Más de 850 millones de
personas padecen hambre en el mundo, de los cuales un 95 por
ciento se encuentra en los países en vías de desarrollo;
además, el 33 por ciento de las personas que viven en el
África Subsahariana padecen malnutrición. Estas son algunas
de las cifras recogidas por el informe de la Organización de
las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), en el que se aborda una de las grandes lacras del
planeta. Paradójicamente, la producción de alimentos crece
cada año muy por encima de lo que lo hace la población
mundial.
“El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo”, este
es el título del informe anual que presentó la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) el pasado 22 de noviembre en Roma analizando la
situación mundial del hambre.
Las cifras que se han presentado en este informe deberían
enrojecer a la comunidad internacional. Seis millones de
niños mueren cada año a causa de enfermedades infecciosas
curables como la diarrea, neumonía o el sarampión, males que
no pasan de la simple anécdota en los países desarrollados;
el 33 por ciento de las personas que viven en el África
Subsahariana padecen malnutrición; más de medio millón de
mujeres mueren al año por complicaciones en el embarazo y el
parto, el 99 por ciento en los países en vías en desarrollo,
muertes que tienen en la malnutrición una de las causas
principales.
Seis millones
de niños mueren cada año a causa de enfermedades
infecciosas curables como la diarrea, neumonía o
el sarampión, males que no pasan de la simple
anécdota en los países desarrollados; el 33 por
ciento de las personas que viven en el África Subsahariana padecen malnutrición; más de medio
millón de mujeres mueren al año por
complicaciones en el embarazo y el parto, el 99
por ciento en los países en vías en desarrollo,
muertes que tienen en la malnutrición una de las
causas principales.
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Erradicar el hambre y la pobreza es el primero de los
llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM),
considerado fundamental para alcanzar el resto de las metas
fijadas por Naciones Unidas. En el año 1996 tuvo lugar la
llamada Cumbre Mundial de la Alimentación en Roma donde se
extrajo la siguiente afirmación por parte del presidente
Romano Prodi: "La Declaración de Roma nos pide que
reduzcamos a la mitad el número de personas que padecen
desnutrición crónica en la tierra para el año 2015 (…). Si
cada uno de nosotros da lo mejor de sí, considero que
podremos alcanzar incluso superar la meta que nos hemos
fijado." En el prefacio del informe de este año encontramos
esta declaración por parte de Jacques Diouf, Director
General de la FAO, “los esfuerzos por disminuir en un
cincuenta por ciento antes de 2015 el número de personas que
padecen hambre en los países en vías de desarrollo avanzan
muy despacio y la comunidad internacional se halla muy lejos
de alcanzar los objetivos”, sentencia que echa por tierra
cualquier deseo expresado hasta el momento.
La FAO advierte de que la solución del problema del hambre
supondría mejoras en otros muchos campos como el
analfabetismo o la desigualdad entre hombres y mujeres.
Además, reduciría las consecuencias del sida/VIH y otras
enfermedades, sobre todo, en África. Pero no se puede ser
optimista. Por las cifras presentadas, América del Sur y el
Caribe son casi las únicas regiones en desarrollo que pueden
cumplir en el año 2015 lo esperado, (recordemos que es
reducir a la mitad la población hambrienta, no su
erradicación), pero tampoco con total seguridad.
En el caso del África Subsahariana se produce la paradoja
que el ritmo de reducción era más rápido en la década de los
noventa que en la actualidad, por lo que alcanzar el
objetivo marcado es casi una quimera. Hay que destacar que
estas cifras se presentan por continentes y por regiones y
no por países como solicitan muchas organizaciones no
gubernamentales ya que consideran que de esta forma se
pueden maquillar las cifras.
Paradojas
El informe de la FAO asegura que hay que incrementar la
producción agrícola para reducir el hambre y para ello aboga
por una serie de condiciones como aumentar las inversiones
en la agricultura o desarrollar las infraestructuras
rurales. ¿No sería mejor hacer una distribución más
equitativa de los alimentos del mundo? No hay carestía, sino
mal reparto.
Al año la población
mundial crece a un ritmo de 1,4 por ciento, mientras que los
recursos alimenticios lo hacen a un 18 por ciento;
mientras que casi mil millones de personas padecen hambruna,
en los países desarrollados se extiende el problema de la
sobrealimentación; y la FAO parece olvidar, que algunos de
los países con mayor producción de alimentos como Argentina
o Brasil, presentan grandes porcentajes de personas
hambrientas entre su población. También consideran que la
paz interna de lo países es fundamental para poder mejorar
la situación de hambruna. Es razonable, pero no parece
lógico que se vierta esta afirmación y luego no se tome
ninguna acción para detener las más de treinta guerras vivas
que hay actualmente en el mundo y que se desarrollan en la
clandestinidad ya que ni se dan a conocer ni se informa de
ellas.
"Tenemos la posibilidad de hacerlo, tenemos los
conocimientos prácticos, tenemos los recursos y, con la
Declaración de Roma y el Plan de Acción, hemos demostrado
que tenemos la voluntad necesaria." Esta afirmación rotunda
fue pronunciada por Diouf en el año 1996 al culminar la
Cumbre Mundial de la Alimentación. ¿Entonces?
Christian Sellés