentran en la región nordeste.
La renta del trabajo en el área rural es casi un tercio de la renta en el área
urbana. Más de la mitad de los asalariados rurales no tienen seguridad social.
Se estima que apenas 8,7 millones
de domicilios tienen acceso al agua potable, y cerca de un tercio de la
población rural reside en domicilios sin canalización interna de agua.
La educación es otra problemática
estremecedora y que denuncia el abandono que sufre el medio rural brasileño.
Aproximadamente 23 por ciento de la población rural brasileña mayor de 15 años
es analfabeta, y 23 por ciento de ella se declara sin instrucción o con menos de
un año de escolaridad. El panorama es más desolador al tomar conocimiento de que
en los últimos tres años fueron cerradas unas 300 escuelas en el campo. Por ello
la CONTAG lucha por la construcción de una Política Nacional de
Educación en el Campo, articulada con los estados y municipios y junto a la
participación activa de la sociedad civil.
La lucha por la
tierra
Y la violencia
de un modelo excluyente y autoritario
Alberto Broch,
presidente de la CONTAG, enfatizó en sus denuncias que “La concentración
de la propiedad de la tierra y el modelo agroexportador son los responsables de
los altos índices de pobreza y desigualdad, que al mismo tiempo impiden que
millones de personas tengan una vida digna en el campo como en las ciudades.
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Aproximadamente 23 por ciento de la población rural brasileña mayor
de 15 años es analfabeta, y 23 por ciento de ella se declara sin
instrucción o con menos de un año de escolaridad |
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No da para aguantar la parálisis
que padece el proceso de reforma agraria en este país, donde tenemos más de 200
campamentos en los bordes de las carreteras. Hay que acabar con la violencia que
viene del latifundio, y debemos luchar para que las políticas públicas lleguen
al campo de una vez por todas”,
resaltó Broch.
Brasil,
después de Paraguay, es el país que ostenta la mayor concentración
de la propiedad de la tierra del mundo: 48 por ciento de la tierra está en
manos del 2 por ciento de los propietarios, mientras que los establecimientos
familiares representan 84 por ciento del total, pero ocupan apenas un 25 por
ciento del área.
Históricamente, la tenencia
inescrupulosa de la tierra ha generado un escandaloso poder político y ha sido
motivo de un masivo conflicto social.
Según Alessandra da Costa Lunas,
vicepresidenta de la CONTAG, “El latifundio y la violencia son las dos
caras de una misma moneda. Nosotros salimos de una brutal dictadura militar hace
27 años, y recién ahora estamos logrando instalar una Comisión de la Verdad
para saber qué pasó con nuestros líderes desaparecidos y asesinados en aquellos
tiempos sombríos.
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En el campo brasileño, solo en 2011, fueron asesinados 29 líderes
sindicales y ambientales, se registraron 38 tentativas de homicidio
y hubo 347 amenazas de muerte. Esto tiene que acabar |
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Son 832 los dirigentes y
activistas del campo asesinados o desaparecidos durante la dictadura. Pero,
infelizmente, esa lucha contra la violencia en el campo no fue superada y hoy
también se asesina a aquellos que luchan por la reforma agraria, por la tierra
como un derecho humano.
En el campo brasileño, solo en 2011, fueron asesinados 29 líderes sindicales y
ambientales, se registraron 38 tentativas de homicidio y hubo 347 amenazas de
muerte. Esto tiene que acabar”, exigió Costa Lunas.
La CONTAG llegó a Brasilia
para demandar un Brasil sin latifundio, donde la reforma agraria
democratice la tenencia de la tierra como forma de garantizar los derechos de
los pueblos y las comunidades.
Asimismo, se
puso énfasis en la Economía Solidaria como otra forma de organización del
trabajo en el campo, basada en la solidaridad, la sustentabilidad y la
cooperación.
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