Guatemala es el país
de América Central con la mayor cantidad de niñas y niños ocupados laboralmente,
donde a menudo se comienza a trabajar desde los cinco años de edad. La niñez
trabajadora, además, es mal pagada o no tiene salario, pero sobre todo recibe
malos tratos por parte de sus empleadores.
Acabar con el trabajo infantil
en Guatemala y el resto de los países de la región, Panamá y
República Dominicana, es una de las prioridades de los gobiernos de la
región que sehan unido para desarrollar la denominada Ruta1
para
hacer de esta área una zona libre
de trabajo infantil. Actualmente hay 2,5
millones de niñas, niños y adolescentes trabajadores en América Central, Panamá
y República Dominicana, según datos de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT). La gran mayoría de esos empleos es considerada la peor
forma de trabajo infantil.
La Hoja de Ruta marcará el
camino para cumplir las metas establecidas en la Agenda Hemisférica de la OIT
2006-2015, para generar Trabajo Decente en las Américas y así eliminar
las peores formas de trabajo infantil para 2015 y su totalidad en 2020. La
situación laboral infantil en Guatemala preocupa porque vulnera los
derechos de la infancia, expresa Nery Rodenas, de la Oficina de los
Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG).
Según datos del Instituto
Nacional de Estadísticas, aquí se emplea por lo menos a 528.000 niños y niñas de
entre 7 y 14 años, y el número aumenta a 1 millón de menores si se suma la
población empleada entre los 14 y los 18 años. Karina Javier,
consultora nacional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),
indica que, como en el resto del mundo, la actividad que más involucra a esa
población infantil guatemalteca en el mercado laboral es la agrícola, que
concentra a buena parte de la niñez rural en la cosecha de café, corte de caña,
siembra y corte de brócoli, entre otros.
Esa misma situación también afecta a la infancia salvadoreña, que tiene a
300.000 niñas y niños trabajando, según el Ministerio de Trabajo y Previsión Social. La gran
mayoría está empleada en el corte de caña, recolección de moluscos en los
bosques salados2, recolectores de basura y pirotecnia. Marvin Rabanales,
de la ODHAG, señala que el trabajo agrícola, que emplea al 74 por ciento
de las niñas y niños ocupados, es el que más vulnera su derecho a educarse. La
niñez a la que se refiere
Rabanales no concluye
siquiera el primer grado escolar. Ya en una ocasión la ministra de Educación,
Ana de Molina, señaló que del millón de niñas y niños que no acude a una
escuela, 31 por ciento lo hace por trabajo.
La pobreza, sin embargo, parece
ganar la pulseada a quienes buscan erradicar el trabajo infantil en Guatemala,
ya que de los 14 millones de habitantes del país, 6 millones son pobres y 1
millón vive en extrema pobreza, destaca la Encuesta Nacional de Condiciones
de Vida 2006. Más de la mitad de la niñez trabajadora habita en esos hogares,
donde las familias están conformadas por ocho miembros y sólo poseen un dólar al
día para comer, vestir y movilizarse.
De ahí que el documento "La
niñez Guatemalteca en Cifras", de UNICEF, destaque en su última edición
que las niñas son contratadas por 50 dólares al mes para trabajar 60 horas a
la semana por lavar, planchar, cocinar, limpiar y cuidar niños, cuando el
tiempo de labor de un adulto es de 47 horas semanales. En 2000 la Oficina de los
Derechos Humanos del Arzobispado reportó 93.000 niñas, entre los 10 y 14 años
edad, en esa situación.
Para la OIT, la
explotación laboral infantil viene desde la familia y la comunidad. Se da
generacionalmente y existe resistencia socio-cultural para su erradicación, como
ocurre en el área rural, donde la niñez debe contribuir al sostenimiento del
hogar y tiene que emigrar a los cortes de café. De ahí que para ese organismo
internacional, proyectos como "Mi Familia Progresa", propuesto por el gobierno,
resulte esperanzador. Este programa se basa en transferencias de 20 y 50 dólares
mensuales a las familias, a cambio de enviar a sus hijos a la escuela, lo cual
se desarrollará en los sitios más pobres.
Alba Trejo
SEMlac
22 de octubre de 2008
|