Honduras

Con Carlos Reyes

El apartheid de SABMiller

Cuando Cervecería Hondureña fue adquirida por South African Breweries a principios de 2002, el gobierno hondureño, a través del entonces ministro de Industria y Comercio, Oscar Kafati, felicitó a la empresa por la compra. Por su parte, el nuevo gerente general, el sudafricano Robert Pridays, declaró que no existirían cambios, “porque la Cervecería ha demostrado trabajar con un ritmo oportuno derivado de buenos resultados financieros... es una empresa que sigue existiendo como ha sido y como está, sólo cambia el poder de las personas que la han comprado”*. Dos años y medio después, parece claro que aquellas felicitaciones fueron apresuradas y que, para los trabajadores, nada sigue como antes era. Carlos Reyes, Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Industria de las Bebidas y Similares (STIBYS) nos informa sobre la situación actual.

 

 

- ¿Qué produce Cervecería Hondureña?

 

- Cerveza y además envasa Coca Cola y Canada Dry.

 

- Después de la denuncia sobre los 24 puntos del convenio colectivo violados la empresa, se espera la mediación del Ministerio de Trabajo. Entiendo una mediación cuando se está negociando, pero la mediación sobre algo que está acordado y firmado no se entiende bien.

 

- El Código del Trabajo de Honduras en su artículo 77, se refiere a la interpretación de los contratos colectivos y hace referencia a que si no contienen ninguna disposición para resolver los problemas de interpretación y si un problema de este tipo puede llevar a la paralización de labores, el ministro de Trabajo tiene facultades para aplicar el procedimiento de mediación, de conciliación y de arbitraje.

 

La posición de la empresa es contraria a ese procedimiento, porque sabe que de esa manera podemos resolver el problema o de lo contrario nos abre las puertas para ir de nuevo a una huelga. Por eso la empresa ha efectuado una férrea resistencia presentado dos escritos, el primero de nulidad y el segundo de reposición al nombramiento del mediador y al hecho de entrar en el proceso. En ese ínterin, como hemos tenido plantones, manifestaciones y mítines frente la fábrica, la empresa recurrió al ministro de Trabajo para ver que posibilidades habrían de sentarnos otra vez a discutir.

 

- ¿Dieron marcha atrás?

 

- No, nos reunimos con el ministro y con la empresa, firmamos un acta en la cual las partes nos comprometemos a revisar los puntos conflictivos para buscarle una salida, pero ahí surge que la empresa continúa diciendo que mantiene su posición incambiada. Nos quedan 14 puntos pendientes, que son los más gruesos y por los cuales vamos a ir nuevamente con el ministro del Trabajo. Estuve hablando hoy con él y me dijo que en los próximos días convocará a la empresa y al sindicato para entrarle a esos 14 puntos, actuando a manera de conciliador, dado que concuerda que este es un proceso donde no se ha renunciado a la mediación. O sea, el sindicato no ha cancelado el proceso de mediación, lo que no impide que paralelamente estudiemos qué posibilidades hay de llegar a un arreglo.

 

- Si la empresa no se presenta a la reunión convocada por el ministro o no hay arreglo, ¿cuál es la otra instancia?

 

El acta que acabamos de firmar es una ratificación de otra acta que oportunamente firmamos con el ministro, por lo tanto la empresa obligatoriamente se tiene que presentar, de eso no hay duda. La duda es si va a cambiar su posición ante el ministro, para resolver o no el problema. Lógicamente que si no hay resolución parcial o total, nosotros seguiremos con la mediación, por eso es que no hemos renunciado a este proceso para tenerlo siempre pendiente, ya que puede convertirse en un precedente en Honduras, estableciendo que una vez suscrito un contrato colectivo puede irse a los mismos procesos de solución de conflictos colectivos, como se hace cuando se está negociando un contrato. Es decir, que con el mismo procedimiento con el que se logra suscribir un contrato, también se logre su cumplimiento.

 

En nuestro Código hay otro punto que establece que a la huelga se puede ir por la falta de negociación de un contrato colectivo, por su incumplimiento y por el hecho de que se estén desequilibrando las relaciones obrero-patronales. Por esas tres causales ya hemos pasado y el ministro de Trabajo nos da la razón porque ha visto el problema y, basándose en el artículo 77, nombró mediador y eso a Cervecería le cayó como un balde de agua fría. Ahora quieren recurrir ante la Corte Suprema de Justicia para evitar que se siente el precedente de que el mecanismo que estamos utilizando puede usarse para el cumplimiento del contrato.

 

- ¿Si la mediación del ministro fracasa, la instancia siguiente sería recurrir a la Justicia?

 

- Recurrir a los tribunales es lo que nosotros no queremos, pues ahí el trámite demanda un montón de tiempo. La otra opción es esperar a que finalice el contrato colectivo, para volver a ingresarlo como conflicto, que es lo que hemos hecho antes.

 

- ¿Cuándo finaliza el convenio colectivo?

 

- Lo firmamos en noviembre pasado y por tres años. Esta es la diferencia que tenemos con esta empresa SABMiller que es la nueva dueña, con las empresas anteriores. Las cuales también violaban el contrato, pero esta lo firma y al momento de firmarlo ya empieza el incumplimiento. Esto es grave y tiene que preocuparnos porque si seguimos así, si continúan las violaciones, viene la desmoralización de los afiliados y no llegamos a la finalización del contrato.

 

- Parece claro que la empresa sigue dispuesta a violar el contrato y apostando en pasar el caso a la Justicia, lo cual le asegura tirar la pelota hacia adelante por años.

 

- Exacto, eso es lo que están buscando, impedir todas las instancias excepto el Tribunal de Justicia y que allí nos lleve el diablo. Por eso es que nosotros estamos atacando por el lado de la Inspectoría del Trabajo y por el de la mediación, que es lo que ellos están torpedeando.

 

- Supongamos que, según el desarrollo de la situación, se van a medidas de fuerza, como paros de 24 horas y otras.

 

- Para nosotros la posibilidad es cubrir los trámites de mediación, conciliación y huelga. Por supuesto que huelga legal, porque aquí la situación política es bien complicada y en nuestro país una huelga la declaran ilegal de la noche a la mañana y perdemos todo.

 

 

- Todo este cambio y deterioro en las relaciones laborales, ¿lo atribuyes a la nueva administración sudafricana?

 

- Claro, es que ellos quieren imponer aquí las mismas normas que tienen en sus empresas a escala internacional. Por ejemplo, tuvimos el fenómeno de que este contrato colectivo, cuando lo denunciamos, tenía 123 cláusulas, nosotros sólo denunciamos alrededor de 40, pero la empresa lo denunció en su totalidad para obligarnos a renegociar todo. Decían: ¿qué es eso de vacaciones bonificadas si esta empresa en ningún lado otorga vacaciones bonificadas; por qué esos permisos sindicales; por qué para amonestar o sancionar a alguien tenemos que convocar al sindicato para discutir y debatir el tema? Todas estas cláusulas querían cambiarlas o eliminarlas. Por otro lado, la administración actual ha hecho cambios enormes, por ejemplo, instalar nueva tecnología en San Pedro Sula, que es donde está la planta más grande y cerrar todo lo que es Tegucigalpa, donde prácticamente ya no se produce, sólo han dejado ventas. Un tercer elemento es que cuando SAB le compró la empresa a Dole la pagó muy cara. La cervecería, que en libros valía 169 millones de dólares, se compró en 537 millones de dólares. Todo indica que los nuevos propietarios están, de alguna manera, queriendo recuperar lo más pronto posible la inversión que hicieron.

 

De ahí surgen los problemas que estamos teniendo, por ejemplo obligar a los chóferes a lavar los camiones, o los feriados y los días de descanso que exigen que la gente los trabaje o de lo contrario hay sanciones. Por otro lado, en el Departamento de Ventas, muchos clientes son transferidos a depósitos particulares, cerrando rutas y cancelando trabajadores permanentemente. En las áreas de producción quieren imponer horarios flexibles, violando el contrato colectivo que dispone que la empresa no puede cambiar horarios si no es de común acuerdo con el sindicato. Quieren imponer horarios flexibles a tal grado que dieron la orden de que los trabajadores debían de trabajar en los horarios que ellos decían, como no acataron el llamado no los dejaron entrar y hubo una paralización de labores por toda una semana, después la empresa viendo el error que había cometido, se echó atrás, cambió la táctica y les pagó el salario. Su estrategia es que en un momento retroceden, pero inmediatamente vuelven al ataque. En algunas áreas están sustituyendo trabajadores permanentes por contratistas, a los cuales no le aplica el contrato colectivo.

 

En consecuencia, el conflicto es serio porque toca la columna vertebral de la estabilidad laboral y la columna vertebral de lo que es la participación del sindicato en la administración de las cuestiones vinculadas al personal.

 

- ¿En este conflicto Coca-Cola se mantiene imparcial o qué papel está jugando?

 

Pasan cosas como estas: cuando la cervecería era propiedad de Dole, Coca-Cola tenía una presencia muy fuerte, ahora parecería que SABMiller tiene más poder frente a Coca-Cola, pero lógicamente que en materia laboral, Coca-Cola mantiene la misma política que SABMiller. Tal vez en otras cosas no lo hagan, pero en política laboral sí coinciden.

 

 

La situación del país

 

- ¿Cual es la situación del país en la que se enmarca este conflicto?

 

- Hay que ubicarlo en el proceso que está viviendo nuestro país. Aquí la bananera más grande, Chiquita, tiene 11 meses de estar negociando el contrato colectivo y no ha suscrito nada. También están los trabajadores estatales de las telecomunicaciones, que tampoco han podido suscribir su contrato colectivo. En las universidades hay una en la que no pueden avanzar en las negociaciones y están en mediación. Por otro lado, existen numerosas empresas privadas donde las negociaciones están estancadas o donde ya deshicieron los sindicatos. El magisterio está en huelga desde hace cuatro semanas porque el Estado modificó unilateralmente el estatuto del docente. Por esa modificación, los compañeros se fueron a los Tribunales, pero ahora el gobierno viene con otra arremetida más, quitarles los aumentos a los que cada cinco años tienen derecho por antigüedad. El gobierno también quiere modificar la ley de Servicio Civil para flexibilizar el trabajo en todo el sector público. Hay un grupo de médicos internos que también están en huelga y junto con las enfermeras llevan días de estar negociando.

 

Nosotros tenemos una instancia llamada Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, con la que hicimos el 1º de Mayo un emplazamiento, donde formulamos una serie de reivindicaciones para modificar algunas medidas del actual modelo que son las responsables de la crisis que experimenta el Estado. Es que los ingresos han bajado enormemente al bajar impuestos, al privatizar servicios y debido a la corrupción que se da en todo este proceso en el que los grandes empresarios no pagan sus impuestos. Entonces hay crisis, porque con esta política de achicamiento del Estado quien está sufriendo las consecuencias es el pueblo, por falta de salud, por falta de educación y de políticas sociales.

 

Esta mañana comenzó La Marcha por la Vida, promovida por diversas organizaciones ambientalistas reclamando una veda en la tala de los bosques de un determinado Departamento, se exige la veda porque hasta con el agua están acabando. Es una conjunción de conflictos y el gobierno de alguna manera está amenazando que si los conflictos siguen así –hoy las cuatro entradas principales a Tegucigalpa están tomadas por los maestros y por las organizaciones populares y el tráfico está paralizado- va a decretar el estado de emergencia. Las organizaciones populares respondimos con la organización de nuevas acciones para el 5 y 6 de julio.

 

- Pero el ministro de Trabajo, que debe mediar en el conflicto de Cervecería Hondureña, es parte de un gobierno que se niega a negociar con sus funcionarios y que amenaza con la represión.

 

-Al ministro de Trabajo el otro día yo le llamaba la atención porque estábamos con el conflicto de las enfermeras -que nos llamaron para que las asesoráramos- que habían recibido una carta del ministro donde sostiene la posición intransigente del gobierno. Le dije: “mira, vos sos el ministro de Trabajo, quien se supone que debe tener una actitud conciliatoria entre el Estado y las enfermeras, siendo que vos venís aquí en un plan de parte, en un plan de Estado”. A lo cual me respondió: “¿y qué puta quieres que haga yo entonces, si en el gobierno no hay gente que pueda hacer esto?”

 

Están intentando demandar a un partido político que afirmó que el Presidente debe renunciar, el gobierno dice que con eso se está desestabilizando el país. Hoy publicaron una lista de 40 desestabilizadores, dentro de los cuales hay periodistas, dirigentes populares y ahí también me tienen “enchufado” a mí.

 

-¿Existe riesgo de que detengan a los sindicados como desestabilizadores?

 

-Todavía no, pero va a depender de cómo evolucionen las cosas.

 

 

Enildo Iglesias

© Rel-UITA

29 de junio de 2004

 

NOTA


* La Prensa, 04.01.02 

 

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