Dieciocho de los
países más pobres del mundo, que suponen una
población cercana a los 500 millones de personas,
han sufrido un retroceso en la mayoría de los
indicadores del desarrollo humano, según el Informe
de Desarrollo Humano de 2005 presentado por el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD). "Muchos países no sólo no están progresando,
sino que están retrocediendo y continuarán en esta
senda si la comunidad internacional no interviene",
explica Kevin Watkins, Director de la Oficina que
realiza el informe cada año.
Más de 12 países del
África subsahariana y seis de la antigua URSS son
los que se llevan la peor parte. En el caso africano
los expertos del PNUD señalan como causas los
conflictos, la falta de seguridad alimentaria y la
ya pandemia del SIDA.
El informe pone de
manifiesto la falta de voluntad política de los
países desarrollados para cumplir los Objetivos de
Desarrollo del Milenio (ODM) que se firmaron en el
año 2000 en la Cumbre del Milenio en Nueva York. El
PNUD sugiere que para cambiar la actual tendencia,
donde más de mil millones de personas viven con
menos de un dólar al día, donde 1.200 millones no
tienen acceso a agua potable y 115 millones de niños
no acceden a la educación, hay que exigir a los
gobiernos de todo el mundo cambios drásticos y
rápidos para que cumplan con sus compromisos con la
humanidad. Kernal Davis, administrador del PNUD,
denuncia que "el mundo tiene el conocimiento, los
recursos y las tecnologías para erradicar la extrema
pobreza, pero el tiempo se está acabando".
La desigualdad entre
los países del Norte y los empobrecidos del Sur es
un freno al progreso mundial hacia los ODM. Hoy, el
40% más pobre de la población mundial recibe sólo el
5% del total del ingreso mundial. Pero, además, la
brecha de desigualdad interior está debilitando el
vínculo entre el crecimiento económico y la
reducción de la pobreza. Watkins señala que "el 10%
más pobre de los brasileños es más pobre que sus
contrapartes de Vietnam, un país con un nivel de
ingreso menor". Estas desigualdades internas,
también, se están dejando notar en los países ricos.
En EEUU, el país más rico del mundo, estaban
creciendo los niveles de pobreza y son 37 millones
los estadounidenses que viven bajo el umbral de la
pobreza, según el censo de 2004.
El Informe de
Desarrollo Humano 2005 revela que para que los ODM
no queden en papel mojado, los países ricos tienen
que hacer un esfuerzo para mejorar el sistema de
ayuda internacional. El PNUD señala que la
cooperación internacional tiene que avanzar en sus
tres vertientes: ayuda al desarrollo, comercio y
seguridad internacionales.
Resulta necesario que
la ayuda al desarrollo llegue al compromiso del 0,7%
del PIB, tiene que estar mejor distribuida y mejor
enfocada para llegar a los países más pobres. Los
expertos proponen acabar con prácticas como la ayuda
condicionada que, en realidad, sólo supone un
beneficio para el país donante ya que obliga al
receptor a comprar determinados productos al país
que le da crédito. El 85% de la ayuda al desarrollo
de EEUU y el 50% de la española está dentro de este
escenario.
Unas reglas de
comercio internacional más justas también ayudarían
a conseguir un mayor desarrollo de los países
pobres. Si el África Subsahariana consiguiera
niveles de participación similares a los que tenía
en 1980, sus exportaciones se valorarían en 119.000
millones de dólares. Una cifra mayor que la ayuda al
desarrollo que recibe en la actualidad. Los países
del Norte han conseguido hacerse con un poderoso
escudo: los aranceles y las subvenciones públicas a
la agricultura. La UE y EEUU tienen unos impuestos
arancelarios cercanos al 13% para los productos de
los países más pobres, mientras que supera en poco
el 1% para los ricos.
Los conflictos armados
son la última barrera que los países pobres tienen
que superar. Producen un círculo vicioso, generan
pobreza y los países pobres tienen más posibilidades
de sufrir un conflicto violento. Los 32 países con
peor clasificación en el ranking de desarrollo, 22
han sufrido algún conflicto desde 1990.
Superar esta situación
de desigualdad está hoy en nuestras manos. La
sociedad civil tiene que exigir que los ODM no dejen
de estar en la agenda internacional, como EEUU
pretende. La próxima Cumbre Mundial, que tendrá
lugar en Nueva York durante los próximos días y que
reunirá a la mayor cantidad de jefes de estado y de
gobierno de la historia, tiene que ser un revulsivo
para seguir luchando por erradicar la pobreza y
conseguir un mundo más justo.