Aunque las
ciudades sólo representan un 0,4% de la superficie total del planeta, 3.000
millones de personas viven en las grandes ciudades. En menos de veinte años
habrá 1.100 millones de personas que vivan en la pobreza dentro de ellas si
no se producen mejoras en las infraestructuras. Las ciudades verdes piden
paso.
Más de 3.000 millones de personas viven en grandes ciudades.
Por primera vez en la historia, el
número de personas que habitará en áreas urbanas será mayor que las que
viven en zonas rurales, según anuncia el informe El Estado
del Mundo 2007 publicado por el Worldwatch Institute.
Las ciudades fueron siempre consideradas como focos
insalubres y antinaturales para vivir y formar una familia.
En 1900, tan sólo un 10% de la población
mundial habitaba en ciudades. Poco a poco, las ciudades se
convirtieron en lugares para la esperanza, donde se podía encontrar trabajo
y mejorar la calidad de vida. Se obtuvieron mejoras en el acceso a las
necesidades básicas, al agua potable, a la electricidad… Los urbanitas
empezaron a considerarse seres privilegiados.
Sin embargo, la pobreza sigue presente en las grandes
ciudades. Un tercio de su población vive hacinada en suburbios donde las
necesidades básicas no están aseguradas. El
Worldwatch
Institute advierte de que
si las prioridades de desarrollo no cambian,
habrá más de 1.100 millones de habitantes urbanos que vivan en la pobreza en
menos de veinte años. La Comisión Africana ha identificado
el problema de la urbanización como el segundo gran desafío del continente,
sólo por detrás de la pandemia del sida.
Las ciudades tan sólo representan el 0,4% de la
superficie del planeta. Y para que sigan siendo el motor económico de desarrollo social y el
principal generador de riqueza que son hoy, según Naciones Unidas, hay que
mejorar sus infraestructuras, el transporte y la salud de sus habitantes por
medio de un desarrollo sostenible.
Las ciudades se encuentran amenazadas por lo que ellas mismas
han provocado: desigualdad, exclusión y contaminación. En grandes ciudades,
como Shanghai, Nueva York o Los Ángeles, conviven la riqueza más descarada
con personas que viven en casas de cartón.
Más de 18 millones de personas sobreviven en
caravanas en Los Ángeles. Es lo que se conoce como el Cuarto
Mundo; personas excluidas de una sociedad individualista que se caracteriza
por el hiperconsumo de bienes y de recursos naturales.
Más de ochocientos millones de personas en todo el mundo se
encuentran dentro de la red de abastecimiento a las ciudades de productos
agrícolas, mientras que más de 800 millones de personas en el mundo se
mueren de hambre. Además, las ciudades son grandes consumidoras de energía:
electricidad, calefacciones, sistemas de refrigeración y de transporte… Por
eso son las áreas más contaminadas y las que generan más contaminación en el
mundo. De las 33 ciudades que se
prevé que tengan más población en los próximos años, 21 son ciudades
costeras que estarán en peligro por la subida del nivel del mar,
consecuencia del calentamiento global del planeta.
“Un niño que vive en un suburbio de cualquier ciudad de la
Tierra se enfrenta a diario con la violencia y las enfermedades, mientras
que la educación y la salud son una esperanza lejana”, denuncia el informe
citado. La solución pasa porque las administraciones públicas aboguen por la
educación, por la mejora de las infraestructuras y por políticas de
integración para acabar con la exclusión.
Desde 1970 hasta el año 2000, la ayuda al
desarrollo destinada a las ciudades ha sido de 60.000 millones, un 4% de la
ayuda mundial.
Las ciudades verdes y humanas están pidiendo paso. En Bogotá,
Colombia, se ha puesto en marcha un sistema rápido y limpio de transporte
que ha reducido la contaminación y ha mejorado la calidad de vida de sus
habitantes. En Rizhao, China, los semáforos y las farolas funcionan con
energía solar. En Karachi, Pakistán, se está llevando a cabo el Proyecto
Orange gracias al cual muchos de sus residentes cuentan con agua potable
en sus casas a través de un sistema de canales.
La falta de planificación urbana tiene que llegar a su fin.
Ciudades con 20 y 40 millones de
habitantes son inviables e insanas, una fuente de pobreza y desarraigo.
Hay que “soñar” ciudades a la medida de los hombres. Un espacio de
convivencia donde haya lugar para la conversación y la buena vecindad y
donde sus habitantes sigan un modo de vida sostenible.
Ana Muñoz
Centro de Colaboraciones Solidarias
5 de febrero de 2007
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