Más migrantes necesitan
protección |
El número de migrantes de la región aumentó desde 21 millones de personas en
el 2000 a casi 25 millones en 2005, sumando el 13% del total mundial. Esta
cifra revela la necesidad de impulsar medidas para la gobernabilidad de la
migración internacional desde una perspectiva latinoamericana, facilitar la
movilidad, potenciar externalidades positivas y protejer los derechos
humanos de todos los migrantes, sostiene la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL).
El documento "Migración internacional, derechos humanos y desarrollo en
América Latina y el Caribe" fue presentado ante los delegados de los
gobiernos reunidos en el 31° período de sesiones de la CEPAL, que tiene
lugar en Montevideo del 20 al 24 de marzo. Allí se ofrecen orientaciones
para hacer frente a los desafíos y oportunidades para el desarrollo que
presenta la migración, con un enfoque de los derechos humanos de los
migrantes y sus familias.
México, la Comunidad del Caribe y Colombia, tienen la mayor cantidad de
emigrantes, superando el 1 millón de personas en cada caso. Otros nueve
países sobrepasan el medio millón (Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, Haití, Perú y República Dominicana) cada uno. En varios
países caribeños más del 20% de la población se encuentra en el exterior,
mientras que en América Latina los porcentajes más altos corresponden a Cuba
(8,7), El Salvador (14,5), México (9,4), Nicaragua (9,6), República
Dominicana (9,3) y Uruguay (8,3).
Estados Unidos sigue siendo el destino preferido. Hacia el 2004 había 18
millones de inmigrantes provenientes de la región y junto a sus
descendientes nacidos allá ya son la primera minoría étnica del país. Entre
sus características destacan los fuertes lazos que este grupo mantiene con
sus países de origen. Por otro lado, casi la mitad de los latinoamericanos y
caribeños vive en forma indocumentada.
El estudio de la CEPAL registra también la ampliación y diversificación de
los destinos de la migración. Desde los años 90 ha aumentado el número de
latinoamericanos que se dirige a Europa (en particular a España), Japón y
Canadá, que se estima en 3 millones de personas. España es el segundo
destino de la emigración regional, con 1,2 millones de personas en 2004.
Argentina, Costa Rica y Venezuela se mantienen como los principales destinos
de la migración intraregional, aunque ahora hay países que combinan su
condición de receptores con la de emisores, de tránsito y retorno (varios
Estados insulares del Caribe, México, los países del Istmo Centroamericano y
algunos del Cono Sur).
Estos migrantes suman 3 millones de personas y se desplazan entre países
fronterizos o geográficamente cercanos, lo que coincide con las iniciativas
destinadas a la facilitación de la movilidad en la Caricom, el Mercosur y la
Comunidad Andina de Naciones.
La mitad de los migrantes internacionales de la región son ahora mujeres,
que viajan muchas veces solas en busca de oportunidades laborales y se
ocupan en servicios domésticos. La migración calificada sigue causando
pérdidas para los países emisores, y el potencial beneficio a través de la
circulación y del retorno no parece materializarse. En todo caso, existen
iniciativas en varios países para establecer vínculos con sus comunidades de
emigrados y apoyar redes científicas asociadas a las diásporas. La situación
de los países de economías más pequeñas preocupa por la emigración de
profesionales, especialmente de sus enfermeras y profesoras. Los países más
poblados experimentan igualmente pérdidas sensibles en áreas especializadas
y su flujo constante amenaza las masas críticas de conocimiento.
Otro rasgo novedoso de la migración es el gran crecimiento de las remesas,
que se han transformado en una de las principales fuentes de financiamiento
externo para la región. México, Brasil y Colombia concentran más del 60% de
las remesas percibidas en la región, y un 20% es captado por Guatemala, El
Salvador y República Dominicana.
Las remesas reflejan la vinculación de los trabajadores migrantes y son un
apoyo a la economía nacional que desafía a las políticas públicas. En países
como Haití, Nicaragua y Honduras representan el 24%, 11% y 10% del PIB,
respectivamente, y en economías más grandes como las de El Salvador y
República Dominicana, el 14% y el 10%. Su utilización, su medición, los
costos de transferencia, el potencial productivo, son temas de debate. Un
estudio reciente de la CEPAL indica que su repercusión en términos de
pobreza en toda la población es poco significativa, si bien para los hogares
que las reciben son un ingreso estratégico.
Junto con ser una salida al desempleo y la falta de oportunidades, la
migración internacional acarrea crecientes riesgos y vulnerabilidades. Los
derechos humanos de muchos migrantes, ya sea a lo largo de sus travesías,
durante su inserción en las sociedades de destino o durante el proceso de
repatriación, suelen ser vulnerados de manera alarmante, señala la CEPAL.
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