La nueva ley
de inmigración de EE UU tratará a los inmigrantes ‘sin papeles’ como a
delincuentes. Sin embargo, la inmigración es necesaria para mantener su
sistema sanitario y de pensiones.
Cada día 8.000 estadounidenses cumplen 60 años. El envejecimiento de
población es uno de los mayores desafíos a los que se enfrentarán los países
occidentales para poder conservar el crecimiento económico y mantener el
Estado del bienestar. La inmigración ayudará a sostener el desarrollo
económico de estos países.
Más de 75 millones de ciudadanos nacieron en Estados Unidos entre 1946 y
1964, la etapa de explosión demográfica conocida como baby boom. El censo de
población estadounidense augura problemas para el funcionamiento del sistema
sanitario y de pensiones durante las próximas décadas. “La presión sobre el
presupuesto será enorme y es improbable que el crecimiento pueda anularlo
por sí solo”, advertía a principios de año el expresidente de la Reserva
Federal, Alan Greenspan.
El gasto federal en seguridad social y asistencia sanitaria durante 2004
representaba el 8% de PIB. Las previsiones oficiales de la Reserva Federal
estiman este gasto en el 13% para 2031, cuando todos los ciudadanos que
pertenecen a la generación del baby boom hayan cumplido los 65 años. Si en
la actualidad hay 3,3 trabajadores por cada beneficiario de la Seguridad
Social, en 2031 serán 2,1.
La inmigración añade a la población estadounidense una persona cada 31
segundos. Hoy son 33 millones los inmigrantes que viven en Estados Unidos,
un 12% del total de la población. Un millón entran de manera ilegal cada
año. Personas que desempeñan trabajos que pocos naturales desean ocupar,
ayudan a rejuvenecer la población que encontrarse en situación legal
contribuirían con el pago de impuestos a sostener el sistema sanitario y de
pensiones.
La situación en Europa es similar. La oficina europea de Estadísticas (Eurostat),
en un informe reciente, estima que la población europea aumentó el año
pasado en dos millones de personas gracias a la llegada de inmigrantes. La
natalidad europea se encuentra estancada. En 2005 nacieron casi cinco
millones de niños frente a los 4,8 millones en 2004. De no ser por la
llegada de estos inmigrantes la población europea habría descendido
notablemente.
España fue el país europeo que acogió a un mayor número de inmigrantes en
2005, algo más de 650.000. Pese a que seis de cada diez españoles piensan
que hay demasiados inmigrantes y que éstos dificultan el acceso al mercado
laboral, la inmigración está colaborando a aumentar el número de afiliados
a la seguridad social. La Encuesta de Población Activa refleja que el 42,5%
de los puestos de trabajo fueron ocupados en 2005 por inmigrantes. Gracias,
en gran medida, al proceso de regularización extraordinaria desarrollado el
año pasado por el gobierno de Zapatero, España ha alcanzado la tasa de paro
más baja de los últimos veintiocho años. Casi la mitad de los nuevos
afiliados a la Seguridad Social en 2005 fueron inmigrantes según los datos
del Ministerio de Trabajo. Un ejemplo de cómo la regularización de
inmigrantes contribuye a sostener el desarrollo de un país en el que apenas
se producen nacimientos.
La Administración Bush está a la espera de que el Senado apruebe la nueva
ley migratoria que tratará como delincuentes a todos los sin papeles. Los
inmigrantes que no se encuentren en situación legal podrían ser condenados a
penas de cárcel en lugar de ser deportados. Además, la ley prevé la
construcción de un muro de 1.200 kilómetros a lo largo de la frontera con
México, por donde pasan cerca de 400.000 mexicanos cada año en busca de una
vida mejor. Según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, el
70% de los emigrantes mexicanos viajan al norte sin documentación.
En lugar de crear condiciones idóneas para que los inmigrantes puedan
contribuir a mantener y aumentar el Estado de bienestar estadounidense, la
ley podría crear rechazo hacia los inmigrantes y promover el
antiamericanismo en los países del Sur.
EEUU y Europa necesitarán inmigrantes para rejuvenecer la población y ocupar
puestos de trabajo que garanticen las pensiones y el sistema sanitario. La
inmigración, para ser útil, requiere un ordenamiento jurídico de integración
social que reconozca que nos necesitamos y que, con independencia del lugar
en el que hayamos nacido, todos somos ciudadanos de derecho. Los muros sólo
representan sociedades que quieren encerrarse en sí mismas.
Alberto Sierra
CCS -
España
10 de
febrero de 2006