Pocos consumidores de atún enlatado alrededor del mundo
saben que la mayor parte del pescado que consumen es importado de Colombia. En
la paradisíaca Cartagena opera una planta de
SEATECH International,
una de las empresas líderes en el mundo del procesamiento y venta de atún
enlatado y recientemente objeto de demandas judiciales de parte de ex
trabajadores colombianos.
Las denuncias
contra la transnacional, cuya marca marca líder,
Van
Camp’s, es exportada a
Estados Unidos y a varios países de América Latina -
incluyendo a Brasil - y de Europa, van desde la violación de la
jornada laboral a la falta de atención en salud para los trabajadores con LER
(Lesión por Esfuerzo Repetitivo), una enfermedad que es común en las plantas
donde hay repetición intensiva de movimientos.
En su portal web,
la transnacional colombiana informa que su planta en Cartagena cuenta con los
sistemas de calidad de la norma ISO 9002 y de Análisis de Riesgos y Control de
Puntos Críticos (HACCP), para la prevención de problemas de tipo sanitario.
Recientemente, obtuvo también el Sello de Calidad ICONTEC para el atún, con base
en los requisitos establecidos internacionalmente en el Codex Alimentario.
Ese desempeño a
favor de la calidad del producto que ofrece a millones de consumidores choca
frentalmente con las recientes denuncias de centenares de trabajadores
organizados. Según ellos, SEATECH sería responsable de un sinnúmero de
violaciones a sus derechos laborales, sindicales y humanos, y de graves daños a
la salud. Por el contrario, la empresa garantiza estar respetando las normas
laborales del país.
“De los 1.500
trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en la planta en Cartagena,
solamente 13 tienen un contrato permanente y directo con la empresa. El resto
está vinculado por medio de empresas contratistas o tercerizadoras”, explicó a
Opera Mundi, Fredis Marrugo, presidente de la USTRIAL
(Unión Sindical de Trabajadores de la Industria Alimenticia).
Según él, hay
cientos de obreros que trabajan desde hace muchos años para SEATECH en
estas condiciones, lo cual violenta la legislación laboral colombiana. “Esa
forma de contratación es permitida solamente para atender incrementos de
producción o cubrir personal en vacaciones y no se puede extender por más de
seis meses. Aquí hay personas que llevan hasta 20 años trabajando en estas
condiciones”, afirmó Marrugo.
Para defender sus
derechos, en agosto del 2010 los trabajadores conformaron la USTRIAL. En
menos de un mes, la empresa despidió a dos tercios de ellos e implementó medidas
intimidatorias para que nadie más se afiliara al sindicato. “Presentamos la
denuncia ante las instancias correspondientes y logramos la reincorporación de
muchos compañeros. Actualmente tenemos todavía a 79 trabajadores despedidos
ilegalmente, pero no importa el hostigamiento, las amenazas y los ataques que
estamos sufriendo. Vamos a seguir luchando hasta lograr su reintegro”, dijo el
dirigente sindical, quien en noviembre de 2010 denunció ante la Fiscalía la
agresión física y las amenazas de muerte hechas por miembros del cuerpo de
seguridad de la empresa.
Trabajo semiesclavo y enfermedad
El 17 de mayo
2011,
el
Ministero de la Protección Social sancionó a SEATECH International
Inc por violar la jornada laboral. De acuerdo con la resolución
ministerial, la empresa no ha entregado a esta institución “la autorización para
laborar horas extras, copia de registro de horas extras, así como la copia del
horario de entrada y salida del personal operativo que realiza labores en
SEATECH”.
Para
el presidente de la USTRIAL, esta resolución demuestra los vejámenes a
los que son sometidos diariamente los trabajadores de la planta. “Trabajamos
jornadas extenuantes de hasta 14 o16 horas, casi siempre de pie, con pocos
momentos para descansar y, frecuentemente, siquiera nos pagan las horas extras.
Es una situación de semi esclavitud que nos ha acarreado muchos problemas de
salud”, dijo.
El
caso de Elvira es emblemático. Ella tiene dos años sin poder trabajar
porque los médicos le diagnosticaron tres enfermedades profesionales:
tenosinovitis de Quervain, afección del túnel carpiano y cervicobraquialgia.
Ella trabajaba limpiando atún por SEATECH en Cartagena. Eran movimientos
repetitivos constantes por más de 16 horas diarias, con apenas diez minutos de
descanso en la mañana y media hora para el almuerzo.
Según contó al portal web de la Rel-UITA,
Elvira soportó el dolor por meses hasta no aguantar más. “Debía juntar
fuerzas para ir al trabajo porque sabía que si no me presentaba me despedían.
Soy madre soltera de tres hijos y no podía darme el lujo de quedar desocupada.
Concurría casi a diario a enfermería para que me administraran calmantes, pero
al final el dolor me venció”, relató la trabajadora.
“La
empresa tiene estándares de producción y su única preocupación es alcanzarlos.
Con ese número en la cabeza nos hacen trabajar como si fuéramos esclavos, y si
nos enfermamos, simplemente nos despiden y reemplazan”, afirmó Elvira en
la entrevista.
Esa
situación ha sido repetidamente denunciada por la Fundación “Manos Muertas”, que
brinda asesoría legal en Cartagena a todas las personas que padecen de LER. De
los más de 300 afiliados, casi la mitad son trabajadores de SEATECH o de
las empresas contratistas.
“Es
un trabajo que ha traido como consecuencia el aumento del número de trabajadores
enfermos con patologías que tienen un origen profesional y que muchas veces son
irreversibles. USTRIAL y ‘Manos Muertas’ estamos trabajando para que la
empresa reintegre a las obreras y obreros enfermos que fueron injustamente
despedidos”, afirmó Marrugo.
En
efecto, la legislación colombiana prohíbe el despido por razón de limitación
física y establece mecanismos de integración social para que los trabajadores
afectados por enfermedades laborales sean reubicados en otras áreas de la
empresa.
El
29 de junio 2011, el juzgado Decimo Civil Municipal de Cartagena sentó un
precedente.
Sentenció a SEATECH International Inc y A tiempo Servicios Ltda - una de
las dos empresas que contratan a los trabajadores para que le laboren a
SEATECH - a
pagarle a
Marilin Mendoza Martínez todos los salarios y prestaciones sociales dejados
de percibir desde su despido. También deberán indemnizarla y reubicarla en un
cargo “que ofrezca condiciones iguales o mejores que las del cargo que
desempeñaba hasta su desvinculación”. Mendoza Martínez había sido
despedida por su enfermedad.
Represalia
A pesar de eso,
el 21 de julio pasado SEATECH volvió a desafiar a las autoridades y a la
legislación nacional, al despedir a Josefina Paternina y Marelvis
Leones, integrantes de la junta directiva de la USTRIAL, y a otras 14
trabajadoras recientemente reintegradas a sus empleos por orden judicial,
después de haber sido ilegalmente despedidas por padecer de LER. “Calificamos
ésto como un despido masivo y ya lo hemos denunciado ante el vicepresidente de
la República, Angelino Garzón, quien se comprometió ante nosotros a
defender los derechos sindicales”, afirmó Pedro Londoño, secretario
general de la organización.
Para Marrugo
es importante que esta situación se conozca en ámbito internacional. “Los
productos de la marca Van Camp’s son exportados a nivel mundial. Es
importante que los consumidores conozcan el dolor y el sufrimiento que hay
detrás de la lata de atún que llega a sus mesas”.
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