La dictadura
de Augusto Pinochet puso fin a muchos
derechos de los trabajadores, entre ellos la
ley del “porcentaje legal”, vigente desde
1942, según la cual en los establecimientos
de venta de bebidas y productos alimenticios
en que los clientes eran atendidos por
garzones o camareros, debía agregarse a la
cuenta de consumo un 10 y hasta un 20 por
ciento adicional, destinado a remuneración
del personal encargado de atender al
público. La mayoría de los trabajadores
gastronómicos recibía sueldos extremadamente
bajos y la ley del porcentaje les permitió
mejorar sus remuneraciones.
En agosto de 1981 la ley fue derogada. “Según los promotores
de la derogación, los trabajadores que la
percibían eran privilegiados y ganaban
rentas muy superiores a las de otros
trabajadores. Pero la derogación no
significó que las empresas disminuyeran los
precios de los productos que expendían,
productos que, en su mayoría, tenían el
porcentaje de recargo incorporado por el que
aún siguen pagando los clientes”, dice
Manuel Ahumada, presidente de la
Confederación General de Trabajadores (CGT),
quien se desempeñó por décadas como
trabajador gastronómico.
“Desde la constitución de la Confederación de Trabajadores
Gastronómicos de Chile (CTGACH),
organización de la que es continuadora la
CGT, una de las demandas centrales ha
sido la restitución de la ley del porcentaje
legal”, agrega Ahumada.
Desde 1990, con la vuelta de los gobiernos civiles, se han
presentado varios proyectos destinados a
recuperar el porcentaje legal. Propuestas
que, en su mayoría, han planteado la
“propina”, término que los trabajadores
gastronómicos rechazan tajantemente. Según los
sindicatos y trabajadores gastronómicos y de
hotelería, la propina es una “opción del
cliente” que premia la atención recibida,
mientras el porcentaje es un mecanismo de
remuneración que dignificaría a miles de
trabajadores.
Los sindicatos gastronómicos y hoteleros afiliados a la
CGT han señalado la necesidad de que
cualquier proyecto de ley considere como
base el 10 por ciento que establecía la ley
7.388, que sea complementario a los actuales
sueldos, que no sólo beneficie a los
garzones sino también al personal de aseo,
cajas y otros relacionados con el servicio
al cliente. Sindicatos afiliados a las
centrales CUT, CAT y UNT
no se han pronunciado aún.
El porcentaje es un derecho
conculcado que debe ser
restituido |
A pesar de la derogación de la ley por Pinochet,
varios establecimientos del ramo han pactado
con los garzones un sistema de “comisiones
por ventas”. “Este hecho demuestra la
factibilidad de una propuesta de ley que
restituya el porcentaje legal. Ejemplo de
ello es el restaurante de 'Coco' Pacheco
-chef y empresario pinochetista- quien
remunera a sus trabajadores con un 7 por
ciento de las ventas”.
Manuel Ahumada
afirma: “Rechazamos que algunos empresarios
utilicen la propina que es de los garzones
para distribuirla al final del día entre los
trabajadores del negocio, e incluso de esa
propina hagan descuentos ilegales como
reposición de loza quebrada, pérdida de
ceniceros, etc”.
El diputado independiente -ex PPD- Álvaro Escobar
presentó un proyecto de ley que regulará la
propina para los trabajadores de
restaurantes. Según los sindicatos
gastronómicos la solución al abuso que
cometió la dictadura no va por el lado de
legalizar un sistema voluntario de propinas.
Diputados de la Concertación han presentado
varios proyectos similares. Todos plantean
la “propina legal”, desconociendo el sentido
de la ley 7.388 y el sentir de los
trabajadores.
“Cualquier proyecto
que se presente debiera considerar dos
cuestiones fundamentales: tener como eje el
10 por ciento y eliminar el concepto de
'propina legal', toda vez que la propina es
un gesto voluntario del cliente.
Además, debe considerar no solamente a los
garzones, sino también al personal de aseo,
cajas y otros involucrados directamente en
el proceso. El porcentaje es un derecho conculcado que debe ser restituido”,
dice Manuel Ahumada.
En Chile, el 80 por ciento de
los trabajadores gastronómicos
recibe un sueldo base inferior
al mínimo |
El diputado socialista Marco Enríquez-Ominami señala:
“La mayoría de los chilenos no trabaja por
incentivos ni comisiones, sino por un sueldo
fijo.
Actualmente los sueldos de los meseros ni
siquiera llegan al mínimo, ya que los
empleadores consideran las propinas como
parte del salario total.
Junto con el diputado Álvaro Escobar
queremos terminar con este incentivo
perverso que tiene a los meseros especulando
con su sueldo. Sabemos que este es el primer
paso, poner el tema sobre la mesa para poder
discutirlo”, dice Enríquez-Ominami,
quien cree se puede llegar a un acuerdo con
el gremio “para fijar el 5 por ciento de la
propina obligatoria, y el otro 5 o 7 por
ciento como un monto variable, según la
voluntad del cliente”.
En muchos restoranes y hoteles la propina es administrada por
los empleadores que hacen un “pozo común” y
la reparten entre los trabajadores del salón
-garzones, ayudantes, bartenders, cajeros y
maitres- y trabajadores de la cocina
-cocineros de cuarto caliente, cuarto frío y
coperos-, a quienes arbitrariamente asignan
un porcentaje del total acumulado durante
una semana de trabajo mediante “sistemas de
puntos”. Muchos empleadores
que ocupan este sistema castigan a sus
trabajadores descontando propina por
atrasos, rotura de loza u otros motivos.
Por su parte, el diputado independiente Álvaro Escobar
agrega: “Parece inaceptable que los clientes
sean los responsables de asegurarle un
sueldo digno a un trabajador. La propina no
puede ser el sueldo de un trabajador
gastronómico. El responsable de pagar
sueldos justos siempre es el empleador. En
Chile, sin embargo, el 80 por ciento
de los trabajadores gastronómicos recibe un
sueldo base inferior al mínimo. Ha quedado
en evidencia la excusa que utilizan los
empresarios gastronómicos: ‘La propina es un
premio al buen servicio, y de hacerse
obligatoria se incentiva el mal servicio’.
Los empresarios, al poner el foco en una
cuestión que insulta al sentido común, nos
desvía por un momento del tema de los
sueldos para caer en una segunda aberración:
no sólo nuestra propina es el sueldo de sus
trabajadores sino que somos los clientes los
responsables de asegurar un buen servicio.
¿Cómo tributan los trabajadores
gastronómicos por un sueldo hecho a punta de
propinas? ¿Consideran las propinas en su
declaración de impuestos? ¿Sólo declaran el
sueldo base? ¿Cómo puede acceder a un
crédito un trabajador que declara sueldos
inferiores a 80.000 pesos (163
dólares aproximadamente)? ¿Qué dice la Inspección del Trabajo sobre todo este
asunto?”.
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