Desde mayo
de 2008, Carlos Guerra está al frente del
Sindicato de Trabajadores de Kraft Foods
Perú SA - Planta Lima. En conversación con
Sirel afirmó que a sus 38 años de edad es un
sindicalista convencido de que la
organización es esencial para garantizar los
derechos de los trabajadores y trabajadoras,
y que la capacitación de la dirigencia es
importante para establecer una nueva forma
de hacer sindicalismo en el Perú.
Kraft Foods Perú,
que posee algunas de las marcas más
apreciadas por los consumidores peruanos
como la tradicional galleta Soda Field,
es una subsidiaria de Kraft Foods
Latinoamérica de Estados Unidos, líder
en la industria de alimentos procesados con
operaciones a nivel mundial.
-¿Cuáles son los principales problemas que
el sindicato está atendiendo?
-Somos una Directiva nueva que está tratando de cambiar
situaciones que anteriormente no eran
tenidas en cuenta. Los cambios se están
reflejando en la atención, por parte de la
empresa, a algunas de nuestras demandas. Por
ejemplo, se ha empezado a respetar los
feriados, cosa que antes no se hacía; la
seguridad en planta ahora también se cumple,
lo cual tampoco se venía dando. En mayo
pasado hemos obtenido la recategorización de
los compañeros, que se entregue bebidas
rehidratantes porque en la planta, en el
sector donde se encuentran los hornos, hace
un calor intenso. Pero en lo referido a los
uniformes, la empresa no cumple el Convenio
Colectivo ya que no son de buena calidad, y
no lo hacen porque en el Ministerio de
Trabajo tienen “buenos amigos”.
-¿La empresa ha reaccionado bien ante sus
reclamos?
-Mediante dos acciones que ha tomado contra dos compañeros,
Juan Juárez, quien fue suspendido
tres días sin goce de sueldo, y el despido
del compañero Moreno sin oportunidad
a hacer su descargo, podrían estar dirigidos
a mostrarnos que eso también nos puede pasar
a nosotros. El compañero despedido esta
resolviendo su caso en el fuero judicial.
Nosotros conversamos con el gerente de
Recursos Humanos, Jorge Abad, pero
lamentablemente no llegamos a ningún
arreglo, pese a sus ofrecimientos.
-¿Por qué suspendieron a Juárez?
-Porque tenía puestos unos audífonos. Ese incidente se
produjo un viernes. Conversamos con la
empresa el lunes siguiente, justo querían
arreglar un feriado por Semana Santa.
Conversamos con los gerentes, estábamos
sorprendidos por esa medida tan drástica. Y
en mayo se presentó el problema del
compañero Moreno, y lo despidieron.
-¿Cuáles fueron los motivos de ese despido?
-No había agua y el jefe de Calidad, José Aguilar, le
pidió que hiciera un trabajo rápido. Según
el reglamento de seguridad de la empresa ese
trabajo se debe realizar con el apoyo de
otra persona. El atendió la orden, pero uno
de los técnicos de Seguridad, Alex Lazo,
le dijo que lo que estaba haciendo estaba
prohibido. Moreno le respondió que
debía resolver el problema “raudamente”. La
actitud del trabajador fue reportada como
una falta grave, le enviaron una carta para
que él hiciera su descargo y lo suspendieron
seis días, prácticamente ya era un despido.
Durante esos días hemos batallado con el
gerente Abad para que intercediera,
pero no atendió nuestro pedido.
-¿Qué explicación dio el jefe que envió a
Moreno a resolver el problema del agua?
-El no habla. Pero en el caso judicial que ha entablado el
trabajador exigiendo su reposición sí está
considerado. En la confrontación lo
llamarán. Pero en la empresa no hubo
investigación, los informes de los técnicos
de Seguridad no pasan nunca por el
Sindicato, es una comunicación directa de la
gente de Seguridad con Recursos Humanos.
-¿Quiénes forman parte de los equipos de
Seguridad?
-Son los mismos obreros que han sido capacitados en Seguridad
en Planta.
-¿Es un ascenso para el trabajador ser parte
de Seguridad?
-Es un escalón más, ganan más, están mejor.
-¿Y son los reportes de este personal los
que determinan una buena o mala acción de
los trabajadores?
-Si, y están en función del criterio de estos señores. En sus
reportes señalan: “Me gritó”, “Me faltó el
respeto”, “No me hizo caso”. Nosotros hemos
conversado con los gerentes para recordarles
el acuerdo 27 de nuestro Convenio Colectivo
que promueve la armonía laboral, incluso
establece que la sanción que recibe un
trabajador debe ser acorde con la falta
cometida.
-¿Podría considerarse que es una suerte de
persecución?
-Sí. Los de la sección Calidad también vigilan a los
trabajadores y envían informes sobre cómo se
van desarrollando las acciones.
-¿Los trabajadores encargados de la
seguridad están sindicalizados?
-No.
-¿Desde cuándo están al frente del
Sindicato?
-Somos una nueva generación de dirigentes; tratamos de que
los trabajadores se identifiquen con el
Sindicato y lo estamos logrando. En una
Asamblea Magna, realizada el pasado 12 de
julio, hemos firmado nuestra inclusión al
sector de Alimentos, Bebidas y Afines de la
Confederación General de Trabajadores (ABA-CGTP).
Las anteriores directivas se negaban a esta
afiliación porque aseguraban que esa era una
organización radical. También venimos
conversando con los trabajadores para que
respeten el reglamento interno de la
empresa, el reglamento de seguridad; hemos
repartido copias y estamos promoviendo la
capacitación de los dirigentes jóvenes.
-¿Qué ha sido para usted lo más difícil al
asumir la secretaría general del Sindicato?
-Lo más difícil es lograr que la gente se integre con
convicción, es difícil. Lo estamos tratando
de hacer porque nuestra idea no es
perpetuarnos en el poder, es cambiarlo.
Justamente, las capacitaciones buscan eso:
cambiar, formar nuevos líderes, porque el
mal manejo de las Directivas genera que la
gente se retraiga.
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