La Confederación Sindical
Internacional y las Federaciones Sindicales
Internacionales, reclaman que en la sesión de alto
nivel sobre el algodón que se lleva a cabo esta
semana en Ginebra en la Organización Mundial del
Comercio (OMC) se inicie una reforma radical
del comercio de algodón. La finalidad debe ser
conseguir progresos concretos para resolver las
necesidades de los países en desarrollo productores
de algodón y de sus trabajadores y sacar así a esos
países de la pobreza, especialmente los de África.
La producción de algodón reviste suma
importancia para toda una serie de países en
desarrollo que lo producen. No obstante, a pesar de
que en 2004 y 2005 la OMC colocó el algodón
en lugar prioritario, se hicieron pocos progresos
reales para corregir los enormes subsidios que
algunos países industrializados otorgan a los
productores locales de ese sector. Esto está
teniendo catastróficas consecuencias, especialmente
en África.
Si bien se supone que la reunión de
esta semana de la OMC debe tratar tanto la
reforma comercial como cuestiones relativas a la
asistencia para el desarrollo en lo inherente a la
producción de algodón, los sindicatos consideran que
estas últimas deben ser abordadas como una cuestión
fundamental de desarrollo.
En este momento, África
produce parte del mejor algodón del mundo pero casi
el 97 por ciento del algodón de ese continente se
exporta en bruto y solamente el 3 por ciento se
procesa en el continente. Los productores de
ropa de África tienen entonces que importar
la tela terminada de otros continentes, lo que
supone costos adicionales considerables los cuales,
a su vez, impiden que África pueda ser
competitiva en los mercados mundiales.
Al mismo tiempo, el sistema comercial multilateral
no se ocupa de las verdaderas cuestiones que
enfrenta el sector agrícola en general. Aunque los
ingresos procedentes de la producción de algodón
revisten importancia crucial para algunos de los
países en desarrollo más pobres, se perdió la
capacidad local de producción de alimentos debido al
dumping de los subsidios y a que las instituciones
financieras internacionales han impulsado a los
países en desarrollo a orientar la agricultura hacia
las exportaciones, en detrimento de las necesidades
internas.
La sostenibilidad de esta estrategia
orientada hacia las exportaciones es altamente
cuestionable y el obtener precios más justos y
mayores volúmenes para las exportaciones de algodón
solo pueden ser parte de un programa de desarrollo
abarcador. También deben corregirse la inestabilidad
de los precios del algodón y los sobreprecios de
insumos como fertilizantes, combustible y productos
químicos. Además, la producción alimentaria local
debería desempeñar un papel de privilegio en
cualquier programa estratégico para el desarrollo de
los países en desarrollo, con el fin de que éstos
dejen de depender del algodón.
Además, se debe dar prioridad a las
condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores
y de los pequeños productores del sector del
algodón. Este sector se caracteriza por sus bajos
salarios, elevado índice de accidentes y de
enfermedades debidas especialmente a los
fertilizantes y plaguicidas, trabajo infantil y
trabajo forzoso, como así también malos servicios
sanitarios y médicos o ninguno en absoluto.
En este sector hay muchos
trabajadores migrantes que tienen poca o ninguna
protección social. "En algunos de los principales
países exportadores, los trabajadores del sector del
algodón no tienen ni siquiera el derecho humano
básico de afiliarse a un sindicato", señaló
Ron Oswald, Secretario General de la UITA,
Federación Sindical Internacional que abarca el
sector de la agroindustria.
Los organismos sindicales ejercen
asimismo presión para que se utilice más el algodón
cultivado en los países en desarrollo para producir
textiles y ropa en esos mismos países. "La mejor
manera de combatir la pobreza es a través de la
creación de puestos de trabajo y una forma de
lograrlo en África consiste en procesar en el mismo
continente materias primas como el algodón, dándole
un valor agregado y promoviendo el crecimiento",
dijo Neil Kearney, Secretario General de la
FITTVC, la Federación Sindical Internacional
del sector del textil y el vestido. "Actualmente,
los países en desarrollo están en situación de
completos perdedores. Por una parte, se ven
obligados a exportar el algodón en bruto pero, por
otra, esto no les resulta provechoso debido a que en
los países del mundo industrializado se subsidia su
producción. La OMC debe tomar las riendas y ocuparse
con urgencia de esta cuestión antes de que se
perjudique todavía más a los trabajadores de los
países en desarrollo productores de algodón y a sus
respectivas comunidades."
"La historia del algodón muestra hoy
cuánto es necesario hacer para reformar el comercio
internacional y los sistemas financieros", dijo
Guy Ryder, el Secretario General de la CSI. "Los
trabajadores de algunos de los países más pobres del
mundo están agobiados por el peso de las políticas
mundiales que están socavando las economías y las
comunidades y originando explotación y crecientes
desigualdades en todo el mundo."
La CSI, fundada el 1 de
noviembre de 2006, representa a 168 millones de
trabajadores de 153 países y territorios y cuenta
con 304 afiliadas nacionales, entre las que está la
CUT COLOMBIA.
Carlos Rodríguez
Díaz
Presidente de la
CUT