En un nuevo informe
publicado hoy, Amnistía Internacional revela cómo en el centro de detención
estadounidense de Guantánamo, Cuba, se condena a miles de personas de todo
el mundo a una vida de sufrimiento, tormento y estigmatización.
El informe, titulado
Guantánamo: Vidas desgarradas. Los efectos de la reclusión por tiempo
indefinido en los detenidos y sus familiares, contiene testimonios de
varios ex detenidos y de sus familiares y evalúa el estado en que se
encuentran quienes siguen encarcelados en Guantánamo, incluidas las
novedades sobre la actual huelga de hambre y los intentos de suicidio.
Quinientos hombres de unas
35 nacionalidades están detenidos en Guantánamo. Decenas se encuentran ahora
en huelga de hambre y ha habido numerosos intentos de suicidio. Ninguno ha
podido apelar ante un tribunal sobre la legalidad de su detención. Nueve
continúan recluidos a pesar de que Estados Unidos ya no los considera
"combatientes enemigos".
"Para los detenidos y sus
familiares, Guantánamo sigue siendo una cruel realidad. A pesar de la
condena internacional generalizada, las autoridades estadounidenses siguen
intentando privar a todos los detenidos de su derecho a impugnar su
detención en tribunales de Estados Unidos", ha dicho Susan Lee, directora
del Programa Regional para América de Amnistía Internacional.
"Las demandas de los
huelguistas de hambre de Guantánamo no son polémicas: piden que se respeten
los derechos que les reconoce el derecho internacional, piden que los pongan
en libertad si no los van a acusar de ningún delito común reconocible
internacionalmente y solicitan que organizaciones como Amnistía
Internacional puedan acceder a ellos", ha añadido Susan Lee.
Según los testimonios
recogidos por Amnistía Internacional, algunas familias, que saben que sus
familiares están o han estado detenidos por Estados Unidos, no han recibido
comunicación de Guantánamo, o la que han recibido ha sido muy escasa. En
algunos casos no conocen el paradero de sus seres queridos y ni siquiera
saben si están vivos.
El informe de Amnistía
Internacional revela también que el tormento y el estigma no terminan en
Guantánamo. Para algunos, el traslado desde allí no ha sido más que cambiar
de un lugar de detención ilegal indefinida a otro. Para otros ha supuesto
continuar sufriendo hostigamiento, detención arbitraria y malos tratos.
Incluso para los que han vuelto a su país a reunirse con sus familiares y
amigos, las secuelas físicas y psicológicas de su paso por Guantánamo
permanecerán, y el estigma de haber sido calificados de "combatientes
enemigos" y de "lo peor de lo peor" por el presidente George W. Bush seguirá
con ellos el resto de su vida.
Nina Odizheva, madre de
Ruslan Odizhev, ex detenido ruso en Guantánamo, ha descrito cómo el tiempo
que pasó en Guantánamo ha afectado irremediablemente a su hijo: "Lo ha
cambiado [...] está totalmente enfermo [...] vive tomando medicinas para sus
principales órganos [...] intenta no mostrarme y contarme detalles para que
no me disguste [...] no tiene apetito [...] ya no es la misma persona [...].
"La administración
estadounidense no puede limitarse a hacer caso omiso a las consecuencias que
sus actos han tenido sobre los detenidos que han regresado a su hogar para
encontrarse con más abusos, con detenciones ilegales y con el estigma de
haber sido calificado como "lo peor de lo peor" por las autoridades
estadounidenses.
Amnistía Internacional pide
a las autoridades de Estados Unidos que:
- Publiquen una lista de
todos los detenidos por Estados Unidos en Guantánamo y en otros lugares;
- Juzguen o pongan en
libertad a todos los detenidos en Guantánamo;
- Cierren Guantánamo y
permitan el examen independiente de todos los centros de detención
estadounidenses;
- Investiguen todas las
denuncias de tortura y malos tratos de detenidos bajo la custodia de Estados
Unidos.
Amnistía Internacional
7 de febrero del 2006
Foto: www.cbc.ca