En julio llegaba la noticia de que los
trabajadores y las trabajadoras del
frigorífico porcino habían firmado el primer
Convenio
Colectivo de trabajo en la planta
de la transnacional Smithfield Foods ubicada
en Tar Heel, Carolina del Norte. Tar Heel es
un pueblo muy pequeño ubicado en la zona
rural de Carolina del Norte, Estados Unidos,
donde se ubica este matadero con 5000
trabajadores y una faena diaria de 32.000
cerdos. SIREL conversó con el dirigente
nacional Mark Lauritsen, Director del Sector
Elaboración, Procesamiento y Distribución de
Alimentos de la UFCW que es el
Sindicato de
Trabajadores de
Alimentos y
Comercio de
Estados Unidos, afiliado a la UITA.
-Sabemos de una prolongada lucha de los
trabajadores de Smithfield en Tar Heel…
-Los trabajadores en Tar Heel habían
estado intentando organizar su sindicato por
más de 17 años en esa planta. Creo que hubo
muchos momentos en que la actitud de la
empresa fue muy “pendenciera”. Pero el
resultado final fue que estos trabajadores
tuvieron un proceso justo, lograron
establecer su sindicato y que los
empleadores se sentaran a negociar
colectivamente, con el broche de oro de
lograr un muy buen convenio.
-¿Cuál es el significado y trascendencia
de este convenio colectivo?
-Este convenio tiene gran importan-cia porque
se trata del matadero de ganado porcino más
grande del mundo.
Ahora las personas que trabajan en esa
planta tienen voz y ahora que su voz puede
ser oída, podrán mejorar sustancialmente su
situación laboral y las de los trabajadores
del sector porcino en todo el país, sea en
Smithfield, JBS-Friboi* o
cualquier otra compañía. Es decir que gran
parte de lo que ocurrió allí va a tener
efectos en todas las demás plantas
empacadoras de carne, estén ubicadas en los
Estados Unidos o en cualquier parte
del mundo porque Smithfield es una
compañía mundial.
Hacer oír la voz de estos 5.000 trabajadores
de Tar Heel a través de su sindicato
tiene gran peso.
Otro efecto, es que equipara a los
trabajadores de Tar Heel,
Carolina del Norte, con los demás trabajadores de la
industria de la carne, tanto en salario como
en beneficios, frenando la presión a la baja
en los salarios de los trabajadores del
sector porcino.
Por último, hay otro factor importante, no
solamente para los trabajadores locales,
sino para la integración nacional, y es que
cuando se hable de seguridad en el trabajo y
de condiciones laborales que los afectan
diariamente podrán alzar su voz. Cuando
detecten una situación de peligro va a haber
un comité donde trabajadores y trabajadoras
serán oídos, se trate de un problema
mecánico o ergonómico. Ahora podrán hacer
sus aportes en ese comité donde la voz de
los representantes de los trabajadores
tendrá el mismo peso que la voz de los
gerentes. Y, repito, tratándose de Tar Heel, la planta más grande de carne
porcina del mundo, no es un hecho menor.
-¿Cuál es tu mensaje final?
-Mi mensaje, no solamente para los
trabajadores de Smithfield sino para
todos los trabajadores que se desempeñan en
el procesamiento de alimentos en el mundo,
es manifestar el aprecio que sentimos en el
Sindicato de
Trabajadores de
Alimentos y
Comercio
de Estados Unidos
(UFCW por su sigla en inglés) por todo lo que han hecho por
nosotros desde la UITA. Esperamos
continuar así, trabajando unidos y mejor
coordinados para conquistar más beneficios y
un mayor respeto en el lugar de trabajo sin
importar el país o la compañía.
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