El jueves 29 de julio entró en vigor la ley estatal SB 1070, conocida como
“antiinmigrante” por organizaciones de derechos humanos y activistas. El día
anterior, una jueza federal de Phoenix bloqueó algunos aspectos de la ley
por considerarlos anticonstitucionales.
Por
decisión de esta jueza, las fuerzas del orden no podrán detener
“sospechosos” de ser indocumentados; las personas no necesitan portar
documentos migratorios y los jornaleros agrícolas sí podrán reunirse en
ciertos lugares públicos en busca de empleos temporales.
Pero la
jueza dejó en pie aspectos que afectarán profundamente la vida de miles de
personas. Por ejemplo, una persona que transporte o “proteja” a un
indocumentado puede enfrentar prisión y cargos legales —esto incluye a
familiares—, y ninguna ciudad del estado puede declararse “santuario” y ser
flexible con los indocumentados.
Ya
Arizona —como casi todos los estados de Estados Unidos— dispone de
leyes que afectan a los inmigrantes sin papeles. Por ejemplo, los
estudiantes sin residencia legal no pueden recibir ayuda financiera para ir
a la universidad y deben pagar como extranjeros.
Aunque nadie
cantó victoria, sí se expresó alivio de que al
menos ciertas partes de la ley fueron
bloqueadas. Como era de esperarse, el gobierno
estatal dijo que apelará. |
Por eso,
durante los actos realizados el 29 de julio en varias localidades de
Arizona, especialmente en su capital, Phoenix, nadie cantó victoria. Aunque
sí se expresó alivio de que al menos ciertas partes de la ley fueron
bloqueadas. Como era de esperarse, el
gobierno estatal dijo que apelará.
El día se
inició con misas y marchas. Grupos de activistas realizaron protestas frente
a las oficinas del alguacil (sheriff) del municipio (condado) de Maricopa,
dentro del cual se encuentra Phoenix.
Este
alguacil es considerado un pilar de las tendencias conservadoras radicales
que han convertido la lucha contra la inmigración indocumentada en su
objetivo principal. El sheriff Joe Arpaio se vanagloria de ser el más
“duro” del país y, entre otras características, obliga a sus prisioneros a
usar ropa interior rosa y aloja a la mayoría de ellos en tiendas de campaña
bajo el sol inclemente de esta región desértica.
El 28 de
julio, al enterarse del bloqueo parcial a la ley SB 1070, declaró en
conferencia de prensa que él seguiría “combatiendo el crimen”, con o sin
ley. Para los conservadores radicales, los indocumentados son “criminales”
porque violaron la ley al entrar sin papeles al país y, posteriormente
aceptaron un trabajo sin la correspondiente autorización.
El clima
también aportó lo suyo en este día tan especial para Arizona y la lucha de
poderes que se vive en Estados Unidos.
Con el
termómetro rondando los 40 grados Celsius, por la tarde una tormenta ayudó a
soportar el calor pero poco después, como ocurre en los climas desérticos,
la humedad aumentó y terminó de “aguar la fiesta”.
Pasado el
mediodía, un contingente de activistas sindicales de California arribó a
Phoenix a manera de solidaridad.
Los
visitantes arribaron a la Iglesia San Mateo (o Saint Mathew) donde se
realizó un foro abierto.
“Estamos
aquí para asegurarnos que la SB 1070 nunca entrará en vigor”, dijo Arturo
Rodríguez, presidente del Sindicato de Campesinos (UFW, por sus
siglas en inglés), en referencia a una larga y dura lucha futura contra el
racismo en Estados Unidos.
“Queremos
expresar nuestra solidaridad con aquellos que quieren justicia social”.
Para
Floyd Glen-Lambert, presidente del Comité Judío Sindical, el tema de los
inmigrantes indocumentados debe tratarse desde una óptica laboral. “Ellos
trabajan duramente y contribuyen a nuestra sociedad”, dijo este nieto de
inmigrantes de europeos del Este. “Queremos derechos laborales, si hay una
persona explotada, luego muchas más lo estarán”.
“Tenía
una familia como muchas”, explicó Felipa Solorio, madre de cuatro
hijos. “Papá trabajaba y mamá se dedicaba a su familia”. Pero el 6 de mayo
su esposo le habló desde el trabajo y le dijo que algo malo estaba pasando.
El lugar
de trabajo estaba rodeado por agentes del alguacil. Los detuvieron. “La
mayoría no tenía antecedentes policiales”, dice sollozando Solorio,
cuyo marido fue finalmente deportado. “Coincidentemente, hoy es su
cumpleaños”.
La joven
Erika Andiola, de 23 años, narró la vida de una estudiante sin
papeles. “Mi familia vino de México no solo por razones económicas
sino también por violencia doméstica”, dijo.
Más
tarde, al terminar sus estudios de secundaria, Andiola se inscribió
en la Universidad de Arizona pero entonces se enteró de que, por carecer de
residencia legal, no podría pedir ayuda financiera. Pudo completar sus
estudios gracias a becas privadas.
“Ahora
tengo un título colgado en la pared”, dijo suavemente. Ella no puede
trabajar en ninguna empresa debido a su estatus migratorio.
“Esta ley
afectará a la industria agrícola”, explicó Arturo Rodríguez,
presidente de la UFW. “En Estados Unidos hay 1,6 millones de
trabajadores agrícolas. Se estima que al menos el 60 por ciento de ellos
carece de documentos”. Por eso, asegura Rodríguez, “la solución de
fondo es una reforma migratoria”.
El clima de
incertidumbre que vive la población inmigrante
parece no tener fin. |
Sin
embargo, ésta es elusiva. Desde hace años se habla de ella pero nunca llega.
Los
latinos, quienes votan mayoritariamente al Partido Demócrata, ven con
ansiedad que la promesa electoral de Barack Obama de proponer una
reforma migratoria “durante el primer año de mi administración”, no se
cumple. Peor aún, bajo el gobierno de Obama las deportaciones
aumentaron un 25 por ciento en comparación con 2007, el penúltimo año de la
presidencia de George Bush.
Por otra
parte, los republicanos se radicalizan más aún en sus posiciones
antiinmigrantes. Para peor, ya son 14 los estados que anunciaron estar
interesados en aprobar una ley similar a la SB 1070.
Arizona y
su ley SB 1070, que cruelmente busca penalizar a la inmigración
indocumentada sin proponer cambios en el terreno laboral y de analizar las
razones y soluciones a la expulsión de mano de obra por parte de países
vecinos como México, ha polarizado el tema migratorio y de relaciones
entre razas.
Pero
también el tema se ha radicalizado gracias a su uso por parte de políticos
que buscan votos fáciles en un momento donde las tensiones raciales parece
han llegado a su máxima expresión.
La ley SB
1070 entró en vigor el 29 de julio. Sus efectos ya se están sintiendo en
todo el país. Y durarán mucho tiempo.
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