Argentina
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En 2015 sólo la mitad de los
mayores argentinos tendrá jubilación |
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El
envejecimiento de la población y el elevado índice de
trabajo informal en Argentina constituyen un cóctel de
efectos explosivos, como el hecho de que la mitad de los que
en el año 2015 sean mayores de 65 años no tendrán
jubilación.
Esa es la conclusión de un informe realizado por el privado
Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) en
coincidencia con una ley de jubilación anticipada, dirigida
a quienes estén desocupados y hayan realizado aportes
previsionales durante los 30 años reglamentarios pero no
tengan la edad necesaria –65 años los hombres y 60 años las
mujeres– para jubilarse.
Con la nueva ley se rebaja en cinco años la edad requerida.
IDESA destaca que esa iniciativa, que entrará en vigor el
uno de febrero, "no soluciona el problema de fondo, que es
que hay cada vez más ancianos pero menos jubilados".
En Argentina, según el censo de 2001, 3,58 millones de sus
36,2 millones de habitantes son mayores de 65 años. La
esperanza de vida para el período 2005-2010 es de 71,5 años
para los varones y de 79 años para las mujeres.
Los beneficiarios de la nueva ley son "un grupo selecto",
según IDESA, pues van a cobrar jubilación, cuando la
"tendencia" en Argentina y varios países de la región es que
la cantidad de personas que no tienen asegurado su futuro
después de retirarse del mercado laboral "es cada vez más
alta".
El instituto atribuye esa situación a varios factores, entre
ellos el hecho de que a raíz de las crisis y de dinámicas
demográficas desfavorables se fueron imponiendo requisitos
más restrictivos para el acceso al sistema previsional.
Por otro lado, influye el mal funcionamiento del mercado de
trabajo y su creciente "informalidad".
En 2004, los asalariados "en negro" representaban casi el 30
por ciento, casi la misma participación que los asalariados
registrados, y además había un 20 por ciento de autónomos
que en su gran mayoría no realizan aportes regularmente a la
seguridad social y otro 20 por ciento de desempleados,
algunos recibiendo ayudas del Estado.
En 1975, el 58 por ciento de la fuerza laboral argentina
tenía un empleo asalariado registrado, en 1985 el porcentaje
había caído al 52 por ciento y en 1995 estaba en el 40 por
ciento.
Por otro lado, en 1998 la Administración Nacional de la
Seguridad Social (ANSES) pagaba prácticamente tres millones
de prestaciones, seis años después apenas sobrepasan los 2,7
millones y se calcula que dentro de diez años serán sólo 2,4
millones.
"Aun suponiendo que no existieran personas con múltiple
beneficio (es decir, el caso de una persona que cobra de
manera simultánea jubilación y pensión), esto implicará que
apenas el 50 por ciento de la población mayor de 65 años en
el 2015 estará dentro de la cobertura del sistema
previsional", advierte IDESA.
El instituto señala que las cuentas de capitalización
individual para administrar los ahorros previsionales,
creadas en los años 90 cuando se reformó el sistema, han
mostrado ser un "estímulo muy débil" para que el trabajador
se preocupe de asegurarse un retiro digno "frente a los
incentivos a favor de operar en la ilegalidad".
En esto es decisivo –señala IDESA– el hecho de que en
Argentina más de dos tercios del empleo lo generan empresas
con menos de 25 trabajadores y para la mayoría de estas
unidades productivas los trámites burocráticos exceden sus
posibilidades administrativas y la carga tributaria nominal
supera sus márgenes de rentabilidad.
"Bajo estas reglas de juego, que imponen los tres poderes
del Estado argentino, los incentivos a operar en la
informalidad y la insolvencia son muy poderosos", señala el
instituto.
Por eso, mientras no medien cambios estructurales en el
mercado de trabajo, la seguridad social tendrá un enfoque
cada vez más elitista, en el sentido que solo llegan a ella
los que menos la necesitan, concluye IDESA.
EFE
18 de enero de 2005
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