El hambre o el agravamiento de las condiciones de vida de la mayoría de la población en el mundo

Desigualdad y Hambre
 

 

La crisis económica de 2008-2009 ha traído distintas consecuencias en el aparato productivo mundial. Una de ellas, de gran significancia, es lo que ocurre en el sector agrícola. Antes del estallido de la crisis se habían  percibido algunos problemas en el sector agrícola en el mundo, particularmente en el área de los precios de los productos agrícolas.

 

La producción

 

Uno de los resultados de la crisis económica es la rápida reducción de los ingresos de la población, de tal suerte que los incrementos permanentes en los precios de los alimentos siguen limitando el acceso de estos bienes a un gran número de grupos de población de ingresos menguados, concretamente aquéllos que gastan una parte considerable de sus ingresos en la satisfacción de sus necesidades alimentarias. La consecuencia de este proceso ha sido que los sectores más afectados en el mundo sean la población urbana pobre y los compradores netos de alimentos de las áreas rurales.

 

Ahora bien, veamos la forma en que ha dado respuesta la agricultura mundial a los requerimientos de la población desde el punto de vista de la producción. De acuerdo con los cálculos basados en los índices de producción de la FAO y en OCDE-FAO, la producción agrícola mundial creció 3.9  por ciento en 2008 con respecto a 2007; en 2009, los países de África y Asia y el Pacífico crecieron entre 2 y 2.5 por ciento, el CEI bajó en alrededor del 3 por ciento, los países industrializados disminuyeron su producción en casi 2 por ciento, en tanto que Latinoamérica creció en más del 4 por ciento.

 

Todo esto se tradujo en un crecimiento agrícola mundial cercano al 2 por ciento. Esto es, así como en la crisis económica en general los países atrasados están haciendo que la economía mundial salga a flote, lo mismo está ocurriendo en el ámbito agrícola.

 

Comercio agrícola y precios

 

En mayo de 2009, tras un nuevo repunte de los precios internacionales de algunos de los principales productos alimenticios básicos (a excepción del arroz y la carne), el índice se situó en 152, casi un 30 por ciento por debajo de su nivel máximo alcanzado en junio de 2008. No obstante, aun así era un 70 por ciento superior al valor del año 2000.

 

La mayoría de los precios agrícolas ascendieron durante 2007 y 2008, años de precios altos, pero el hecho de que los de los alimentos básicos, en especial los cereales y los aceites vegetales, fueran los que más subieran y mostraran la mayor variabilidad, llamó la atención ya que estos productos constituyen los componentes fundamentales tanto de los ingresos rurales como de las dietas de la población pobre de los países en desarrollo.

 

La disminución de los precios de los productos alimenticios básicos se imputa principalmente al descenso de la demanda de los consumidores, cuestión que se debe a los exiguos ingresos de la gente por lo que no tiene capacidad adquisitiva para comprar lo bienes que requiere.

 

Al mismo tiempo, esta baja en los precios tiene como causa las importaciones realizadas de estos productos, la limitación de créditos y la reducción de la demanda de materias primas para la producción de agrocombustibles como consecuencia del descenso de los precios energéticos.

 

Por otra parte, los indicadores del lado de la oferta también han contribuido de forma significativa al descenso de los precios, en especial debido a la notable respuesta de la oferta de cultivos en 2008, y a la disminución de los precios de los insumos, sobre todo para el transporte.

 

En abril de 2009 los precios nacionales en los países en desarrollo eran, en general, muy altos, a pesar de que los precios internacionales se hallaban considerablemente inferiores que en 2008. Los precios internacionales de exportación de maíz, sorgo, trigo y arroz eran, respectivamente, un 31, 38, 39 y 30 por ciento inferiores que 12 meses antes, y entre un 37 por ciento y un 53 por ciento inferiores a los picos alcanzados en 2008.

 

La situación social

 

Todo este panorama se tradujo en mayores presiones al sector agrícola. Así, según las estimaciones actuales de la FAO, el número de personas subnutridas en el mundo en 2008 se elevaba a 915 millones, la cifra más alta de las calculadas en los últimos tres o cuatro decenios, pudiéndose llegar a 1,020 millones de personas subnutridas durante 2009.

 

La crisis está afectando a grandes sectores de la población. Las personas que se vieron perjudicadas en mayor medida por la crisis de los precios altos de los alimentos (la población rural sin tierras, los hogares a cargo de mujeres y la población urbana pobre), se encuentran en una situación particularmente precaria.

 

Evidentemente, nuestro país (México) no escapa a estas tendencias: en 1991 el 57.9 por ciento de los pequeños productores percibía un ingreso diario menor a un salario mínimo mensual; este porcentaje se incrementó a 77 por ciento en 2003 (Valenzuela, 2007), y es posible que rebase el 80 por ciento en estos momentos. Si se sabe que para adquirir la canasta básica se necesitan 2.46 salarios mensuales, entonces podremos percatarnos de la magnitud del problema.

 

 

En México,

Víctor Palacio Muñoz*

Rel-UITA

10 de agosto de 2010

 

 

 

 

* Profesor-investigador del Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial de la Universidad Autónoma Chapingo. Investigador Nacional.

Ilustración: Rel-UITA, Allan McDonald

 

BIBLIOGRAFÍA

1) FAO, El estado mundial de la agricultura y la alimentación: 2009, ed. FAO, Roma, 2009.

2) Valenzuela, Dolores, Los ingresos agropecuarios en México de 1991 a 2003, tesis de licenciatura, Facultad de Economía, 2007.

 

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