-¿Qué significa para vos
ver todo esto así?
-Es un momento es muy triste para quienes hemos luchado tanto
por esto, es realmente triste. He trabajado acá desde muy joven, y esto es
una tristeza muy grande para mí y para mi familia también, porque mi señora
trabajó unos años en la planta. Vivimos durante 17 años aquí, frente a la
fábrica; mis dos hijos varones se criaron acá.
-¿Y por qué se fueron?
-Nos trasladamos a Chascomús, compramos casa allá hace unos
12 años. Uno trabajó con tanto esmero, porque es un producto que llega al
lactante y hay que poner todo de uno para que ese producto llegue a la mesa
de la familia en sus mejores condiciones... el esmero que uno ha puesto...
las horas de trabajo... el tiempo que trabajamos a full. Hemos sido líderes
en venta de dulces, en venta de yogur bebible, era un orgullo trabajar acá.
Gándara ha sido todo para mí, me ha dado todo, he criado a mi familia, he
comprado mi casa...
-¿Y qué sentís ahora?
-Siento que nos robaron la dignidad como hombres de trabajo;
nos dio una frustración terrible. Nos dejaron de un momento a otro en la
calle, sin sueldo, sin trabajo, y ver la planta parada y cómo se está
deteriorando es algo que a uno le duele, y a mi familia también; estamos
todos muy mal.
-¿Este deterioro empezó con
Parmalat?
-Sí. De ahí comenzamos a declinar, siendo que teníamos una
planta y una empresa que trabajaba con 300 mil litros de leche de la zona,
de la Cuenca de Gándara, sumados a más de 100 mil litros que venían de
afuera. Había días que recibíamos entre 400 y 500 mil litros de leche, se
elaboraban 220 mil litros por día de yogur, se hacían quesos, se envasaba
leche; es algo en lo que prácticamente hemos puesto una vida, con esmero y
sacrificio, y con orgullo, porque nuestros productos eran líderes en el
mercado y ahora esto nos frustra totalmente, anímicamente.
-¿Y qué esperás ahora?
-Que se reactive la fábrica para poder seguir trabajando.
-¿Pensás que eso va a
ocurrir?
-Tengo fe en que sí, como van las cosas y con la lucha que
estamos dando pienso que habrá buenos frutos.
-Si alguien de quienes
tienen que definir qué es lo que va a pasar con esto te estuviese
escuchando, ¿qué le dirías para convencerlo?
-En principio, le explicaría lo que es Gándara, una marca
líder, hemos estado en los primeros puestos en ventas y en calidad, la parte
humana con la que se cuenta, el personal capacitado, con muchos años en la
planta, que conoce muy bien el trabajo. Simplemente sería poner las máquinas
a punto, hacer un poco de mantenimiento y arrancar.
-¿Cuál es tu cargo en la
planta?
-Soy jefe de recepción de leche, he cumplido los 30 años en
ese sector y hace 25 años que tengo gente a mi cargo. Llegué a tener 25
personas en mi sección, pero ahora éramos apenas 15. Esto es un drama para
un grupo importante de gente.
-¿En Chascomús se siente?
-Sí, se siente en todo sentido. En Chascomús viven entre 40 y
45 mil personas, y esto es una cadena; nosotros dejamos de aportar en los
comercios y en todo. Ahora somos 220 personas, pero en sus buenos tiempos
llegamos a ser más de 400 familias que vivíamos de esto.
Desde Argentina, Carlos
Amorín
© Rel-UITA
16 de febrero de 2006
Fotos:
Nelson Arrondo - Crónica Sindical