Justo cuando las calles se iluminan para animar el
consumismo navideño, el Instituto Nacional de
Estadísticas nos certifica con sus groseros datos que en
España hay un
20% de la población que vive por debajo del umbral de
pobreza; es decir, que ocho millones de personas tienen
ingresos inferiores a 18 euros al día, y que la tasa
relativa de pobreza de las personas mayores de 65 años
es de casi el 50%.
Algunos
avispados analistas dicen no es para tanto, porque la
pobreza es una situación relativa y que, según otras
definiciones, se consideran pobres sólo a los
que viven con menos de 1
dólar al día, que son el 17% de la población mundial.
Vamos, que en España casi no hay pobres. Y es que,
ciertamente, la pobreza es una situación relativa, como
explica la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid
en su autobiografía de encargo, cuando comenta que su
sueldo a veces no le permite llegar a fin de mes, entre
otras cosa porque el palacete donde vive gasta mucho en
calefacción.
Una
vergüenza que no pasa ni en el tripartito de Cataluña, y
así se pierden aquellos actos tan bonitos de "siente un
pobre a su mesa el día de navidad" tan queridos por la
sección femenina del franquismo. No es raro que en un
acto de solidaridad algunas asociaciones ciudadanas
estén realizando colectas para poder ayudar a la pobre
Espe. Aunque, ya se sabe, siempre hay descontentos como
CC.OO. con su participación en la campaña internacional
"Rebélate contra la pobreza" o su contribución a la
recién aprobada Ley de Dependencia, nacida del diálogo
social, a la que habrá que poner apellidos de
financiación adecuada y calidad de los servicios.
Claro
que otros piensan que lo que tienen que hacer los pobres
es jugar a la lotería.
Jorge Aragón
Gaceta Sindical
12 de diciembre de 2006