Argentina - Parmalat

INFORME ESPECIAL

Con Héctor Luis Ponce *

La última palabra siempre la tienen

los trabajadores

En su sede de Buenos Aires, donde mensualmente se reúne el Consejo Directivo de ATILRA integrado por los secretarios generales de las seccionales del interior, Héctor Ponce, un dirigente joven pero experimentado, repasó la situación de Gándara y de las empresas de la ex Parmalat. También delineó un futuro posible para todo el conjunto de trabajadores de esas plantas.

 

-¿En qué está el conflicto y cuáles son las perspectivas de salida?

-Hay un tema coyuntural que es el pago de los salarios atrasados, y un problema de fondo que es el referido a la reactivación de la empresa. En este momento estamos en la etapa de conformación de una cooperativa de trabajo, que obviamente también necesita la inversión de un determinado capital a los efectos de complementar y hacer que esto pueda funcionar con éxito como lo hacen ya tantas empresas lácteas en nuestro país. Estamos trabajando y ya concluyendo un programa destinado a la construcción de una cooperativa de trabajo que admite también la inclusión de un socio con capital. Ese capital para la cooperativa puede ser externo, estamos trabajando seria y firmemente para presentarlo ante el propio Estado argentino a través del Ministerio de Trabajo de la Nación. Eso será en un futuro inmediato ya que estamos terminando la construcción de la figura jurídica, motivo por el cual decimos que necesitamos también de la voluntad política y que el Estado argentino nos mire. Sabemos que hay incentivos económicos para este tipo de emprendimientos, y este es uno muy importante que tiene que ver, nada más y nada menos, que con el mantenimiento de la fuente de trabajo de una cantidad importante de familias argentinas.

 

-No es un procedimiento muy habitual en los sindicatos esto de formar cooperativas.

-Nosotros ya hemos acompañando activamente formaciones exitosas de cooperativas de trabajadores, por ejemplo, hemos estado en las diversas movilizaciones y manifestaciones que culminaron con la posterior conformación de una cooperativa exitosa como es la ex Zanello S.A., hoy Pauny, en Las Varillas, provincia de Córdoba. Participamos de aquellas primeras movilizaciones con nuestra organización sindical donde éramos muy poquita gente. Los acompañamos porque era una fábrica que se había cerrado, que había eliminado cientos de puestos de trabajo. Lo recordamos con gusto, y los compañeros de aquella empresa también, y solemos juntarnos y evocar aquel tiempo con muchísimo cariño porque hemos estado en aquellas oportunidades en cortes de ruta, también hemos recibido agresiones por parte de la Policía, represiones estúpidas. Así que hoy, cuando vemos que PAUNY S.A. es una empresa que está exportando, que es una empresa vigorosa conformada por una cooperativa de trabajadores, nos sentimos muy orgullosos porque sabemos que afectivamente formamos parte también de ese proyecto por haber participado en él. Han incorporado gente, tienen proyectos, ya han cubierto la deuda, han hecho realmente un excelente trabajo en el cual nadie sacó provecho personal de esa situación. Y ese trabajo lo hicimos con la Confederación General de Trabajo (CGT) de la zona. Muchos no creían, incluso en su momento hasta su propia organización sindical le dio la espalda al proyecto. En ese sentido tenemos experiencias concretas, experiencias sobre las cuales podemos hablar y no sólo sueños que nunca se llevan a cabo o que nunca se convierten en realidad. Y también tenemos experiencia en cooperativas formadas en mi provincia de Santa Fe. En ese caso de empresas de colectivos, con las que también nos une una tradición de luchas en común, una relación muy fraterna con los compañeros de la Unión Tranviaria Automotor (UTA) debido a que ellos participaron, participan y van a participar en nuestros conflictos, así como nosotros hemos participado y vamos a seguir participando de los conflictos colectivos de trabajo que han tenido, que tienen y que van a tener ellos.

 

-Además de esto hay otro debate, ¿los sindicatos afilian cooperativitas, los cooperativistas son trabajadores, son mini-patrones? Hay ahí una frontera difusa.

-Hay una evolución en el pensamiento tanto del empresario como del trabajador y, por ende, del dirigente sindical. Para hablar con conocimiento de causa sobre cuál es la participación que le compete al trabajador como elemento natural de potenciación de una estructura o célula laboral, no podemos quedarnos en una discusión anacrónica referida a la defensa de los intereses profesionales de los trabajadores y desconocer el manejo de la empresa. Ese es un debate que venimos dando permanentemente hacia adentro; cada vez que hablamos con los trabajadores decimos que el trabajo y la organización sindical existen en tanto y en cuanto existe la actividad productiva, entonces, no podemos desentendernos en nuestro caso específico de los escenarios futuros que se le puedan presentar a la lechería argentina.

 

Tenemos que capacitarnos intelectualmente para conocer la actividad, para saber lo que representa la actividad dentro del contexto económico del país, cuál es el escenario internacional y en función de eso saber cómo se están manejando los empleadores, para saber si el camino que están recorriendo nos lleva a un objetivo de éxito o si es un camino que lamentablemente nos está llevando hacia otro lugar. Si tenemos la capacidad intelectual para ubicarnos en el tema y el lugar que corresponda, seguramente estaremos dando un importante paso adelante. Por eso tratamos de munirnos con todos los elementos, para discutir con conocimiento de causa cada que vez que tengamos que plantear algo al empleador, lo que no se puede hacer sin tener autoridad moral frente a los compañeros, sin tener el apoyo de todos los trabajadores, y sin tener los conocimientos indispensables para discutir en una mesa de trabajo de igual a igual con al sector empresario. Así que, en ese sentido, necesariamente tendrá que haber una evolución para que el empleador se dé cuenta de que el elemento más importante que tiene dentro de la empresa es el recurso humano, y a su vez para que el trabajador se dé cuenta de que tiene que estar integrado a un proyecto común. Obviamente que éste es un tema y un terreno para recorrerlo por mucho tiempo. Nosotros, la verdad sea dicha, muchas veces nos insertamos en los proyectos a fuerza de palo, porque a menudo lo que no entra por el intelecto entra por el lomo. Entonces, lamentablemente todavía tenemos un camino largo que recorrer, pero uno de alguna manera va sembrando para las futuras generaciones.

 

Creo que ellas se darán cuenta de que tiene que haber una complementación tan necesaria como indispensable entre las organizaciones que representan al mundo de trabajo y al de los empresarios. Hay algunos empresarios que lo entienden y hay otros que no, y otros más que están tratando de entenderlo. De la misma manera nosotros tenemos que hablar con total objetividad y honestidad: hay dirigentes que entienden y dirigentes que no entienden; entonces, si el dirigente no lo comprende es muy difícil que lo pueda entender el común de los trabajadores. Nosotros bregamos por los derechos del trabajador, vamos, peleamos, hacemos todo lo que tenemos que hacer, pero también tenemos la obligación de decirle al trabajador qué es lo que significa una usina láctea como polo de desarrollo de una localidad, de una región o de un país. Esa es la manera. Si comprendemos no solamente podemos protestar por lo que entendemos que nos corresponde, sino que podemos potenciar el crecimiento de algo que después redundará en beneficio del trabajador y de toda la comunidad.

 

-Muchas veces estos emprendimientos que son autogestionarios, como varias de las empresas recuperadas de Argentina, tienen una relación conflictiva con los sindicatos, y los sindicatos con ellos...

-Esto pasa normal y habitualmente cuando existen objetivos espurios que no tienden a buscar el desarrollo y el beneficio del trabajador, sino simples ventajas de tipo ideológico partidario. Cada uno tiene una determinada ideología, y respetamos la ideología del resto de los compañeros, pero cuando hablamos de este tipo de proyectos lo hacemos pura y exclusivamente para beneficiar al trabajador, no estamos hablando de sacar un rédito personal por cada proyecto que armamos. Eso es lo que nos puede estar diferenciando de algunos proyectos que se arman o de otros que no se arman, porque hay determinados sectores que no quieren que se armen. Nuestros trabajadores también lo diferencian; cuando armamos un proyecto de estas características no lo hacemos para sacar un provecho partidario, por eso ponía el ejemplo concreto de Pauny, porque ese proyecto apuntó pura y exclusivamente a brindar una alternativa y una herramienta de salida que beneficiara a los trabajadores, sin pensar en cuestiones externas, sin pensar en ventajas personales, sin pensar en alternativas ideológicas.

 

En este caso, igualmente, creamos un proyecto en el cual el trabajador sabe quién interviene y qué se ha hecho con el solo objetivo de buscar una alternativa para los compañeros trabajadores y no para sacar un rédito político ideológico, personal o partidario. Esa es la diferencia entre lo que hacemos nosotros y lo que por ahí pueden estar haciendo otros sectores.

 

En nuestra actividad eso está claro, la gente lo sabe, lo conoce, y por eso cuando han aparecido otros sectores que no tienen que ver con el mundo del trabajo y se arrogan una representatividad que el trabajador no les ha dado, los han sacado a patadas en el culo, esa es la realidad. Eso ha pasado en Gándara; bienvenidos todos los que quieren colaborar, nosotros sabemos ir a colaborar con otros sectores cuando tienen problemas de índole laboral porque pertenecemos al mundo del trabajo, pero cuando vamos a colaborar vamos a eso, a colaborar, nos ponemos detrás y a las órdenes de quienes tienen que manejar el conflicto. Eso nos diferencia de aquellos que lo único que hacen cuando hay un conflicto es pararse sobre la problemática que vive el trabajador para plantar su bandera, para querer enarbolar su dogma.

 

Y acá en el país, y creo que en Latinoamérica, muchas veces existe un choque porque el tema de las empresas recuperadas no es una cuestión de los sindicatos sino de algunos movimientos ideológicos de izquierda. Generalmente ocurre así. Yo creo que ni una cosa ni la otra. Las organizaciones sindicales, como nos pasa a nosotros, lo podemos hacer si es que entendemos que es una herramienta válida para que le sirva al trabajador, no lo descartamos, y de hecho lo ponemos en práctica. El problema adviene cuando aparecen actores que nada tienen que ver con la representación de los trabajadores, cuando no se es representante genuino de los intereses de los trabajadores y vas y plantás una bandera queriendo sacar un rédito político personal ideológico de la situación.

 

-¿La cooperativa abarcaría todo lo que era Parmalat?

-Sí, estamos trabajando con todo lo que era Parmalat. La cooperativa incluye Gándara, Pilar y algunas bocas de expendio, y tenemos una planta colectora en Trenque Lauquen, y depósitos de venta en Rosario y Mar del Plata. Todo esto hay que reflotarlo a partir de que aparezcan otra vez los productos de la marca que han desaparecido del mercado interno.

 

Además, uno monta el instrumento, pero después serán ellos los que tendrán que romperse el lomo. No es tan difícil ser bueno o malo, lo jodido, lo complicado, es ser justo.

 

Se debe admitir que en este caso hay gente que se rompió el alma luchando, y hay otros que la están viendo de afuera. Uno tiene sueños, tiene esperanzas, pero no tiene que ser boludo. Uno no debe tratar de ser bueno con todo el mundo porque, de última, terminás siendo injusto y perjudicando a la gente que realmente se está ganando un derecho en la lucha, en la pelea. Nosotros les damos el instrumento, y ellos sabrán quién se ganó un lugar y quién no. Eso es lo que le ofrecemos a la gente para que ellos mismos pongan las cosas en su lugar. Ellos nos dicen: “Estuvimos más de un mes tirados en las carpas, ustedes que están lejos estaban acá, con nosotros, pero tenemos compañeros que no aparecieron nunca”. Bueno, ellos sabrán lo que tienen que hacer. Esa misma gente insolidaria, por no haber participado del proceso y no haberlo vivido cuando mañana se arme la cooperativa serán los que no van a colaborar, y van a contribuir para que la cooperativa fracase.

 

Porque a la cooperativa después hay que cuidarla con laburo. Nosotros vemos que muchas veces la conformación de las cooperativas es totalmente plana, horizontal, pero hay gente que nunca va a trabajar mientras que hay otros que se rompen el lomo. Esa diferencia antes no pesaba, porque el dueño del proyecto era otro, pero ahora el proyecto es de todos, y de 500 personas hay 70 que tiran abajo la labor de la cooperativa, que no se dieron cuenta de que son parte del proyecto. Ahí, ellos sabrán qué hacer. Reglas claras para todos. Los trabajadores mismos serán quienes mantengan el proyecto o lo abandonen. Porque a veces existe una tendencia de poner al sindicato a manejar todo, y yo no quiero ser patrón. El sindicato pone la herramienta, pero la responsabilidad es de ellos. Y que no haya excusas. Deben tomar determinaciones que les competen solamente a ellos.

 

-En Gándara los trabajadores se sienten muy acompañados.

-Más allá del problema, que es de fondo, y grave, lo importante es la moral y la confianza que tiene la gente en la organización sindical. Nosotros lo notamos, lo percibimos y la propia gente nos lo hace saber. Y tiene que ver con la integración del resto de los trabajadores que prestan servicios dentro de la ex Parmalat y participa en todas las movidas, en los bloqueos que hemos hecho en el Parque Industrial de Pilar, en los cortes en la Ruta 2, en las movilizaciones a Casa de Gobierno, en las movilizaciones al Ministerio de Trabajo. Eso marca una presencia muy firme, fundamentalmente para los trabajadores que están en el conflicto, ellos saben que no están solos, que tienen una organización sindical detrás que los protege, no únicamente con los dirigentes, que eso no sería tan importante, sino que los protege sobre todo con el resto de los agremiados del país.

 

 

Desde Argentina, Carlos Amorín

© Rel-UITA

17 de febrero de 2006

* Secretario general de ATILRA.

 

más  información

 

  

  UITA - Secretaría Regional Latinoamericana - Montevideo - Uruguay

Wilson Ferreira Aldunate 1229 / 201 - Tel. (598 2) 900 7473 -  902 1048 -  Fax 903 0905